Abstracción geométrica, juegos con el espectador, valor decorativo, noción del azar y permutación. En sus últimas dos décadas de trabajo, en los cuadros de Mariella Agois se proyecta una arquitectura imposible, con piezas que parecen moverse de sitio, progresiva y sutilmente. Con Jorge Villacorta y Paulo Dam como curadores, la exposición “Sistemas geométricos. Pinturas 2008 – 2023″, abierta recientemente en el Museo de Arte de Lima, resulta la primera antológica de pintura geométrica de esta imprescindible artista limeña.
Si bien estuvo ausente en la inauguración a causa de su delicado estado de salud [ella falleció días después], la artista participó muy estrechamente en su preparación. Desde la selección de las piezas, enfocada en su producción geométrica, hasta el color de la pared, un gris concreto que permite resplandecer el color en sus obras. La muestra se despliega, básicamente, en cuatro momentos: sus obras tempranas en las que ya muestra el interés en la deformación de los patrones geométricos; las piezas realizadas a partir del 2008, donde la pintura se vuelve plana completamente, como puede verse en su serie “Cajas”; su serie “Sinsecuentes”, en la que la artista abraza la forma pura, sin aludir presencias, objetos, seres o situaciones y en la que Agois empieza a proponernos un juego visual donde las formas parecen desplazarse por el efecto de la vibración cromática; y finalmente su producción última, que incide en sugerencias tridimensionales. En su serie “Estructuras”, la artista es capaz de romper la propia superficie del cuadro, resquebrajando con ello la propia percepción del espectador.
Fe en lo geométrico
Como curadores, el entusiasmo que tanto Villacorta como Dam sienten al trabajar con la obra de Agois se basa, más allá de la profunda amistad compartida, en la apuesta de una artista por investigar en la abstracción geométrica, un terreno hasta hoy agreste para nuestra tradición plástica.
“Lo que hace Agois es geometría del presente”, afirma Villacorta, advirtiendo el respeto y conocimiento de la pintora por artistas como Regina Aprijaskis, Jorge Piqueras, Emilio Rodríguez Larraín, entre otros autores de la tradición geométrica en la generación del 50. Pero su curiosidad va más allá: la obra de la artista encuentra inspiración también en los textiles precolombinos, la pintura barroca y la tradición republicana temprana.
Apostar por un género plástico que en el Perú, por diversas razones, nunca despertó entusiasmo es una demostración tanto de valentía creativa como una reafirmación del placer de la contemplación de la forma. “En el mundo de Agois, el trabajo es como un caleidoscopio, donde tú vas girando el tubo y nuevas configuraciones aparecen. Ella siempre ha tenido claro que su obra necesita de la complicidad del observador. No quiere perderlo y juega con él. Y en esta intención aparece algo que tampoco está muy presente en nuestra pintura: el sentido del humor”, explica Villacorta. En efecto, a primera vista, podríamos creer que hay algo muy erudito en la propuesta geométrica de la artista. Sin embargo, quien se deje llevar advertirá el juego que ella nos propone. La artista nos reta a seguirla, a ver si podemos alcanzarla.