Zapatos negros bien lustrados, camisa blanca y traje rojo. Podría tratarse de Santa Claus, pero es en realidad el icónico uniforme de Los Toribianitos del Perú: el coro emblemático que nació hace 53 años en el distrito del Rímac y que cambió para siempre el ritmo de la fiesta de la Navidad. Al menos, en el Perú.
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Sus años de vigencia son tan sorprendentes como el brío de su creador, el sacerdote Óscar Aquino, quien a sus más de 90 años aún se para al frente del coro, dirige con excelencia e, incluso, acompaña con el acordeón. “Es la alegría de los niños y el ritmo de los villancicos lo que me mantiene así”, confiesa.
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Refugiados en la parroquia San Lorenzo del Rímac, el icónico coro empieza sus prácticas desde marzo con horarios los fines de semana. No es para menos: sus presentaciones incluyen juegos vocales, coreografías y banda en vivo. La vara es alta, y la acogida de sus hits también (clásicos como “Navidad” y “Cholito Jesús” acumulan más de 2 millones de reproducciones en Spotify).

Cada año el coro está conformado por hasta 25 niños, pues algunos de ellos se van ‘graduando’ de la agrupación al iniciar la pubertad.
“No hacemos ningún cásting. Todos son bienvenidos porque el propósito es usar la música como instrumento para alegrar, contagiar el amor de Dios y otros valores”, apunta monseñor Aquino, que, aunque no le guste presumir, destaca por haber recibido una medalla del Vaticano, en honor a su promoción de los valores y educación en el Perú.
Canta, ríe y bebe
El nacimiento de Los Toribianitos no fue planificado. Por el año 1970, el padre Aquinono laboraba en el Colegio Externado Santo Toribio de Mogrovejo, lugar que se convertiría en la cuna del coro un año después.
“La música siempre fue un instrumento en mi vida para evangelizar: tocaba el acordeón, el piano. Mi ilusión era llevar alegría a los más necesitados, así que por esos tiempos visitaba hospitales por la invitación de un padre italiano que también trabajaba en el colegio”, recuerda. “Luego pensé en grabar un disco con mi acordeón. Pero no me aprobaron, al parecer no era tan bueno”, comenta entre risas.
Tiempo después, se daría cuenta de que la vida le tenía preparada otra misión: le llegó la noticia de un concurso de coros organizado por la Cruz Roja y organizó un coro de niños entonando clásicos navideños, que lograría coronarse como ganador.
Aunque se separaron tras conseguir el puesto, rápidamente volverían a unirse, pues los convocaron a una entrevista en televisión. El resto, es historia.
“En 53 años, hemos pasado por mucho. A veces el coro se alejaba, pero pronto volvía a unirse o aparecían nuevas generaciones que querían formar parte. Hoy hay ex Toribianitos que son padres y traen a sus hijos al coro, así como también están aquellos que siempre vienen a visitarnos, algunos incluso son sacerdotes”, dice orgulloso.
De hecho, hace una década se estableció la Asociación de Ex Toribianitos del Perú, conformada por adultos que fueron parte del coro, y que aún hoy buscan reunirse de vez en cuando para entonar sus canciones.
Nacido en Matucana y en una familia de 16 hermanos, no es sorpresa que el sacerdote artífice del coro tenga la ‘magia’ necesaria para reunir, enseñar e inspirar a grandes y pequeños. Él mismo los dirige en los acordes, señala los pasos a seguir y vigila su desempeño en cada presentación.
¿Cómo convertirse en un Toribianito?
Cada año decenas de niños tienen la oportunidad de formar parte del coro de Los Toribianitos. “El único requisito es tener ‘voz blanca’ y mucho entusiasmo”, precisa el padre Aquino. Sobre la ‘voz blanca’, se trata de una cualidad que hace referencia a aquellas voces claras antes de los cambios de la pubertad. Por ello, el coro suele estar integrado por niños entre los 6 y 13 años de edad. La preparación inicia en quincena de marzo, y se da en la parroquia San Lorenzo de el Rímac (Jirón Libertad 398), donde puede solicitar más información.
VEN A CANTAR
“Antes de elegir ‘Los Toribianitos’ propusieron llamarlos solo ‘Los Toribianos’, e incluso algunos nombres en inglés”, recuerda el párroco, sobre la discusión para el nombre del coro.
El reto se presentaría cuando una disquera les propuso formular su primer disco, en 1982. El resultado, sería un vinilo con 12 canciones, de un total de 40 creaciones propuestas. El trabajo fue arduo.
“No quería que se llamaran Los Toribianos porque así se les decía a todos los alumnos que salían del Colegio Externado del Rímac. No quería que los confundan. Cuando solté ‘Los Toribianitos’, todos pensaron inmediatamente que era muy dulce, y así quedó”.
Consciente del panorama complejo que vive el país, y de la falta de esperanza en muchos hogares del Perú, el padre Aquino refiere que no hay medicina tan buena como la música. Además, anima a vivir las fiestas de Navidad desde la humildad, bajo la premisa de dar sin esperar recibir nada a cambio.
“En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios que vino pobre al mundo, en la humildad de un pesebre. Eso nos lleva a reflexionar en aquellos menos favorecidos y cómo cada uno de nosotros siempre tiene algo para dar. No me refiero solo a lo material, sino a acciones transformadoras como lo que hacen, por ejemplo, Los Toribianitos, que ofrecen su voz, su música. Espero que la Navidad nos ayude a ser mejores, a amar de verdad y a buscar el beneficio de todos en comunidad”, concluye.
Los Toribianitos y sus encantadoras melodías demuestran que las buenas tradiciones no mueren y solo se hacen más fuertes. Estés donde estés, la Nochebuena promete ser una verdadera celebración con sus clásicos, llevando el ritmo navideño peruano a todos los rincones del mundo antes de la medianoche.




