
El presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, podría tener los días contados si es que en el Congreso, además de las cuatro mociones de censura presentadas, se logran alcanzar los votos para dejarlo fuera del Gabinete y con ello generar la crisis total y la presidenta se vea obligada a renovar íntegramente a sus ministros.
Adrianzén tiene la esperanza de persuadir a los parlamentarios, mientras que sus ministros declaran a los medios con una sola consigna: unidad para vencer el crimen organizado, como si la necesaria renovación del Gabinete supusiera una división.
Dice también el presidente del Consejo de Ministros que, si él estuviera seguro de que su salida significaría la solución a la criminalidad él no dudaría en dar un paso al costado, dejando de lado el craso error que cometió el miércoles 30 de abril cuando los periodistas le preguntaron por el secuestro de los 13 trabajadores mineros en Pataz.
“Nos preocupa que esta información sea cierta. Sin embargo, nuestros órganos de seguridad no tienen noticia de que el suceso que se informó sea veraz. No hay ninguna denuncia hasta el momento… Se ha recibido información extraoficial […] que reitera la inexistencia de este hecho”. Con esta respuesta Adrianzén exhibió la pobreza de la información de inteligencia que recibe, si la recibe, pues no se entiende tal dislate.
Y la situación empeora si tenemos en cuenta que el lunes 5 de mayo se supo que, al momento del hallazgo, los trabajadores tenían ya unos ocho días muertos, por lo tanto, al momento de la lamentable respuesta de Adrianzén, los mineros de Pataz ya estaban muertos.
Tras los 39 muertos en Pataz y los anuncios de toque de queda, comando unificado policial militar y control total de las Fuerzas Armadas, parecen simples reacciones a un problema más profundo.
El asesinato de Paul Flores de Armonía 10 gatilló la censura del ministro del Interior Juan José Santiváñez, ¿qué tendría que pasar en el Gabinete tras el brutal asesinato de 13 trabajadores mineros en Pataz?
A la tragedia de Pataz se suma el desatinado e inoportuno pedido de reestructuración de la escala salarial del Estado que dejaría a la presidenta Dina Boluarte con un sueldo de 35.600 soles. No hay recursos para equipar a la policía, ¿pero sí para incrementar la remuneración de la mandataria?
Al cierre de esta columna nos enteramos de la elección del cardenal Robert Prevost como el nuevo papa de la Iglesia Católica y sucesor del apóstol Pedro. El papa León XIV, peruano por decisión, ha sido obispo de Chiclayo y es muy querido en estas tierras. El Perú celebra al Papa con DNI que dedicó unas palabras en castellano a su “querida diócesis de Chiclayo”.
No dudamos de que la presidenta Dina Boluarte solicitará permiso al Congreso para asistir a la misa de inicio del pontificado. Esta vez, el Parlamento tendría que otorgarle la autorización.