
Inicialmente, solo Usha Vance y uno de los tres hijos de la pareja tenían previsto visitar Groenlandia. Planeaban asistir a una tradicional carrera de perros de trineo en Sisimiut, una ciudad al sudoeste de la isla, recorrer lugares históricos y aprender sobre la cultura de este impresionante territorio. El viaje dio un giro la noche del martes 25, cuando el vicepresidente anunció que se sumaría al trayecto, dando paso a una agenda centrada en la seguridad nacional.
El viaje de los Vance provocó un fuerte rechazo entre las autoridades de Groenlandia y Dinamarca, que enfatizaron que nunca invitaron a la pareja y han calificado de agresiva la visita. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, dijo el martes último que este viaje supone “una presión inaceptable”.
En medio de la tensión, la Casa Blanca anunció en las últimas horas una reducción del itinerario. El vicepresidente y su esposa no asistirán a la carrera de perros de trineo ni a ningún evento en Groenlandia y limitarán su visita a la Base Espacial Pituffik, una instalación militar estadounidense situada en las alturas del Círculo Polar Ártico, a casi 1.600 kilómetros al norte de Nuuk, la capital.
La decisión fue recibida con cierto alivio por Dinamarca y Groenlandia, donde la ciudadanía rechaza mayoritariamente las intenciones expansionistas del gobierno de Trump. “Creo que es muy positivo que los estadounidenses hayan cancelado su visita entre la sociedad groenlandesa. Solo visitarán su propia base, Pituffik, y no tenemos nada en contra de eso”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores danés Lars Løkke Rasmussen a la radio pública DR.
Octavio Pescador, analista político y comentarista de CNN en Español, señala que uno de los factores para que se cambiara la agenda es la posible reacción negativa que los groenlandeses podrían adoptar. “Definitivamente no todos iban a darle la bienvenida a Vance, y por ello acotó sus planes, ya nada más irá a la base militar. Si no todos lo pueden ver bien, se expone a que en un evento en la calle alguien le aviente un tomatazo y siendo él vicepresidente no es muy sensato exponerse a eso, ni a él ni a su familia”, dice a El Comercio.
Trump pone más tensión
Lejos de calmar los ánimos, Trump dijo el miércoles 26 que el viaje de su vicepresidente a Groenlandia es para “convencer” a sus habitantes de unirse a Estados Unidos. “Necesitamos a Groenlandia para la seguridad internacional. La necesitamos; debemos tenerla. Es vital para una postura de defensa, sobre todo teniendo en cuenta como está el mundo. Odio tener que decirlo así, pero vamos a tener que hacerlo”, dijo el presidente en una entrevista con el pódcast conservador “The Vince Show”.

Trump inició su segundo mandato reafirmando su compromiso con hacerse del control de Groenlandia, un territorio clave no solo por sus recursos naturales sino por su ubicación estratégica. La postura provocó fuertes tensiones con Dinamarca, aliado de Washington y socio de la OTAN.
“La visita de Vance es una provocación y una falta de respeto a las personas del país, totalmente”, comenta a este Diario Andy Gómez, analista político afincado en Miami.
Para el experto, es absurdo que el presidente de Estados Unidos diga que tiene que tomar Groenlandia para la seguridad nacional de su país. “No solo viola todas las leyes internacionales, sino también la soberanía de un país, sin consultar con ellos. Nunca se ha visto algo así en la política estadounidense”, afirma.
La visita coincide con el escándalo en Estados Unidos por la filtración de un chat grupal cifrado del gobierno al que tuvo acceso un periodista. En esa conversación no solo se revelaron planes de guerra para atacar a los rebeldes hutíes de Yemen, sino que Vance expresó su animadversión por Europa y criticó que Washington “volviera a salvar” a ese continente.
La inédita filtración provocó duras críticas de los demócratas y expertos en inteligencia contra el asesor de seguridad nacional estadounidense, Mike Waltz, quien tuvo que retirarse de la comitiva que viaja a Groenlandia debido a la polémica.
En esa línea, Pescador considera que ese escándalo es otra razón para que Vance haga una visita acotada a Groenlandia.
“Ya se cometió un error en términos de comunicación y en términos de la relación con los países aliados. Ahora se tiene que hacer un control de daños y el vicepresidente no puede andar paseando, siendo que él estaba en esa conversación filtrada. Además, este miércoles se divulgaron los chats en su totalidad y queda aún más claro que Estados Unidos quiere una relación con Europa más transaccional. Y esa es una actitud que Estados Unidos no ha tenido nunca con Europa”, apunta.
Los ojos sobre Vance
Los expertos coinciden en que Vance tiene varios desafíos para afianzar su rol como segundo al mando en el gobierno de Trump.
“En este momento Vance no es una figura fuerte dentro del gobierno. Trump dirige todo y el gabinete, incluyendo el vicepresidente, son personas a las que no le queda más remedio que tratar de implementar las ideas de Trump”, dice Gómez.
Pescador añade que el vicepresidente enfrenta dos situaciones que no le favorecen en términos de su imagen pública. La primera es que hubo un momento en el que hizo eco de las críticas a Elon Musk, quien ha tenido mayor visibilidad que él a pesar de que no fue electo.
“El segundo es que, al menos por lo que se ve, no hay una comunicación inmediata y directa del vicepresidente con el mandatario. En los mensajes filtrados Vance pide que se aplacen un mes los ataques en Yemen. Y él dice, ‘no sé si esté consciente el presidente de que esto puede contravenir el mensaje que estamos dando a Europa, de ser más duros o más transaccionales’. Eso sin duda no ha caído bien”, concluye el experto.