
Roberto Prevost, nombre de nacimiento del nuevo papa, fue activo escucha de las víctimas del Sodalicio y contribuyó a la expulsión de los miembros que eran parte del clero. José Enrique Escardó, el primer exsodálite en denunciar abusos en la organización fundada por Luis Figari en 1970, se reunió con él en enero pasado y mantuvo comunicación escrita vía Whatsapp hasta el lunes pasado. “Esto es lo peor que le pudo pasar al Sodalicio. Papa peruano que botó al exarzobispo de Piura y Tumbes José Antonio Eguren, mi abusador psicológico”, contó en la red social X apenas se hizo pública la decisión del cónclave junto a una foto de ambos.
Como prefecto del Dicasterio para los Obispos, Prevost recibió el informe de la misión especial que investigó, por orden del papa Francisco, las graves denuncias de abusos psicológicos, físicos y sexuales dentro de la organización. A diferencia de otras pesquisas iniciadas en los últimos años, dicha misión, integrada por Charles Scicluna, arzobispo de Malta, y el sacerdote Jordi Bertomeu, incluyó dos temas poco tratados: la persecución legal contra los periodistas investigadores y las denuncias relacionadas al papel económico de la organización y sociedades vinculadas.

Por eso, en su visita a Perú en julio del 2023, la misión Sicluna-Bertomeu recibió a un grupo de comuneros de Catacaos, Piura, quienes denunciaban el despojo de tierras ancestrales y la criminalización por las empresas vinculadas al Sodalicio.

“El papel de León XIV fue determinante, de perfil bajo. Gracias a su gestión se destituyó a Eguren, que había convertido el Sodalicio en un lugar de mucho dinero, no fue una decisión fácil y eso ha hecho que sea víctima de una campaña de enlodamiento de parte de este grupo”, explica al programa Hora 25 la periodista Paola Ugaz, quien junto a Pedro Salinas publicó el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’ en el año 2015. Aunque la primera denuncia de Escardó se publicó en el año 2000, fue ese libro el que recopilar treinta crudos testimonios de víctimas que evidenciaban los mecanismos de sujeción a los que estaban sometidos los jóvenes integrantes de la organización religiosa.

La recomendación de Prevost fue remover al arzobispo José Eguren Anselmi por la sospecha de manos manejos en la cúpula económica del Sodalicio. Finalmente, el 2 de abril de 2024 Eguren renunció a ser obispo de Piura. En una entrevista al medio Religión Digital, días antes del cónclave, Salinas reiteró que Prevost fue uno de los cinco obispos que, cuando tuvo un rol directivo en la Conferencia Episcopal Peruana, hizo cosas a favor de las víctimas del Sodalicio junto con el cardenal y arzobispo de Lima, Carlos Castillo, el cardenal Pedro Barreto, el obispo exsodálite Kay Martín Schmalhausen y el exobispo de Caravelí Reinaldo Nann.
Cinco meses después de la renuncia a la arquidiócesis de Piura y Tumbes, el 25 de setiembre del 2024, Francisco expulsó a 10 miembros de la cúpula del Sodalicio, entre ellos a monseñor José Antonio Eguren Anselmi, a quien Escardó señala como uno de los principales responsables de los abusos que vivió en el Sodalicio entre los años 1986 y 1989.
La expulsión de todo el grupo se sustentó en el “escándalo producido por el número y la gravedad de los abusos denunciados por las víctimas, particularmente contrarias a las enseñanzas del evangelio de la Iglesia Católica”, de acuerdo con la Nunciatura Apostólica en el Perú.

Específicamente se informó de cinco tipo de abusos: 1) abuso físico, incluso con sadismo y violencia; 2) abuso de conciencia, con métodos sectarios para quebrar la voluntad de los subordinados; 3) abuso espiritual, con instrumentalización en el fuero externo de la información obtenida en el fuero interno no sacramental o dirección espiritual: 4) abuso de cargo y de autoridad, con episodios de hackeo de comunicaciones y acoso en el lugar de trabajo así como encubrimiento de los delitos cometidos en el seno de la institución; 5) abuso en la administración de bienes eclesiásticos y 6) abuso en el ejercicio del apostolado del periodismo.
Ese fue el preámbulo de la decisión final del papa Francisco de suprimir del Sodalicio y de todas las ramas fundadas por Figari. El último capítulo se selló el 14 de abril de este año, cuando el superior general de extinta organización religiosa firmó el decreto de supresión tras dos décadas de denuncias de abusos sexuales, físicos y psicológicos contra ex miembros.
En un comunicado, el Sodalicio pidió perdón para las víctimas de abusos cometidos incluso desde la misma creación de la sociedad de vida apostólica. El Informe Final de Reparaciones, que acompañó el pronunciamiento final, reconoce 98 víctimas de abusos, 37 de ellas por abusos sexuales (17 cuando eran menores de entre 11 y 17 años) entre 1971 y 2025.
A la disolución del Sodalicio se suma la supresión de todos los grupos religiosos fundados por Figari: la Fraternidad Mariana de la Reconciliación (FMR), las Siervas del Plan de Dios y el Movimiento de Vida Cristiana. Mons. Jordi Bertomeu Farnós fue nombrado como Comisario Apostólico para las tareas de la supresión. Él se encargará, en primer lugar, de garantizar que los bienes de la suprimida organización sirvan para resarcir a las víctimas.
Figari fue Superior General por casi 40 años, hasta su renuncia en el año 2010. A él se le señala como perpetrador y encubridor de abusos psicológicos, físicos y sexuales. En el año 2017, un informe realizado por una comisión de expertos convocada por el mismo Sodalicio reconoció los abusos contra al menos 19 menores y 10 adultos.
En el momento de la supresión, el Sodalicio contaba con 135 miembros en los 9 países donde estaba presente. Juan Carlos Boldt Pérez, último Vicario General del SCV, informó a El Comercio que será decisión personal de cada exmiembro laico vincularse, si así lo desea, con alguna congregación o institución existente. En el caso de los sacerdotes que deseen seguir con el ministerio, deberán entrar en un proceso de vincularse con alguna comunidad religiosa o diócesis en la cual el Obispo del lugar los acepte. Sobre las empresas vinculadas del Sodalicio, Boldt Pérez dijo que “todos los entes a nombre del Sodalicio tanto en el ámbito civil como eclesial serán extintos”. Sin embargo, asociaciones como Asociación San Juan Bautista, la red de colegios sodálites y la Fundación Acción Solidaria seguirán funcionando.