MIRA: Netanyahu ordena “preparar” una ofensiva contra Rafah, en el sur de Gaza
La propuesta islamista llegó a la oficina de Netanyahu y, según un texto difundido a través de Telegram, consistía en tres etapas en las que se exigía el repliegue de las fuerzas aéreas israelíes de las zonas pobladas de la franja de Gaza, la entrada de más ayuda humanitaria al enclave palestino y el inicio de la reconstrucción de hospitales y viviendas.
Ante esto, el primer ministro del estado hebreo aseguró que las negociaciones con Hamás “no van a ningún lado” y que sus términos eran “extraños”.
“No hay otra solución más allá de una victoria completa y final”, aseguró Netanyahu durante una rueda de prensa en la que también anunció que las fuerzas hebreas se preparan para ingresar a la ciudad de Rafah, en el sur de la franja de Gaza, a donde miles de palestinos han llegado huyendo de los incesantes bombardeos sobre la zona norte y centro del enclave.
“El primer ministro Netanyahu no acepta el acuerdo e Israel seguirá poniendo a Hamas bajo una fuerte presión militar hasta que sientan que se han cumplido las necesidades estratégicas”, comenta a El Comercio el investigador israelí y profesor de la Universidad de Haifa Ido Zelkovitz.
Las declaraciones de Netanyahu “no ayudan mucho porque no habrá una ‘victoria total’, ya debería haberla habido. Lo que hay es una cantidad de muertos que sigue creciendo y no hay indicios de que Hamás vaya a ser derrotado totalmente”, señala por su parte el internacionalista Carlos Novoa.
– La propuesta de Hamás –
La propuesta de Hamás constaba de tres etapas. La primera consistía en una pausa de 45 días en los combates en los que se liberarían a todas las mujeres israelíes tomadas como rehenes, los hombres menores de 19 años, los ancianos y los enfermos.
A cambio, el bando hebreo debería liberar a tres mujeres o niños encarcelados por cada rehén devuelto.
Además, las fuerzas israelíes tenían que retirarse de las zonas pobladas de la franja y se daría inicio a la construcción de hospitales y campos de refugiados.
Concluida esta fase se pasaría a la segunda, en la que los rehenes restantes serían intercambiados por más prisioneros palestinos y en la que las fuerzas israelíes debían abandonar por completo Gaza.
En la tercera fase se realizaría el intercambio de los cuerpos y restos de los rehenes y prisioneros que fallecieron bajo el control del bando contrario.
A la fecha, Israel estima que Hamás aún mantiene a más de 100 rehenes bajo su control; además, se cree que hay otros 27 que han fallecido durante su cautiverio.
Antes de conocerse la respuesta de Netanyahu la prensa internacional informó que el presidente estadounidense Joe Biden había calificado de “un poco exagerada” la oferta de Hamás.
Pero la pregunta de fondo es, ¿por qué el grupo islamista estaría dispuesto ahora a negociar un alto al fuego? “Hamas propone la tregua porque está bajo una intensa presión, tanto de la población gazatí que se encuentra en las peores condiciones desde 1948, como de Qatar que intenta poner al grupo contra las cuerdas para que firmen el alto al fuego y así el emirato demostrar que puede ser importante para este tipo de situaciones”, asegura Zelkovitz.
– Futuro incierto –
En los 123 días que lleva la guerra entre Israel y Hamás se estima que más de 27 mil personas han muerto en la franja de Gaza, una cifra que se suma a los cerca de 1.300 israelíes fallecidos del lado israelí durante los atentados del 7 de octubre.
En todo este tiempo, el único respiro que se ha conseguido fue una breve tregua de siete días a fines de noviembre del año pasado que permitió el intercambio de 110 rehenes por 240 prisioneros.
Desde el inicio del conflicto, además, las autoridades israelíes han repetido incansablemente que este solo concluirá con la eliminación total del grupo palestino.
“Si Hamás sobrevive en Gaza solo será cuestión de tiempo hasta que suceda una próxima masacre”, aseguró este miércoles Netanyahu, en una clara muestra de que esta idea no ha variado en el gobierno hebreo.
“Desde el punto de vista israelí no se puede permitir que Hamas vuelva a tener ningún tipo de poder ni participe de ningún proceso político porque sino inevitablemente volverán a perpetrar algo tan terrible como los ataques del 7 de octubre”, confirma Zelkovitz.
Sumado a ello, Novoa considera que la respuesta de Netanyahu responde a una inmensa presión que se cierne sobre su gobierno y proviene de dos frentes.
“Hay que tener en cuenta que Netanyahu tiene ahorita dos problemas, uno interno y otro externo. El externo es la prolongación de la guerra en Gaza que no llega a ningún puerto porque si bien se ha resquebrajado la estructura de Hamás no se le ha derrotado. El otro es un problema interno porque aún hay 100 rehenes secuestrados en Gaza, tiene la presión de los familiares y de la opinión pública israelí. A partir de ahí, Netanyahu necesita dar un golpe fuerte que no va acorde con lo que ofreció Hamás”, explica el analista.