Aquella noche, antes de la conferencia de prensa programada el 20 de septiembre en el Salón Perú del hotel —donde pidió dormir en la misma habitación en la que Pelé se hospedó en 1963—, el excampeón mundial se dirigió a Miraflores, donde coincidió en una discoteca con la actriz y animadora televisiva Yuri Nikko. Ambos conversaron a través de un magnate amigo del boxeador, quien actuó como traductor. Los minutos pasaron y Ali la invitó a compartir mesa, llenándola de halagos, antes de dejarla en su casa. Según cuenta la misma Nikko en una entrevista con el Diario Expreso en 1980, él se despidió con un apasionado beso, no sin antes invitarla al día siguiente a un elegante restaurante en el Centro de Lima y a su gran conferencia.
Dos días después, en lo alto del hotel Crillón, un cartel invitaba a curiosos y periodistas a participar de una comida con Muhammad Ali, antes del gran evento el 21 de septiembre, donde Ali tendría una pelea de exhibición en un improvisado ring en la tribuna norte del Estadio Nacional —conocido en aquel entonces como La Bombonera—, con su sparring Al Johnson y el boxeador peruano Willy de la Cruz, a quienes molió a golpes en cinco rounds.
Por otro lado, días antes de la conferencia, Pablo Villanueva Branda, conocido popularmente como Melcochita, se preparaba todas las mañanas vistiéndose con una camisa y pantalón para presentar el segmento humorístico “La Peña de Melcochita”. Fue entonces cuando Nikko, con quien trabajaba en ese entonces, lo contactó para asistir juntos a la conferencia de prensa con Ali. “Y yo acepté en una, era un grande quien estaba en Lima”, menciona Melcochita”
Un encuentro de comedias
Ese día, el boxeador dedicó 18 minutos a responder preguntas, cuyas respuestas fueron breves y jocosas, mientras decenas de personas, incluido Melcochita, observaban. Durante la conferencia, Ali comentó: “Le temo más a los impuestos del gobierno de mi país que a la zurda de Joe Frazier” y, sobre la belleza de la mujer peruana, respondió de forma tajante: “Soy casado y no puedo opinar”. Aunque el 19 de septiembre declaró para La Crónica: “Lima es bella, sus mujeres son bonitas y me sorprende la popularidad que tengo en esta capital…”
Al terminar las preguntas, las fotos fueron lo siguiente en el plan. Mientras comía, los fotógrafos, incluido Gerardo Samanamud, reportero gráfico de El Comercio, lo hicieron posar comiendo enormes piezas de pavo, que algunos especulan fue pollo a la brasa. Cada petición de la prensa fue cumplida por el boxeador, quien no tenía reparos en hacer poses y gestos cómicos, sin saber que, entre murmullos, lo tildaban de payaso por su falta de seriedad. Tampoco escuchó a un periodista susurrar: “Cómo le gusta a éste la peliculina”.
Luego de unos minutos de bromas, era el turno de Melcochita, quien, al acercarse, fue presentado con el boxeador como un personaje cómico del Perú, de chispa similar a la suya. “Muhammad respondió diciendo mi nombre con toda gringada: ¡Oh, he is Melcochitou! A él también le gustaba lo de la pantomima y la comedia. Él mismo era un showman dentro y fuera del ring. Había un empate entre nosotros”, recuerda Melcochita sobre ese día.
Pasaron varios minutos y hicieron diversas poses: una en la que aparentemente Muhammad clavaba un derechazo en él, otra donde ambos se miraban con el puño en mano, y algunas en las que se saludaban mientras el boxeador sostenía una edición del diario La Tercera.
“Hacíamos muecas y él seguía el juego, entonces varios fotógrafos se acercaron rápido para sacaron muchas fotos. Luego de eso, me retiré del hotel. Fue un momento breve, pero queda para la eternidad”, menciona Melcochita.
Después de pasar otros momentos memorables en Lima, como su visita al Festival de la Marinera en el Centro Turístico y Recreacional de Pachacamac, donde presenció con asombro una pelea de gallos, y sus repentinas salidas para visitar algunas partes de Lima, donde no dudaba en firmar autógrafos o sacarse una foto si había cámara, Muhammad Ali dejó el país.
Por aquella visita a Lima, Muhammad Ali ganó 33 mil dólares, siendo el mismo presidente Velasco Alvarado quien ratificó el pago tras unos retrasos del promotor. Mientras tanto, Melcochita guardó las fotos de ese encuentro donde el comediante y el boxeador rieron juntos. Tres años después de ese encuentro, Ali derrotaría a Joe Frazier en su revancha, y el artista, muchos años más tarde, en Nueva York, se encontraría con el representante Don King, quien le mencionó que Ali aún lo recordaba.