Los dos asesinos de la concejal Marielle Franco y de su chófer Anderson Gomes fueron condenados el jueves a 78 y 59 años de prisión, al final de un juicio de dos días por este crimen que conmocionó a Brasil hace casi siete años.
La carismática militante por los derechos de los negros y la comunidad LGBT de 38 años murió acribillada dentro de su vehículo el 14 de marzo de 2018 en un barrio céntrico de Rio de Janeiro, junto a su chófer.
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“La justicia a veces es lenta, ciega (…) pero llega”, dijo la jueza Lucia Glioche después de recibir la decisión del jurado popular, que el miércoles escuchó varios testimonios, incluidos los de los homicidas confesos.
Tras escuchar el fallo, familiares de Franco y Gomes presentes en la sala del tribunal de Rio se abrazaron y estallaron en lágrimas.
La fiscalía había solicitado la pena máxima de 84 años de cárcel para Ronnie Lessa y Elcio Queiroz, exmiembros de la Policía Militar de Río.
Lessa, quien había admitido que ametralló a Marielle Franco desde un vehículo conducido por Elcio Queiroz, fue condenado a 78 años y 9 meses. Su cómplice, a 59 años y 8 meses.
El primero pidió perdón durante su declaración el miércoles desde prisión por videoconferencia.
Dijo que se “encegueció” y “enloqueció” con la millonaria oferta que recibió para ejecutar el asesinato, encargado presuntamente por la activa batalla de la concejal contra el crimen organizado en Rio.
“Quiero aprovechar la oportunidad y con absoluta sinceridad y arrepentimiento pedir perdón a las familias de Anderson, Marielle y (…) a toda la sociedad por los fatídicos actos que nos trajeron hasta aquí”, afirmó.
En los alegatos finales del jueves, los fiscales cuestionaron su sinceridad.
“Resolvieron matar por ganancia” financiera, señaló el fiscal Fabio Vieira, que tachó a ambos de “sociópatas” sin arrepentimiento.
Según los fiscales, Lessa y Queiroz negaron los hechos hasta que las pruebas los dejaron en evidencia y ahí buscaron una salida, “que fue la delación”, un acuerdo de colaboración con la justicia.
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“Tenía esperanzas de que estuviera viva”
Durante las audiencias estuvieron presentes en la sala del tribunal la madre de Marielle Franco, su hija, su viuda y su hermana, Anielle, actual ministra de Igualdad Racial. También la viuda de Anderson Gomes.
Todas ellas y el jurado escucharon el miércoles estremecedores testimonios, como el de Fernanda Chaves, asesora de prensa de Franco, la tercera ocupante del automóvil el día fatal.
Ella contó por videoconferencia que iban ambas en el asiento trasero del carro cuando oyó una “ráfaga de disparos” y se agachó, pensando que era un “tiroteo entre policías y narcotraficantes”.
“Yo estaba detrás de Anderson, y Marielle a mi derecha, del lado de donde venían los disparos”, contó Chaves.
Cuando los disparos cesaron y ella logró accionar el freno de mano del vehículo que seguía en movimiento, se bajó con el cuerpo “cubierto de sangre y vidrios rotos” para pedir ayuda.
“Todavía tenía esperanzas de que (Marielle) estuviera viva”.
“Callar la voz de Marielle”
Marielle Franco, nacida en una favela de Rio, era una conocida luchadora contra la violencia policial y también se enfrentó a la acción de las milicias.
Estos grupos parapoliciales compiten con las bandas narcotraficantes por el control de barrios y se apropian de terrenos públicos para levantar ilegalmente una fortuna inmobiliaria.
Después del asesinato, estas organizaciones criminales quedaron en la mira de los investigadores.
El juicio celebrado en Rio no concierne a los presuntos autores intelectuales del asesinato, el diputado federal Chiquinho Brazao y su hermano Domingos Brazao, asesor del Tribunal de Cuentas de Río.
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Detenidos el pasado marzo tras haber sido incriminados por Lessa, los hermanos Brazao comparecieron a declarar la semana pasada ante el Tribunal Supremo, al igual que el exjefe de la policía civil de la ciudad Rivaldo Barbosa, acusado de obstruir la investigación.
“Quién ordenó (el asesinato), lo ordenó por una cuestión financiera porque tenía interés de callar la voz de Marielle”, afirmó este jueves el fiscal Vieira.
Los tres niegan cualquier implicación.