Dicen que fue la primera en ser llamada Chica Almodóvar. Ella misma contó que, durante el estreno de “Entre tinieblas” (1983) en el Festival de Venecia, a algún iluminado se le ocurrió acuñar ese término que se sigue usando hasta hoy. Y quizá por eso es que la súbita muerte de Marisa Paredes, a la edad de 78 años, ha caído tan mal en el cineasta español, uno de los primeros en ser buscados cuando se conoció su fallecimiento.
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“Ha sido una noticia totalmente inesperada. Físicamente es como si despertara de un mal sueño pero sigo dentro”, declaró Almodóvar desde París, donde se encontraba promocionando su última película, “La habitación de al lado”. “Tengo dificultad para asimilar realmente que Marisa ha muerto”, agregó.
El esposo de la actriz, Chema Prado, dio más detalles de su muerte. “Estoy muy afectado, es una pérdida tremenda –dijo el productor gallego a la prensa–. Ha sido muy repentino, esta madrugada [del martes]. Ella no se encontraba mal, tuvo un fallo cardíaco y eso es fulminante. El domingo estuvo viendo a su hija”.
Una trayectoria impecable
Nacida en 1946, Paredes comenzó muy joven su formación en el Conservatorio y en la Escuela de Arte Dramático. Esa vocación teatral que daría impregnada en el resto de su carrera: talante histriónico potente, voz melodramática, intensidad en escena que la hacía ver como una estrella clásica de Hollywood.
Pero a su porte elegante, casi aristocrático, Paredes sumó una pizca de desesperación que la hizo perfecta para las intenciones de Almodóvar, el cineasta que impulsó su consagración. Hicieron seis películas de la mano: además de la ya mencionada “Entre tinieblas”, destacaron “Tacones lejanos” (1991), “La flor de mi secreto” (1995) –quizá los dos mejores papeles de su carrera–, “Todo sobre mi madre” (1999), “Hable con ella” (2002) y “La piel que habito” (2011).
También destacó en “Tras el cristal” (1986) de Agustí Villaronga, en “El espinazo del diablo” (2001) del mexicano Guillermo del Toro, e incluso en una participación más breve, pero muy recordada, de “La vida es bella” (1997) del italiano Roberto Benigni. Fueron más de 70 películas y obras de teatro a lo largo de su vida, que le valieron varios premios, entre ellos el Goya de Honor en el 2018.
Su partida repentina, como era de esperar, ha causado una congoja generalizada. “Mi querida Marisa, nos dejas demasiado pronto. Buen viaje”, escribió en sus redes sociales Penélope Cruz. “Desolado por el fallecimiento de Marisa Paredes, una gran dama de la interpretación”, dijo por su parte Antonio Banderas. Incluso el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, le dedicó un mensaje: “Una de las actrices más importantes que ha dado nuestro país. Su presencia en cine y teatro y su compromiso con la democracia serán un ejemplo para generaciones posteriores”, señaló en referencia a su también muy activa participación política, comprometida con ideas progresistas y feministas. Una estrella como quedan pocas.