Miami Art Week 2025 cerró con una señal inequívoca: el mercado del arte volvió a operar con decisión. La 23.ª edición de Art Basel, con 283 galerías de 43 países, mantuvo ventas sólidas en la franja alta, mientras que las ferias paralelas mostraron un dinamismo sostenido en los segmentos intermedio y emergente. El resultado dejó a Miami no solo como vitrina, sino como un espacio donde se concretaron adquisiciones para colecciones públicas, fundaciones y museos, con una presencia latinoamericana —y específicamente peruana— que esta vez se tradujo en patrimonio.
En Art Basel Miami, los primeros días de venta confirmaron el apetito por obras blue chip. La operación más comentada fue la venta de una pintura de Andy Warhol por alrededor de 18 millones de dólares, en un contexto global en el que las transacciones de alto nivel venían desaceleradas. A esa cifra se sumó el protagonismo temprano de la galería David Zwirner, que colocó un lienzo abstracto de Gerhard Richter por 5,5 millones de dólares y un retrato de Alice Neel por 3,3 millones, junto con dos pinturas de la serie Homage to the Square de Josef Albers en el rango de 2,2 a 2,5 millones de dólares. Hauser & Wirth, por su parte, reportó ventas cercanas a los 4 millones de dólares por un cuadro de George Condo y alrededor de 3,2 millones por una obra de Louise Bourgeois, además de transacciones de seis cifras con artistas como Ed Clark, Henry Taylor y Rashid Johnson.
En paralelo a este eje más clásico del mercado, la feria exhibió un giro significativo hacia el arte digital y las instalaciones tecnológicas. En la nueva sección Zero 10, el artista Beeple presentó Regular Animals (2025), una instalación de perros robóticos con cabezas hiperrealistas de magnates tecnológicos y artistas, cuyas ediciones se vendieron a 100.000 dólares cada una, ilustrando cómo el cruce entre arte, inteligencia artificial y cultura de masas se ha convertido en un punto de interés para coleccionistas jóvenes. Al mismo tiempo, una diminuta pintura de Frida Kahlo —un autorretrato en miniatura ofrecido en 15 millones de dólares por una galería de San Francisco— se convirtió en uno de los hitos simbólicos del evento, recordando que el mercado no se estructura solo por tendencias, sino también por la persistencia de ciertos nombres canónicos.
En este escenario, la presencia peruana en Art Basel Miami se organizó en varios niveles. Dos galerías del país Crisis Galería y Livia Benavides formaron parte de la nómina principal de expositores. Crisis galería exhibió a la artista Ana Navas, mientras que Livia Benavides presentó la obra de Ximena Garrido-Lecca, Chonon Bensho, Dario Escobar, Fernando Bryce, Sandra Gamarra Heshiki y William Cordova. A ellas se sumó la argentina Rolf Art, con Roberto Huarcaya, la galería Inglesa Josh Lilley exhibió la obra del artista Rember Yahuarcani, y la galería Aninat de Chile junto con Espacio Valverde de España presentaron un solo show de Huanchaco, ampliando la visibilidad de artistas peruanos dentro de la estructura curatorial de la feria.
La operación más relevante para nuestro mercado, llegó a través de la artista Ximena Garrido-Lecca (presentada por Livia Benavides), cuya obra Modulaciones – Secuencia XXIX fue seleccionada por el programa municipal Legacy Purchase de Miami Beach e incorporada a la colección pública de la ciudad, tras un proceso de votación entre finalistas internacionales. La pieza, realizada en cobre tejido y centrada en las tensiones entre extracción, infraestructura y paisaje, quedará instalada en el Miami Beach Convention Center, sede de la feria.
Más allá del recinto principal de Art Basel, la Art Week se completó con ferias que operan como barómetro del segmento emergente e independiente. En NADA Miami, uno de los espacios clave para nuevas galerías, la participación peruana estuvo encabezada por mueve galería, destacado en los balances críticos como uno de los mejores de la feria, con obras de Claudia Coca, Nicole Etxeberria y Katherinne Fiedler. La Galería Vigil González, por su parte, presentó obra del artista Gonzalo Hernández, en un contexto que, año a año, funciona como radar de los artistas y galerías que empezarán a integrar colecciones internacionales.
En Pinta Miami, feria centrada en el arte latinoamericano y latino de la diáspora, la representación peruana estuvo a cargo de Marissi Campos galería, con un programa que reunió a Olinda Silvano y otros artistas vinculados a territorios amazónicos y lenguajes textiles contemporáneos. El momento más significativo fue la adquisición institucional de una obra textil monumental de Ana Teresa Barboza, presentada por Espacio Líquido en el marco de un proyecto especial de la feria. La pieza fue adquirida por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson (FMCMP) para su colección y será exhibida en España, consolidando la presencia de Barboza en un circuito que ya incluye museos y colecciones de referencia en Europa y América Latina.
El balance de la semana, visto en conjunto, ofrece una lectura clara. En la cúspide del mercado, Art Basel Miami Beach registró ventas multimillonarias y confirmó que, pese a la volatilidad global, la demanda por obras consolidadas sigue siendo fuerte. En el estrato intermedio y emergente, NADA y Pinta se consolidaron como espacios donde se definen narrativas, se prueban nuevos lenguajes y se concretan adquisiciones estratégicas para colecciones públicas y privadas. Para el arte peruano, el saldo es especialmente relevante: una obra incorporada al patrimonio público de Miami Beach, una adquisición institucional en Pinta por parte de una fundación europea, y la presencia articulada de galerías limeñas en los tres niveles del circuito —Art Basel, NADA y Pinta— que confirmaron que la participación del Perú en Miami ya no es anecdótica, sino estructural.




