Martes, Marzo 18

La narradora no habla en primera persona. En todo momento parece hacer referencia a un ser ajeno, pero el conocimiento exhaustivo y preciso de lo relatado, de los mínimos triunfos y abundantes derrotas, hacen que este punto de vista se revele como una máscara. Ella es “La persona deprimida”, protagonista que le da título a la obra que llega a Lima por el teatro La Plaza, y que sitúa al espectador en la mente de alguien con dificultades.

Originalmente un relato breve de “David Foster Wallace” (“La broma infinita”), el actor y dramaturgo argentino Daniel Veronese lo adaptó a las tablas. Dirige esta versión la peruana Carla Valdivia con el protagónico de Katia Condos. Mientras que el cuento está plagado de entreveros propios del autor, quien juega con el lenguaje, términos médicos y los infaltables pies de página y siglas (que son parte de su estilo), la dramatización pone énfasis en la gestualidad de la intérprete, quien debe captar la atención del espectador en todo momento. Hay tantos detalles en su testimonio que a la mínima distracción se puede perder el hilo.

Creo que la obra se concentra en hablar de la salud mental, y vivimos en tiempos donde debemos prestarle bastante atención a un mundo tan inmediato, tan individualista; me parece súper valioso recurrir a esta idea de la búsqueda de la comunidad, de lo colectivo, que también busca el personaje, que es buscar sus vínculos, reconectar con ellos, buscar este este espacio de conexión”, contó Valdivia a El Comercio acabado uno de los ensayos.

El texto empieza describiendo los problemas de la persona deprimida para comunicar sus angustias, y que esto a su vez alimenta la sensación de que todo está perdido. Conforme avanza, el relato señala eventos particulares en la vida de la protagonista y cómo estos habrían contribuido a alimentar esta depresión. Destaca la dificultad que tiene esta persona en preocuparse por alguien que no sea ella misma, en empatizar con sus amigos que, como ella, tienen sus propios problemas. Es un texto retador para cualquier intérprete.

“El texto me parecía difícil y complejo de aprender porque tiene muchas idas y venidas, es un personaje que abre los párrafos, no los no cierra. Quiere que la gente que la escuche la entienda, da varios sinónimos; eso ha hecho que le sea una letra muy difícil de aprender”, reconoció por su parte la actriz Katia Condos.

A diferencia de una obra con varios actores aquí nos concentramos en sacar adelante la historia con una sola persona. Entonces, creo que es importante revisar con la actriz, darle la seguridad, la contundencia para que ella se sienta segura en el espacio”, dijo Valdivia. Katia Condos contó también que parte de su trabajo es estar muy conectada con la audiencia, escrutándola desde el escenario para que no tenga oportunidad de distraerse. “La persona deprimida” es uno de los trabajos más retadores de su carrera, algo que ella buscaba en este momento de su vida; los últimos años había hecho más que nada comedias. “Acepté inmediatamente [la propuesta de La Plaza]”, dijo.

Entre los mensajes que deja la obra es que David Foster Wallace era un observador acucioso de la conducta humana, así como de los vericuetos a los que la mente de una persona con depresión puede naufragar. Él mismo tuvo depresión, con la cual batalló hasta el último día de su vida. “Imagino que hacer este tipo de obra o de ejercicio como escritor, del cuento, digamos, también es una manera de preservar su existencia”, dijo la directora.

DATO

Desde el 25 de marzo a las 8:00 p.m. en el teatro La Plaza (Larcomar de Miraflores, Lima). Los domingos empieza a las 7:00 p.m.

Entradas a la venta en Joinnus.com

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