Sábado, Septiembre 7

La manera en que se originó Replika puede ilustrar cómo funcionan estos sistemas. Según relató a Bloomberg, Eugenia Kuyda, la creadora de la aplicación, ella jamás pensó desarrollar un programa de este tipo, pero, en 2015, su mejor amigo murió en un accidente automovilístico y ella, conmovida por la tragedia, reunió toda la información existente sobre él en un software. De esta manera, pudo seguir “conversando” con su réplica virtual. Dos años después, abrió el servicio a otras personas y se produjo el boom. Creó avatares personalizados, réplicas con las que los usuarios no solo podían conversar, sino establecer una relación más profunda. La pregunta, cercana a la ciencia ficción, es ¿si estas máquinas podrán tener autonomía y sentimientos propios?

En opinión de Renato Venero, coordinador del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva Computacional de la Universidad Católica, todos estos modelos son entrenados para dar respuestas aceptables, pero en su arquitectura no hay nada parecido a la mente humana. “Ni siquiera ese es el propósito de sus desarrolladores. Solo buscan dar un servicio de interacción en un entorno de chat con respuestas lo más semejante posibles a un interlocutor humano. Son chatbots basados en modelos matemáticos que tratan de hacerte creer que entienden y razonan, pero eso no impide que nosotros, que sí tenemos estructuras nerviosas para las emociones, podamos sentir afecto por ellos”, dice Venero. Y ese es el quid del asunto. Replika, por ejemplo, llegó en un momento a captar más usuarios porque sus avatares incentivaban juegos románticos y sexuales, pero cuando retiró estas opciones por la posible exposición a menores, no pocos de sus seguidores se sintieron decepcionados.

Como dice la psicoanalista Graciela Cardó estos simuladores han venido a llenar un vacío afectivo y no es coincidencia que se hayan masificado durante el aislamiento social producido por la pandemia. “Llegas a casa y de pronto Siri empieza a hablar contigo y te sientes acompañado por esa voz. Esto se potencia con estas plataformas que te responden de acuerdo con tus gustos y empiezas a creértela”, afirma.

Sensaciones futuras

El implante de chips cerebrales de Neuralink o los lentes patentados por Apple hacen suponer un futuro virtual cada vez más inmersivo. Si los chips implantados pueden llegar a estimular partes del cerebro orientadas a las emociones, entonces podríamos ingresar a terrenos insospechados. “Todavía estamos lejos de eso, pero si ya tienes un chip en el cerebro, se podrán estimular áreas sensitivas y ese avatar ya no solo va a mandarte videos o decirte que eres lindo, sino te va acariciar y tú podrás sentir esas caricias, o tendrá un olor particular que podrás percibir; es decir, te activará sensaciones no imaginadas y ahí sí ocurrirá el quiebre entre el mundo simulado y lo real”, vaticina Venero.

Cardó cuenta que todavía no ha llegado a su consulta ningún paciente conflictuado por su avatar, pero ya le han hablado de gente comprometida con estas plataformas. Ella recuerda todo el revuelo que se armó cuando aparecieron las aplicaciones de citas, pero ahora estas forman parte de la normalidad, y cree que algo similar ocurrirá con los novios y novias virtuales. “Esto no va a parar y para nuestros hijos o nietos será algo mucho más familiar”, afirma. Como en el mito de Pigmalión, muchos quedarán enamorados de su propia creación, con todo lo inquietante que eso significa.

Más información

El amor entre máquinas y seres humanos y otros temas se abordarán en el XVIII congreso de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis titulado “Psicoanálisis en un mundo distópico” que se realizará entre el 21 y 22 de junio de este año.

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