Lunes, Diciembre 23

La primera casa del recorrido se ubica en el jirón Monte Cedro, en el distrito de Santiago de Surco. El dueño, Alfredo Iriarte, reveló a este diario la inspiración detrás de cada uno de los muñecos que ha diseñado y colocado él mismo en su vivienda de tres pisos, donde los ha instalado durante los últimos cuatro años. “Soy enfermero técnico, y justo cuando empezó la pandemia en 2020, tuve que cuidar a mi padre. Tenía 91 años y quedó postrado en cama por diabetes. Dejé mi trabajo para ocuparme de él hasta sus últimos días, cuando falleció. Fue muy duro para mí”, comentó.

Alfredo explicó que, para calmar el dolor por la muerte de su padre, Óscar Iriarte, comenzó a ver tutoriales en YouTube sobre cómo hacer distintos tipos de manualidades. “A mi padre le encantaba la Navidad, se volvía un niño. Para mí, esto es una forma de honrarlo y mantener viva su memoria. Cada inflable en mi casa representa una cualidad de él. Por ejemplo, el muñeco de la galleta de jengibre representa la valentía de mi padre, pero también refleja cómo, a veces, emocionalmente se desquebrajaba, por eso la galletita. Por otro lado, el soldado del cascanueces representa el carácter de mi padre, quien siempre fue la cabeza de familia. Y lo más llamativo, la calavera, simboliza la terapia que me ayudó a sobrellevar el duelo tras la muerte de un ser querido”, explicó.

Destacó que la figura del Grinch se debe a que, a pesar de que a su padre le encantaba la Navidad, su personaje favorito de esa época era el clásico Grinch verde. “Me tardo casi un mes en hacer toda esta decoración. Desde noviembre ya empiezo a trabajar porque hay que revisar el sistema de cableado y las corrientes. Al final, todo vale la pena, porque muchas personas vienen a tomarse fotos con mi fachada, sobre todo los fines de semana, hasta aproximadamente la 1 de la mañana. Pero yo encantado, me gusta poder compartirlo y ver cómo los niños se sienten alegres”, contó.

Le deseo a todos una Feliz Navidad, que las familias se unan y dejen las discusiones, porque el día en que esa persona con la que peleaste ya no esté, uno se lamentará. Como toda familia, a veces discutí con mi papá, pero lo que me reconforta es que di todo por él en sus últimos días de vida, le di todo mi amor, y eso me hace sentir muy feliz”, concluyó.

Más fachadas

En el cruce del Jr. Fray Luis de León y la Av. Aviación, en el distrito de San Borja, una casa destaca por las luces blancas y los muñecos navideños que la rodean desde hace 22 años. En ella viven las hermanas Patricia y Miriam Bustamante, quienes, con la ayuda de Oswaldo Chuquiruna Huatay —a quien ellas llaman “el artista” y quien se encarga de cargar y colocar todas las decoraciones—, revelaron a El Comercio el trasfondo detrás de su tradición. “Nosotros comenzamos con este proceso desde la segunda semana de noviembre. Oswaldo viene a bajar todas las decoraciones que tenemos en la azotea. Él también supervisa las luces y, en caso de lluvias, las apaga para evitar que se quemen. Nuestra regla es que las luces se enciendan todos los 28 de noviembre, como en Madrid”, explicó Patricia.

Oswaldo es quien sube al techo y a cada rincón de la casa para colocar las luces. “Nos dejamos llevar por el espíritu navideño y nos vamos organizando poco a poco. Desde que llegué a esta casa, hay adornos que han prevalecido, pero año tras año nos vamos reinventando y agregando más cosas. Como ya conozco la casa, dejo volar mi imaginación e intento sorprender cada año a las personas que ven la fachada”, comentó Oswaldo.

Patricia destacó que a su familia siempre le ha gustado celebrar la Navidad. “Nosotros somos de la provincia de Marañón, en Huánuco. Mi abuelita siempre hacía decoraciones con elementos de la naturaleza, por lo que desde niña siempre tuve el espíritu navideño en el corazón. Cuando me casé, seguí la tradición de decorar en mi casa. Cada año, agregamos cosas nuevas”, mencionó Patricia.

Las hermanas destacaron que muchas personas vienen a tomarse fotos con la fachada, y enfatizaron que, siempre que viajan a otros países, suelen adquirir productos exclusivos para incorporarlos en sus decoraciones, creando así una mezcla cultural. “Siempre hay que mantener los lazos familiares, no solo en estas fechas, sino de manera permanente. Al ser humano hay que acompañarlo para tener una sociedad más solidaria”, comentó Miriam. “Para nosotros, la Navidad también significa perdonar. Somos seres humanos. Espero que todos pasen una hermosa Navidad y un feliz Año Nuevo”, concluyó Oswaldo.

El siguiente lugar en la lista se encuentra en la popular alameda Monte Umbroso, en Santiago de Surco, donde cada año diferentes edificios compiten por ser los más iluminados y llamativos para las personas que vienen a tomarse fotos. Uno de estos edificios tiene como presidente de la junta de propietarios a Guillermo Maisch, quien explicó a El Comercio cómo se ha ido desarrollando esta tradición. “Yo vivo aquí desde hace 10 años, pero en realidad, esta cuadra siempre ha sido adornada desde hace más de 20 años. Generalmente, hay una competencia sana entre los edificios”, comentó.

En el caso de nuestro edificio, hemos querido representar todos los símbolos navideños: el árbol de Navidad, la estrella que guía a los Reyes Magos, el ángel, todo el nacimiento, y más. Consideramos que somos los más completos. Nosotros comenzamos a prepararnos desde el 1 de diciembre. Es un trabajo de montaje que toma todo un día, en el que los vecinos del edificio se ponen de acuerdo para que cada año podamos mejorar e innovar”, explicó.

Guillermo destacó que este año han innovado colocando luces multicolores, que le dan a la fachada un aspecto más simpático. “Aquí vienen muchísimas familias a pasear y a tomarse fotos. Creo que esto no solo se trata de arreglar o competir, sino de darle profundidad a lo que es la Navidad y de mantenernos unidos. Hay que acercarnos más a nuestros seres queridos, y lo que más alegría me da es ver lo unidos que son mis hijos y nietos. De eso se trata la Navidad”, concluyó.

Pasaje Rázuri

Cada diciembre, el Pasaje Rázuri, ubicado en la urbanización Retablo de Comas, se transforma en un escenario lleno de magia y color que atrae a cientos de personas de la capital y de otras ciudades cercanas, como Trujillo, Huancayo y Huacho. Esta villa navideña, que se extiende entre las avenidas Retablo, Manuel González Prada y Micaela Batidas, se convierte en un punto de encuentro familiar, donde el espíritu de la Navidad se vive con entusiasmo y creatividad. Los visitantes se asombran con las luces, adornos y figuras que decoran cada rincón del pasaje.

El principal atractivo de esta celebración es su singularidad. Entre los elementos más destacados se encuentran un nacimiento de Jesús con un toque andino, la casa de Papá Noel, árboles adornados que iluminan el camino y diversas figuras navideñas, como renos, osos polares y trenes. La escena se completa con un edificio decorado completamente con luces.

El esfuerzo de los vecinos de la zona es evidente, ya que desde octubre comienzan a preparar las decoraciones. “Nos toma más de un mes. Desde octubre ya estamos sacando la mercadería. Es una logística grande la que tenemos”, comenta una vecina. En 2016, el esfuerzo comenzó con sencillos adornos, pero con los años, la villa navideña ha evolucionado hasta incluir más de 30 maquetas, algunas de ellas inspiradas en elementos icónicos, como la rueda de la fortuna. Lo más impresionante es que muchas de estas creaciones están hechas con materiales reciclados, lo que demuestra el compromiso de la comunidad con la sostenibilidad.

Las decoraciones, que incluyen más de 1.000 luces, llenan el lugar de un brillo especial cuando cae la noche. Las figuras animadas, como Papá Noel y los osos polares, invitan a los visitantes a tomarse fotos y disfrutar del ambiente festivo. Con acceso libre y sin costo alguno, esta villa navideña se ha consolidado como un destino imperdible durante todo el mes de diciembre.

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