Más allá del escenario de censura que atraviesa el Congreso respecto de su presidente, Eduardo Salhuana, esta temporada de receso parlamentario es ideal para realizar un balance del actual quinquenio que está por entrar a su último tramo en julio.
Desde el arranque, es evidente que el balance es negativo y lo podemos resumir en siete puntos concretos: 1. Una presunta red de prostitución. 2. Denunciados por violación (uno desaforado y otro en investigación). 3. El caso de los mochasueldos (más de diez congresistas acusados y solo una desaforada). 4. El caso de ‘Los Niños’ y los intercambios de votos a favor de prebendas políticas. 5. Los viajeros (no solo los que utilizaron pasajes del Congreso para asistir a un cumpleaños, sino también los que aprovecharon para sus travesías de Año Nuevo y los que fueron a ‘cazar’ ovnis en otro país). 6. Los ‘lobbies’ a sectores informales/ilegales (caso de la minería ilegal y los colectiveros informales). 7. Las leyes antitécnicas (la detención preliminar, la creación de universidades y una larga fila de ejemplos).
Este listado es solo un resumen de los principales excesos legislativos que ha mostrado el actual quinquenio donde, además, ha primado el blindaje. Existen más de 20 parlamentarios denunciados constitucionalmente por la fiscalía y la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales –presidida por APP– no ha mostrado señales de querer resolver ninguna. La propia fiscalía le ha llamado la atención por este letargo.
La Comisión de Ética Parlamentaria es otra instancia que no quiere hacer su trabajo. En este grupo de trabajo siempre encuentran la forma de entrampar las posibles sanciones propuestas por el equipo técnico. Argumentos para sancionar existen, pero es en la correlación de votos donde los casos terminan desinflándose o encarpetándose.
“Hoy por mí, mañana por ti”. Esa es la máxima regla no escrita en el actual período que les permite sobrevivir bajo una coraza de blindajes, sin importarles la imagen de la institución que representan. Tampoco parece importarles la imagen de los partidos que representan. Los congresistas, que no ven más allá de sus curules, actúan bajo la premisa de que nadie puede decirles lo que deben hacer.
A partir de abril, cuando entramos a la campaña electoral, los partidos se encontrarán ante un terreno hostil de desafección ciudadana, cosechando los frutos de la desaprobación de sus congresistas. A los partidos parece importarles poco este escenario, y los casos de APP y Fuerza Popular son los mejores ejemplos. El líder de APP, César Acuña, considera que es suficiente salir en conferencia de prensa a marcar distancia de Salhuana. La realidad exige mucho más que eso, sobre todo cuando estamos hablando de casos graves como una denuncia de una red de prostitución.
Los resultados de los excesos legislativos los veremos en las próximas encuestas, aunque esto tampoco resulta importante para los congresistas ni para los partidos. Al final, la mayor reacción la veremos cuando estemos frente a los resultados del 2026 de aquellos que busquen postular a la reelección.