sábado, diciembre 27

Era el 2011 y el extremo derecho de Sergio Markarián en la selección peruana se llamaba Jefferson Farfán. Pocos recuerdas, pero en esa época también hubo una alternativa en el puesto llamada Luis Advíncula, que luego pasaría a consolidarse como lateral. Ese año nació Josué Sánchez, quien hoy con 14 años es posiblemente uno de los mejores prospectos del fútbol argentino en esa posición en su categoría. Y es también, por supuesto, una de las proyecciones que más ilusionan en el radar de la selección peruana.

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Su historia empezó a los seis años en Alianza Lima, pero hoy se construye en la novena división del Estudiantes de La Plata de Argentina, en uno de los clubes de mayor hegemonía en la formación de futbolistas en el país de Lionel Messi.

Tiene 14 años y juega de titular en el Torneo AFA, la última escala de juveniles en Argentina y el campeonato de la categoría más importante porque se juega a nivel nacional. En diciembre del año pasado, por intermedio de su padre, fue a probar suerte y se probó para medir el nivel competitivo en Argentina. Lo hizo en Estudiantes, que tras tenerlo tres semanas a prueba, no dudó en ofrecerle que se quede.

“Éramos ocho en la prueba, fue difícil porque no conocía a nadie, solo éramos un uruguayo y yo los extranjeros, el resto era de provincias”, cuenta Josué en una entrevista al canal de YouTube del periodista César Mosquera.

Josué, que es hincha del Barcelona de España y de Alianza Lima, superó el miedo y se dedicó a jugar como sabe: con agilidad y destreza para el ataque y muy acertado y rápido para la defensa. “Cuando llegué, mi meta era probarme y lo conseguí; después mi meta era jugar de titular y los conseguí; cuando me dijeron que me quede me recibieron con aplausos porque normalmente nadie se queda en las pruebas de diciembre”, cuenta.

Puede que sea un Maxloren en potencia o un Joao Grimaldo en ciernes. De ambos tiene la versatilidad, la técnica y rapidez. A favor, además, tiene la edad: 14 años. Su jugador preferido es Trent Alexander-Arnold del Real Madrid.

Es aún un niño en la transición a adolescente, pero su forma de hablar y su mentalidad alcanzan ya niveles de un profesional. Se levanta todos los días a las seis de la mañana para ir a entrenar, luego, parte religiosamente al colegio. Duerme temprano, se alimenta con seguimiento profesional y sus únicos momentos libres, que son dos a la semana los dedica en forjar su alma y cuerpo: los lunes por la tarde sale a correr y los sábados por la mañana va a la iglesia.

“Vine para enfocarme en el fútbol, no para hacer vida social”, recalca con una seriedad propia de quien está plenamente convencido de sus metas. Hace unos meses soñaba con ser convocado a la selección peruana y hoy ya tiene un check más en su lista de pendientes: acaba de ser convocado a la categoría Sub 14 como parte del plan de captación de talento que lidera Manuel Barreto, el jefe de la Unidad Técnica de Menores (UTM) de la Federación Peruana de Fútbol.

Es una joya en bruto y tomará tiempo y mucho esfuerzo para ser pulida. Josué lo sabe. “En la última charla me dijeron que debía mejorar mi cabeceo”, afirma. “En cinco años me gustaría jugar por la selección peruana, los sueños están para cumplirse”, advierte para luego posar con una camiseta de la Bicolor que le ofrece el entrevistador.

La convocatoria busca ratificar su posición de promesa con proyección, pero también acercarlo emocionalmente a los colores patrios. Afianzar ese sentido de pertenencia y seguramente, evitar el riesgo de que la tentación de Argentina aparezca en los próximos años en caso su rendimiento continúe con el mismo ritmo ascendente que ya profesa.

Aún le queda mucho camino por recorrer, pero ya empezó a dar los primeros pasos de forma correcta. Con un metro sesenta y ocho, lo que sigue es adiestrar su buena técnica y consolidar su presencia física. Talento, le sobra.

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