La muerte de Liam Payne a los 31 años conmocionó al mundo. El cantante británico falleció tras caer del tercer piso del Hotel CasaSur en Buenos Aires, donde pasaba unos días de descanso. Las circunstancias del suceso generaron dudas desde el inicio, especialmente tras el hallazgo de sustancias en su habitación y daños en el mobiliario, dejando una gran incógnita en el caso que inició una exhaustiva investigación por parte de las autoridades argentinas.
Dos meses después, la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°14 de Argentina, bajo la dirección del fiscal Andrés Madrea, imputó a cinco personas relacionadas con su muerte: un amigo cercano de Payne, dos empleados del hotel y dos proveedores de drogas. Aunque sus roles exactos no se divulgaron inicialmente, nuevas pruebas los colocan bajo el foco de la investigación.
La jueza Laura Bruniard, al sumar a los nuevos implicados, descartó las especulaciones sobre un posible suicidio, basándose en los informes toxicológicos y testimonios que refutaron la hipótesis inicial de la fiscalía, determinando que Payne no estaba consciente al momento de su muerte. Asimismo, la autopsia concluyó que los politraumatismos y la hemorragia interna y externa fueron consecuencia de la caída y no de la intervención física de terceros.
Esclareciendo el caso
Las investigaciones revelaron detalles perturbadores sobre esa noche. Según los testimonios, Payne consumió sustancias proporcionadas por Braian Paiz, camarero, y Ezequiel Pereyra, empleado del hotel, quienes admitieron haberle dado drogas, pero negaron haber percibido gravedad en su estado. “Pasamos la noche, nos drogamos, pasó algo íntimo. Él tomó cocaína. No lo vi mal”, declaró Paiz a Telefé.
La gerenta del hotel, Gilda Martín, y el jefe de seguridad, Esteban Grassi, se encuentran procesados por negligencia. Martín enfrenta cargos por omisión dolosa, tras ignorar advertencias sobre el comportamiento de Payne, mientras Grassi está acusado de encubrimiento por no reportar oportunamente las irregularidades en el hotel.
El análisis de 800 horas de video de cámara de seguridad, que está en manos de la fiscalía, también apuntan a Rogelio Nores, amigo cercano de Payne, quien ahora enfrenta cargos de homicidio involuntario, como una de las últimas personas que vieron al artista, entrando y saliendo de la habitación varias veces, lo que sugiere conocimiento de la situación que llevó a la tragedia.
“El imputado Nores omitió cumplir con sus deberes de cuidado, asistencia y auxilio que tenía respecto a Liam James Payne en razón, no solo de un deber jurídico preexistente sino también con funciones específicas de conducción y acompañamiento personal, coordinadas y aceptadas previamente por la relevancia y actividades propias de su profesión, abandonándolo a su suerte, abiéndolo incapaz de valerse por sí mismo a sabiendas de que el nombrado sufría múltiples adicciones previas”, se menciona en la imputación de la jueza Bruniard. Acusaciones que el abogado de Nores objetó: “no era médico, abogado, representante ni acompañante terapéutico de Payne”
Antes de su caída, Liam Payne habría consumido una mezcla de alcohol, cocaína rosa, MDMA, ketamina y el antidepresivo sertralina en su cuerpo, lo que habría contribuido a su caída desde el balcón del tercer piso. Las llamadas de emergencia a la policía por parte del personal del hotel describieron a un huésped que había consumido “demasiadas drogas y alcohol” y estaba “destrozando la habitación”.
Finalmente, las acusaciones se centran en la responsabilidad de los cinco procesados. Paiz y Pereyra enfrentan penas de 4 a 15 años por suministro de drogas, mientras que Nores, Martín y Grassi podrían ser condenados por homicidio involuntario. Aunque faltan detalles por esclarecer, la justicia argentina avanza hacia el cierre de un caso que sacudió tanto al ámbito musical como judicial.
Las contradicciones en el caso
A medida que avanzaba la investigación, surgieron diversas contradicciones que complicaron aún más el esclarecimiento de las circunstancias en torno a la muerte de Liam Payne. A pesar de la declaración oficial de que no fue un suicidio, los testimonios y las pruebas recopiladas generaran aún confusión sobre el estado en el que se encontraba el cantante antes de la fatal caída.
Una de las primeras contradicciones surgió de las declaraciones de Rogelio Nores, amigo cercano de Payne, quien afirmó que el cantante se encontraba “de buen ánimo y perfectamente equilibrado” el día de su muerte. Sin embargo, empleados del hotel describieron su comportamiento como “errático”, lo que generó dudas sobre la precisión de la versión de Nores. Además, las grabaciones de las cámaras de seguridad mostraron cómo Payne fue cargado a su habitación por varias personas, lo que contradice las afirmaciones de su amigo de que él estaba bien cuando se fue.
Otro punto conflictivo fue la intervención de Nores en el día de la muerte de Payne. Según su testimonio, estuvo en el hotel en tres ocasiones y se retiró 40 minutos antes de la tragedia. Sin embargo, no quedó claro si realmente tuvo conocimiento del estado de salud de Payne, ya que las imágenes y testimonios sugieren que el cantante estuvo en un estado preocupante antes de caer.
Aunque aún faltan aclarar algunos puntos de la investigación, se espera la declaración de Kate Cassidy, pareja de Payne en esos días, sobre lo que ocurrió durante los últimos momentos del cantante. Aunque no está siendo investigada por ningún delito, su testimonio como testigo en el juicio podría aportar detalles clave para resolver los últimos puntos sobre la muerte del cantante.