LEE TAMBIÉN: “Por supuesto que voy a regresar a Venezuela. Sé exactamente los riesgos que corro”, dice María Corina Machado desde Oslo
Dijeron, fuentes de EE.UU. a “The Wall Street Journal”, que un barco la llevó desde orillas venezolanas a la isla de Curacao. De allí, un avión privado que llegó desde Miami la llevó a Oslo, haciendo una escala para repostar en Bangor, en el estado de Maine.
¡Gracias por suscribirte a Mientras Tanto!
Tu inscripción ha sido confirmada. Recibirás nuestro newsletter en tu correo electrónico. ¡Esperamos que disfrutes del contenido!
«,t.textContent=n,t.classList.replace(«cutter-nl__button–free»,»cutter-nl__button–subscribed»)):(i.innerHTML=»
Lamentamos verte partir.
Tu suscripción ha sido cancelada y ya no recibirás más nuestro newsletter en tu correo electrónico. Si cambias de opinión, siempre serás bienvenido de nuevo.
¡Gracias por habernos acompañado!
«,t.textContent=s,t.classList.replace(«cutter-nl__button–subscribed»,»cutter-nl__button–free»)),t.disabled=!1}),3e3):(window.tp.template.show({templateId:»OTFEJQDCHMFK»,displayMode:»modal»,showCloseButton:»true»}),setTimeout((()=>{t.disabled=!1,t.textContent=l}),3e3))}catch(e){console.log(«ERROR AL SUSCRIBIRSE O DESUSCRIBIRSE: «,e)}}))}else window.tp.pianoId.init({display:»modal»,loggedIn:function(e){const{firstName:t,lastName:s}=e.user||{}}}),t.addEventListener(«click»,(()=>{window.tp?.pianoId?.show({screen:»login»})}))}])}))}));const closeSubscribeModal=()=>{document.getElementById(«subscribe-modal»).innerHTML=»»};
Newsletter Mientras Tanto
LEE TAMBIÉN: Carlos Espá sí se la cree, una crónica de Fernando Vivas
Digamos, en descargo de los noruegos, que se habían preparado para una ceremonia en ausencia de la ganadora y que tuvieron muy tarde la confirmación de que llegaría. Por eso, antes de que Ana Corina Sosa hablara y recibiera el premio en nombre de su madre, se difundió un audio en el que María Corina revelaba que estaba camino.

Además, hay que decir que hacía mucho tiempo que nuestra región no estaba tan concernida con un Nobel. La última vez fue en el 2016, cuando lo recibió el entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos. Ese premio es debatido hasta hoy en Colombia. Pero esa es otra historia.
Lo de María Corina, a diferencia de Santos, es contundente. Viene de estar casi un año en la clandestinidad. La última vez que la vimos, antes de su conferencia de prensa en Oslo, fue el 9 de enero del 2025, cuando fue brevemente detenida en Caracas por participar en una protesta contra Maduro, que se había ‘robado’ las elecciones el 28 de julio del 2024.
LEE TAMBIÉN: Quién es Ana Corina Sosa, la hija de María Corina Machado que recogió el Premio Nobel de la Paz en nombre de su madre
Como recordarán, ese día ganó el diplomático Edmundo González según evidencias admitidas hasta por gobiernos de izquierda no precisamente enemigos de Maduro. Pero el aliento, soporte, el rostro y liderazgo de la oposición era de ella, que había sido excluida por el órgano electoral. Tan contundente fue su endose a un candidato débil y desangelado como González, que este igual tuvo una aplastante mayoría registrada por los veedores del Centro Carter, la única ONG que siguió la elección in situ.
Guiño cómplice
Por un lado, Machado es una más en la lista de líderes de la oposición al chavismo que aún no ven coronado su afán (Henrique Capriles, Leopoldo López y Juan Guaidó); pero podría ser la que se lleve el pozo. Ha impuesto un liderazgo masivo a pesar de su ‘look’ de venezolana de élite en un país con décadas de prédica populista.

A estas alturas ya no pesa como antes si quien se le ponga en frente a Maduro es de izquierda o de derecha o de centro; si es color leche, color café o color café con leche. Aunque sí importa al gobierno de Trump que ella se perciba alineada con la derecha.
He ahí la audacia de este Nobel de la Paz: podría ser interpretado como un aval a cualquier operación militar que se cierna sobre Maduro. La mayoría de analistas opinan que de darse algo así; lo más probable es que se trate de una intervención focalizada o quirúrgica antes que de una invasión por tierra, mar y aire. Por lo pronto, ya hubo un salvataje quirúrgico, sacando del mapa de combate a quien se perfila como presidenta, tras una transición -democracia obliga- con González.
Todos estamos en ascuas. Nadie asegura cuanto tiempo estará Maduro bailando en histeria de continuismo y María Corina paseando por el planeta con su aura de Nobel. “Necesitamos que las democracias del mundo apoyen a los ciudadanos” dijo en su primera conferencia de prensa en Oslo. En un post de X fue más explícita.
Dedicó el premio a los venezolanos y a Trump y dijo: “Estamos en el umbral de la victoria y hoy, más que nunca, contamos con el presidente Trump”. Si esto dependiera de un botón rojo, lo ayudaría a apretarlo. Sin embargo, dijo no tener relación directa con las operaciones del gobierno de Washington en relación a Maduro.

Cuando María Corina dice, sonriendo de oreja a oreja, que “muy pronto volveremos todos” a Venezuela, hay un evidente guiño cómplice con la mayoría de la región que espera con ansias ese desenlace; para luego hacer sus deslindes, balances y advertencias democráticas. Por supuesto, no todos comulgan con la premiada. La presidenta de México, Claudia Scheinbaum, preguntada por el Nobel, dijo “sin comentarios”.
Fue prudente, pues lo más probable es que hubiera dicho algo imprudente como la candidata presidencial chilena Jeannette Jara que confesó no tener una opinión firme pues María Corina había protagonizado ‘intentonas golpistas’ aunque también ‘ha luchado por elecciones libres’. La izquierda estatista, al menos la chilena, ha dejado a la derecha el sex appeal de las insurrecciones contra la dictadura. María Corina trasciende las polarizaciones.














