
Aunque fue nombrado prefecto por el propio Francisco, y eran bastante cercanos, cada papa imprime su propio sello a su mandato.
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Prevost nació en Chicago, Estados Unidos, y desde joven fue parte de la Orden de San Agustín. En 1988 llegó al Perú como misionero y pasó varias décadas trabajando en el norte del país. Fue obispo de Chiclayo y, años después, ocupó cargos de liderazgo en la Iglesia agustiniana a nivel global. Su nacionalización peruana simboliza un vínculo real y no meramente formal con de Latinoamérica.
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Ese lazo con la región recuerda el énfasis latinoamericano que marcó el pontificado de Francisco, el primer Papa nacido en el sur global. Sin embargo, a diferencia de su predecesor, que llegó desde el episcopado de Buenos Aires con un fuerte discurso político y social, León XIV ha cultivado un perfil más discreto, aunque no por ello menos influyente.
Durante el gobierno de Francisco, Prevost fue llamado a Roma para liderar el Dicasterio para los Obispos, una de las oficinas más estratégicas del Vaticano. Desde allí, tuvo incidencia directa en los nombramientos episcopales y en la formación del liderazgo eclesial, un rol clave para sostener el proceso de reforma iniciado en 2013.
El Padre Rafael Fernández Hart, rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), señala a El Comercio que aún es prematuro hablar del perfil ideológico del nuevo representante del Vaticano.
“Espero que sea como el Papa anterior, a saber, un Papa que quiere volver al evangelio, que lee el evangelio, que se nutre del evangelio, y que lo que nos propone a los creyentes brota de su lectura, de su oración del Evangelio. En ese sentido, sí pienso que es un Papa que va a poner en el centro del ministerio su experiencia con la gente, su experiencia pastoral”, dice.
No obstante, Fernández aclara que le parece que poner etiquetas a las personas de reformistas, progresistas o conservadores es reductor.
Francisco, la sinodalidad y el desafío de continuar su legado
Uno de los puntos centrales del legado de Francisco fue su impulso por una Iglesia sinodal: más abierta, participativa y descentralizada. A ello se sumaron sus posturas hacia temas sociales como el cambio climático, los migrantes y su mensaje hacia la comunidad LGTB. Aunque no alteró la doctrina, sí promovió un enfoque pastoral más cercano y menos punitivo.
En ese sentido, la elección de León XIV parece reforzar ese giro pastoral, aunque resta por ver si mantendrá la intensidad de esos gestos simbólicos. Su primer mensaje al ser elegido fue un llamado a la humildad y al servicio, una línea que recuerda el tono de Francisco.
“Siempre hay una ruptura y una continuidad”, menciona a este Diario el rector de la UARM.
Sobre la iglesia sinodal, un concepto impulsado por Francisco y criticado por el sector conservador, que define a la Iglesia como comunidad en peregrinación conjunta hacia el reino de Dios, el religioso señala que no es una invención del papa Francisco. “La Iglesia es históricamente sinodal. Hay que entender bien que no es una invención de Francisco, sino que lo que hace Francisco es hacer operativo, concretar algo que es propio de la identidad de la Iglesia”, apunta.
“Sobre los otros temas, creo que el papa León XIV va a estar muy atento, en la medida que son hoy temas muy delicados y que han sido tratado por la Congregación de Cardenales. Sospecho que el nuevo papa va a poner preocupación en el tema de la curia vaticana y la descentralización del poder”.
Así, con respecto a los temas relacionados con la comunidad LGTB, Fernández considera que Francisco, como hombre carismático, decía cosas muy elocuentes, pero no ponía nada por escrito.
“Podría decir, en efecto, quién soy yo para juzgar, o por ejemplo decía: “No es un delito amar”. La pregunta es, ¿qué es lo que hacía el papa Francisco y qué es lo que decía? A mí manera de ver, lo fundamental está en que tenemos que escuchar a las personas. Lo que se espera de la Iglesia de Jesucristo no es condenar por delante, sino, en primer lugar, escuchar a las personas”, comenta.
De esta manera, se devuelve la dignidad a la persona: una dignidad que implica poder expresarse tal como es y que amerita ser escuchada. Así como Francisco supo responder a esa necesidad, el académico considera que el nuevo Papa también la tendrá presente en su ministerio.

Un legado en Perú
El tiempo dirá si León XIV será un Papa de continuidad, de síntesis o de viraje. Lo cierto es que su elección, por su simbolismo y trayectoria, sugiere que América Latina sigue teniendo un peso importante en el presente y futuro de la Iglesia católica. Y más aún, su vínculo con el Perú no es superficial: “El rol pastoral va a estar afincado en una experiencia peruana que lo ha marcado”, señala el académico.
La experiencia pastoral de León XIV en el país ha sido tan determinante que, al hablar en público, luego del italiano se dirige en castellano directamente a la Diócesis de Chiclayo. No solo no ignora su raíz: su enraizamiento pasa por el Perú, que de alguna manera lo formó más allá de lo académico.
“La verdadera formación de un Papa no solo la da una universidad. La da la gente. La pastoral es lo que forma al sacerdote, al obispo, al religioso. Esa pastoral es la que ha formado al papa León XIV. Y el hecho de que tenga un pie en Estados Unidos y otro en el Perú va a ser fundamental en su ministerio”.