Viernes, Abril 11

En el Perú, tener cáncer y vivir lejos de Lima puede ser, además de doloroso, brutalmente injusto. El 70% de los recursos oncológicos del país están centralizados en la capital. Eso significa que, en algún momento, la mayoría de pacientes diagnosticados con cáncer en regiones deben trasladarse para acceder a tratamientos especializados en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) u otros de la Red Oncológica Nacional del Perú. Pero, ¿cómo hace una familia de escasos recursos de Ayacucho, Iquitos o Puno para costear un pasaje, la estadía en Lima y los gastos asociados al acompañamiento de un ser querido que está luchando por su vida? Muchos simplemente no pueden. O renuncian al tratamiento. O lo interrumpen. O viven en condiciones indignas mientras reciben quimioterapia o radioterapia, durmiendo en la calle, en los pasillos de los hospitales, o en albergues improvisados.

Hace 65 años, una mujer visionaria, Frieda Heller, creó la Fundación Peruana de Cáncer justamente porque identificó esta necesidad urgente: brindar un albergue digno para quienes vienen de lejos a luchar por su vida. A partir de esa visión solidaria nació el primer albergue que acogió a pacientes y familiares, dándoles no solo un lugar donde dormir, sino contención, esperanza y humanidad.

Hoy, esa misión continúa con más fuerza. Miguel de la Fuente, CEO de la Fundación, explica que ante esta realidad nace el proyecto Hogar Ponle Corazón, una iniciativa pensada para ofrecer alojamiento, alimentación y apoyo integral a pacientes que llegan a Lima sin nada más que la voluntad de luchar.

El primer albergue se ubicó en la avenida Tacna, en el centro de Lima, cerca del antiguo hospital de enfermedades neoplásicas. Hace 35 años, nos trasladamos a la avenida Primavera, a una casa donada por Southern Perú, una vez concluida la construcción del actual INEN. Aunque fue remodelada y ampliada, nunca fue diseñada como un albergue”, explica De la Fuente. “Por eso, desde hace años soñamos con construir un nuevo albergue que nos permita duplicar la atención integral y completamente gratuita que brindamos a nuestros huéspedes: pacientes del INEN que, mientras luchan por su vida, encuentran aquí un hogar lejos de casa”, añade.

El nuevo albergue integrará además servicios de rehabilitación física, programas educativos para que niños y jóvenes continúen con sus estudios, y hasta programas de empleabilidad para ayudar a que los pacientes y sus familiares puedan reintegrarse a la sociedad una vez finalizado el tratamiento.

Queremos construir más que un edificio. Queremos construir esperanza. Un lugar donde sanar también signifique volver a soñar”, destaca.

Nueva esperanza

Actualmente, la Fundación alberga a unos 75 huéspedes diarios, entre pacientes y sus cuidadores. “Algunos llegan por un par de días para un control médico, otros por semanas durante sus sesiones de quimioterapia. Y hay quienes, por la complejidad de su tratamiento, se quedan años con nosotros. Son parte de la casa”, cuenta De la Fuente.

Pero el nuevo hogar apunta mucho más alto. Con la mirada puesta en el 2027, el objetivo es duplicar esa capacidad y crecer más del 90% en atención. “Podremos recibir hasta 800 pacientes al año. Y no se trata solo de un número: se trata de duplicar la esperanza, de duplicar las posibilidades de recuperación para quienes más lo necesitan”, subraya.

La nueva construcción se levantará justo al costado del actual albergue, en un terreno contiguo de cerca de 1.400 m² donado por la minera Poderosa, lo que representa un crecimiento del 80% en superficie. “Vamos a construir un edificio de cinco pisos, con sótano, subsuelo, áreas verdes amplias y espacios pensados ​​desde cero para la dignidad de nuestros huéspedes”, explica.

Nuevo hogar

Pero un sueño así no se construye solo. De la Fuente explica que hacer realidad el nuevo Hogar Ponle Corazón será posible gracias a una cadena de generosidad y compromiso.

El primer paso fue la donación del terreno por parte de la empresa minera Poderosa, una contribución fundamental. Luego, durante años, hemos constituido un fondo de reserva en dólares, depositado a plazo fijo, que hoy representa un respaldo importante”, detalla.

A este fondo se suman valiosas donaciones en especie: el Grupo UNACEM ha comprometido todo el cemento y concreto premezclado necesario para la construcción, y la empresa Qroma cubrirá toda la pintura del nuevo hogar. Además, la Fundación cuenta con tres propiedades, una de las cuales—una casa donada hace dos años y medio—está en proceso de venta y ha sido valorizada en más de 600 mil dólares.

Y aún con todos esos aportes, sabemos que no basta. Por eso estamos organizando actividades para seguir sumando”, comenta.

Uno de los hitos clave será un evento benéfico el miércoles 9 de abril en el Museo de Arte de Lima, con la participación de reconocidos chefs peruanos como Micha Tsumura, Jaime Pesaque, James Berckemeyer, Marilú Madueño, Francesca Ferreyros, Astrid Gutsche. El evento será conducido por Anahí de Cárdenas, embajadora de la Fundación Peruana de Cáncer.

EL DATO:

El evento benéfico se realizará el día 9 de abril a las 7:00 p.m. en el Museo de Arte de Lima (MALI)

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