En su primera entrevista a una cadena de televisión tras haber sido reelegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump reafirmó sus promesas de indultar a sus partidarios radicales que irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero del 2021 y de ir tras los miembros del Congreso que lo culparon por los disturbios de aquel día. “Honestamente, deberían ir a la cárcel”, afirmó. Entre esos parlamentarios está la excongresista republicana Liz Cheney, una de las más feroces oponentes del mandatario electo y quien ya está viviendo el inicio de esa venganza.
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Los republicanos de la Cámara de Representantes publicaron este martes 17 un informe que pide procesar a Cheney por su papel en la investigación que realizó el Congreso del asalto al Capitolio por una turba de fanáticos trumpistas que querían impedir que se certificara la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Cheney, hija del exvicepresidente republicano Dick Cheney, tuvo un alto cargo en el comité investigador y fue una de los dos republicanos que integró la comisión, conformada por siete personas en total.
Después de interrogar a más de mil personas y revisar un millón de documentos, la pesquisa en la que participó Cheney concluyó que Trump “supervisó y coordinó un sofisticado plan” para “revertir la elección presidencial y evitar la transferencia del poder” y consideró que la fiscalía debía procesar al exjefe de Estado por haber intentado revertir el resultados de las elecciones del 2020.
El reciente pedido de procesar a Cheney se enmarca en una investigación iniciada por los republicanos en el 2022, cuando recuperaron la mayoría de la Cámara Baja, con el fin de investigar “las fallas y la politización de la comisión del 6 de enero”.
Según el informe de la Comisión de Administración de la Cámara de Representantes, presidida por el republicano Barry Loudermilk, publicado esta semana, Cheney debería ser investigada por manipulación de testigos pues conspiró con un exfuncionario de la Administración Trump que testificó contra el líder republicano. Este testigo es Cassidy Hutchinson, una joven excolaboradora de la Casa Blanca que relató detalladamente las acciones del presidente ese día.
Hutchinson testificó ante la comisión del 6 de enero en la audiencia del 2022 que no había sido sincera durante sus primeras entrevistas con el panel y que tenía un “conflicto moral”, y posteriormente afirmó que Trump se encontraba en la Casa Blanca mientras se desarrollaban los disturbios en el Capitolio.
“Hasta que no responsabilicemos a los culpables y reformemos nuestras instituciones, no recuperaremos completamente la confianza”, afirmó Loudermilk, representante republicano por Georgia.
Cheney ya ha respondido a las acusaciones, afirmando que el ‘informe interino’ de Loudermilk “ignora intencionalmente la verdad y el enorme peso de las pruebas del llamado comité selecto, y en su lugar fabrica mentiras y alegaciones difamatorias en un intento de encubrir lo que hizo Donald Trump”.
Añadió que el comité selecto del que ella formó parte escuchó a “decenas de testigos republicanos, incluidos muchos de los funcionarios más importantes de la Casa Blanca, la campaña y la Administración de Trump”. Recordó que la pesquisa produjo “un informe de 800 páginas muy detallado y meticulosamente documentado “.
“El 6 de enero mostró a Donald Trump tal como es realmente: un hombre cruel y vengativo que permitió que continuaran los ataques violentos contra nuestro Capitolio y los agentes del orden mientras él veía televisión y se negó durante horas a instruir a sus seguidores para que se retiraran y se fueran”, apuntó Cheney en un comunicado publicado esta misma semana.
Trump fue imputado penalmente por ese caso, pero el fiscal especial Jack Smith retiró la acusación tras su reciente victoria electoral.
De estrella en ascenso a enemiga de Trump
Liz Cheney, quien representó a Wyoming en el Congreso, alguna vez fue considerada una figura en ascenso dentro del Partido Republicano hasta que fue expulsada de esa agrupación después de votar a favor de un juicio político contra Trump por insurrección.
La agencia AP recuerda que una vez que se convirtió en vicepresidenta de la comisión del 6 de enero, Cheney perdió la reelección para su escaño en la Cámara de Representantes ante un candidato respaldado por Trump en Wyoming.
Durante la última contienda electoral por la Casa Blanca, Cheney estaba comprometida con la idea de evitar que Trump regresara a la Casa Blanca, e hizo campaña por la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris. Al intentar convencer a los votantes, llamó a Trump “dictador vengativo y cruel” después de que él sugiriera que la excongresista sería menos “halcón de guerra” si estuviera frente a un pelotón de fusilamiento.
El presidente electo ha repetido varias veces sin pruebas que el comité en el que participó Cheney destruyó pruebas durante su investigación y que ella es una de las responsables.
“Cheney hizo algo inexcusable, junto con Thompson y la gente del comité de despido de matones políticos y, ya sabe, degenerados”, dijo en alusión al demócrata Bennie G. Thompson, presidente del comité. “Ellos eliminaron y destruyeron todas las pruebas”. “Cheney estaba detrás de todo esto, al igual que Bennie Thompson y todos los que estaban en ese comité. Por lo que hicieron, sinceramente, deberían ir a la cárcel”, afirmó recientemente.
¿Qué puede pasar ahora?
El informe republicano se publica en un momento en que Trump ha prometido represalias contra sus enemigos políticos, incluida Cheney.
De hecho, el reporte solicita ahora al FBI que investigue a Cheney por manipulación de testigos y el propio Trump advirtió esta semana que la excongresista podría tener “serios problemas” tras la publicación del informe.
“Liz Cheney podría verse en serios problemas, según la evidencia obtenida por el subcomité [del Congreso], que establece que ‘probablemente Cheney violó numerosas leyes federales y que esas violaciones deberían ser investigadas por el FBI’”, publicó Trump la madrugada de este miércoles 18 en su red social Truth Social.
Además de Cheney, Trump quiere procesar a la presidenta emérita de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y a otros miembros de la comisión del 6 de enero, así como a Smith, el fiscal especial que lo imputó por este caso.
Un detalle no menor es que Trump ha nombrado como director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) a Kash Patel, un aliado fiel que en el 2023 aseguró que como jefe del FBI las agencias policiales “perseguirían” a los periodistas, así como a ciertos funcionarios de la administración Biden.
Mientras ocurre todo esto, los medios estadounidenses señalan que el presidente demócrata, al que le queda solo un mes en el cargo, está considerando emitir indultos para proteger a los miembros del Congreso y otros de la posible venganza de Trump. Incluso se menciona que Cheney podría verse beneficiada si es necesario.