Sábado, Noviembre 23

Cali, Colombia. La primera semana de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16) llegó a su fin y aunque una de las premisas de estos eventos de negociación es que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, todos los temas empezaron a discutirse. Algunos de ellos permanecen estancados y otros han dado pequeños pasos hacia un consenso.

Muchos detalles sobre las negociaciones no son públicos, pero diversas fuentes observadoras de las negociaciones y de organizaciones no gubernamentales confirman avances en temas como biodiversidad y salud, gestión sostenible de la vida silvestre y el abordaje de los factores que impulsan el declive de la biodiversidad.

Sin embargo, persisten las divisiones que amenazan con descarrilar las negociaciones, incluyendo las relacionadas con la movilización de los recursos necesarios para financiar la acción sobre biodiversidad y el establecimiento de un mecanismo multilateral de distribución de beneficios de los recursos genéticos de la naturaleza.

El eterno bucle en torno al financiamiento

“A pesar de las conversaciones constructivas de esta semana y algunos avances prometedores en los temas ‘más fáciles’ de la COP16, aún se requiere un trabajo importante de construcción de confianza en el tema de financiamiento,” comenta Lin Li, directora senior de Política Global e Incidencia de WWF Internacional.

“Los países necesitan ir más allá de simplemente reiterar sus posiciones y, en su lugar, buscar soluciones para lograr avances reales. Nos encontramos a solo dos meses de 2025, la fecha límite establecida en la COP15 para que los países desarrollados proporcionen 20 000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo para la conservación de la biodiversidad. Es crucial que el financiamiento sea adecuado, oportuno y accesible, llegando a las personas y lugares que más lo necesitan,” añade Li.

En el texto que se discute sobre movilización de recursos se habla de la creación de un nuevo fondo independiente, bajo la autoridad de la COP. El debate del nuevo mecanismo es importante ya que la meta 19 del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal estableció movilizar 200 000 millones de dólares anuales y, hasta el momento, eso se haría a través de un fondo fiduciario específico que está bajo la autoridad del Fondo Mundial de Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés).

Aunque la cifra parece grande, está lejos de lo que la biodiversidad del planeta necesita.

Juan Bello, Director Regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), asegura que “la meta de financiación está en 700 000 millones de dólares al año”. Para cumplirla, “se necesita definitivamente abordar una reforma de las estructuras financieras globales y, en este sentido, se tienen que considerar diferentes mecanismos”.

Los canjes de deuda de los países por biodiversidad y la eliminación de los subsidios a las actividades económicas que actualmente degradan la naturaleza, para redireccionar esos fondos hacia el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal, son algunos de esos mecanismos de los que habla Bello.

La creación de un nuevo fondo cuenta con el apoyo de los países en desarrollo, en particular de los africanos y de Brasil y Argentina, mientras que las naciones desarrolladas, especialmente Japón, Estados Unidos, Suiza, Canadá, Australia, Noruega y Nueva Zelandia se oponen.

En el texto inicial de negociación había dos opciones principales: decidir la creación del nuevo fondo o aplazarlo para otras COP. El debate sigue entre “decidamos hacerlo y acordemos un calendario y un programa de trabajo para ponerlo en marcha ya” y “sigamos pensándolo”. En otras palabras, no se ha llegado a un acuerdo.

Además, sigue siendo incierto el papel de las economías emergentes, en particular de China. Algunos países desarrollados podrían estar de acuerdo con el inicio del fondo, pero sólo si se amplía la lista de donantes que, para estas naciones, sí o sí debería incluir al gigante asiático.

La deuda de los NBSAP

Hasta el final de la primera semana de la COP16 que se desarrolla en Cali, Colombia, sólo 36 países —18 % de las Partes de la Convención de la ONU sobre la Diversidad Biológica (CDB)— han presentado sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales de Biodiversidad (NBSAP, por su sigla en inglés) completos y revisados, mientras que 115 países (59 % de las Partes) han publicado una o más Metas Nacionales revisadas.

Colombia, como país que ocupa la Presidencia de la COP16, presentó su NBSAP en el día de apertura, marcando un tono ambicioso para las negociaciones. Sin embargo, voceros de WWF afirman que aún es incierto si las divisiones históricas sobre financiamiento, que están generando un estancamiento, podrán superarse en la segunda semana de la COP16.

La secretaria del CDB, Astrid Schomaker, trató de bajarle el tono a las críticas por la falta de compromiso de los países al presentar sus NBSAP y dijo que “todos los países se están tomando en serio el llamado de Montreal [lanzado en la COP15 en el 2022] y están trabajando para finalizar sus estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad. La COP16 es una COP de aliento, para que todos trabajen conjuntamente. Entendamos que hay obstáculos, pero entre todos podemos ayudarnos”.

Karen Oliveira, directora de Políticas Públicas y Relaciones Internacionales de The Nature Conservancy (TNC) Brasil, considera que tener sólo 36 NBSAP es algo preocupante, porque en el año 2022 todos los países asumieron el compromiso de revisar sus estrategias y, aquellos que ni siquiera las tenían, debían crearlas y establecer un plan. “Esto era muy importante, porque el Marco Mundial Kunming Montreal va hasta 2030. Sólo tenemos seis años para implementarlo”, recuerda Oliveira.

La construcción de planes lleva mucho tiempo, además es necesario hacer un acuerdo con diversos actores, porque no se trata sólo de un instrumento de gobierno, “sino que debe contar con la participación de la sociedad civil, el sector privado, el sector financiero y la academia para que realmente se pueda implementar”, explica la experta de TNC Brasil.

La complejidad de los recursos genéticos

La meta 13 del Marco Mundial Kunming Montreal también ha generado bastante expectativa durante la COP16. Allí se propone tomar las medidas necesarias a todos los niveles para “lograr la participación justa y equitativa” en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y de la información digital sobre las secuencias genéticas, así como de los conocimientos tradicionales asociados a estos recursos.

En otras palabras, que los estados y comunidades en donde se aprovecha la biodiversidad con fines comerciales, puedan beneficiarse de los ingresos obtenidos por dicho aprovechamiento. Uno de los ejemplos más claros es el de la industria farmacéutica que utiliza componentes de plantas y animales para desarrollar medicamentos.

Este es un tema clave porque esos recursos podrían dirigirse, precisamente, a alimentar el fondo destinado a superar la crisis mundial de pérdida de biodiversidad.

En teoría, los países deben establecer un mecanismo multilateral para la distribución de beneficios derivados del uso de la información de secuencias digitales (DSI, por sus siglas en inglés) sobre recursos genéticos. La DSI se utiliza en una serie de actividades para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, incluidas la taxonomía y la vigilancia de especies invasoras.

En las negociaciones aún quedan muchos puntos que resolver antes de llegar a un acuerdo global, incluida la forma del mecanismo, pero lo que es aún más polémico es quién contribuirá y con cuánto deberá contribuir. Desde hace varios años el Grupo Africano de Negociadores propone una contribución del 1 % de las ventas minoristas de las empresas. Otros debates que surgen de esta propuesta es cómo recaudar esos recursos y definir los puntos de encuentro entre las contribuciones voluntarias y obligatorias que se planteen.

A pesar de esto, la ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16, Susana Muhamad, subrayó como un hito los progresos en la implementación de un mecanismo multilateral para la meta 13 del Marco Mundial Kunming Montreal. “El progreso en este tema será una victoria para la justicia y la equidad, y tiene el potencial de crear el fondo global más importante para la biodiversidad”, y aseguró que este sería un “hito de cooperación” para otras convenciones ambientales.

Participación indígena y de comunidades locales

La participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales dentro de las COP es otro de los puntos que se quiere dejar definido en las negociaciones de Cali. Las comunidades quieren tener un cuerpo subsidiario permanente en el CDB, esto quiere decir que desean ser un organismo reconocido de forma permanente, lo que les dará más capacidad política de influencia y acceso directo a recursos internacionales.

Una de las deudas en ese sentido es el desarrollo del artículo 8J del CDB, donde se establece que cada país respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica. Además de promover una aplicación más amplia de estos conocimientos y la distribución equitativa de sus beneficios derivados.

Susana Muhamad resaltó que lo que parecía una agenda compleja sesionada en la plenaria del lunes 21 de octubre, ha venido avanzado de manera positiva, especialmente en temas como el plan de trabajo de pueblos indígenas y comunidades locales del artículo 8J, “en el que se han logrado varios acuerdos para construir un texto limpio, aunque hay temas pendientes en el proceso de negociación”.

Muhamad señaló que, aunque aún no se ha concluido el artículo, se ha logrado un avance significativo y espera “una decisión contundente para reforzar aún más el papel de los pueblos indígenas y las comunidades locales en los trabajos de este Convenio [sobre la Diversidad Biológica]”. Además, recalcó que este avance redundaría en un mayor impacto en la aplicación de los compromisos y la restauración de la biodiversidad.

Patricia Gualinga, asesora política del pueblo indígena kichwa de Sarayaku en Ecuador, asegura que la mayoría de pueblos indígenas apoyan la creación del cuerpo subsidiario, pero le preocupa que los países desarrollados se opongan a una mayor participación de las comunidades locales y originarias, y a que los beneficios que se plantean en el artículo 8J “aterricen efectivamente en el territorio”. Gualinga añade: “Esperamos que nos escuchen, porque una cosa es que vengamos [a la COP16] y estemos presentes, y otra cosa es que nos hagan caso”.

En medio de ese panorama, el sábado 26 de octubre, nueve organizaciones indígenas del bioma amazónico lanzaron una alianza en defensa de la Amazonía, los pueblos tradicionales, la biodiversidad y el clima global. Esta coalición regional fortalecerá las demandas comunes de los pueblos indígenas y espera aumentar la presión sobre los gobiernos de todo el mundo para que tomen medidas en términos climáticos y de biodiversidad.

“Nos reunimos en una coalición de organizaciones indígenas, como potencia indígena amazónica con voz unificada para influir en las decisiones globales, para asegurar que las políticas valoren los sistemas de Conocimiento Indígena, protejan nuestros derechos territoriales y coordinen con nuestros gobiernos indígenas. La crisis medioambiental puede curarse desde los territorios, que son los mejor conservados del continente”, anunciaron los voceros en la declaración leída durante el evento de lanzamiento.

Se espera que para la segunda semana de la COP16 asistan los presidentes Daniel Noboa, de Ecuador; Luis Arce, de Bolivia; Nikol Pashinián, de Armenia; Umaro Sissoco Embaló, de Guinea-Bisáu, y el presidente de la Comisión Presidencial de Haití, así como 110 ministros y más de 70 organizaciones internacionales.

Quienes han estado dentro de las negociaciones cerradas creen que la cuestión clave seguirá siendo cómo superar el déficit de financiación. La segunda semana de la COP16 comienza con dudas sobre un punto clave del acuerdo alcanzado en Montreal en 2022, para reasignar cerca de 500 000 millones de dólares anuales de subsidios perjudiciales para la biodiversidad que permitirían cerrar el déficit de financiación. Este es un punto en el que poco se ha avanzado. Además, todos los países debían identificar antes de 2025 estas subvenciones perjudiciales para la biodiversidad en su gasto público, pero hasta ahora sólo 36 han avanzado en esa tarea.

“Queda un número significativo de temas sin resolver aquí en Cali,” explica Guido Broekhoven, jefe global de Política, Investigación y Desarrollo de WWF Internacional. “Para que la COP16 tenga éxito en su segunda semana, los países deben centrarse en tomar decisiones importantes y concretas para mantener la implementación del Marco Mundial Kunming Montreal en curso. Alcanzar un acuerdo sobre el camino a seguir en financiamiento, particularmente en la cuestión de un nuevo fondo, es esencial. Además, las discusiones sobre información de secuencias digitales o ISD serán un elemento crucial de las negociaciones de la COP16″.

*Imagen principal: La COP16 llegó a su primera semana sin avanzar en un acuerdo que permita agilizar el financiamiento para detener la pérdida de biodiversidad.

El artículo original fue publicado por Antonio José Paz en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.

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