Las calles de La Victoria vuelven a pintarse de azul y blanco, y el estadio Alejandro Villanueva, por primera vez en el año, abre sus puertas para abrazar a su fiel hinchada que ha llenado las cuatro tribunas -incluido el sector para visitantes– como de un nuevo compromiso, de renovación de votos. Es la Tarde Blanquiazul y eso significa el reencuentro: entre el hincha y su escudo, sus colores, su templo, su lugar seguro en el mundo.
La versión 2025 de Alianza Lima se presentó en sociedad en una tarde que los fanáticos en las gradas han decidido rebautizar como el ‘Día del aliancismo’. Es, probablemente, la jornada en la que más tiempo pasan en Matute y, por ende, se refuerza la identidad, se fortalece el lazo.
Alianza no es solo el primer equipo. No es Guerrero, Barcos o los refuerzos. Y eso se entendió a la perfección en Matute, porque las palmas de los hinchas se enrojecieron desde el primer minuto, desde que salió el equipo de E Sport o aparecieron los muchachos de futsal down, quienes levantaron al público con cada gesto de amor: besos al escudo, bailes, saludos a las tribunas.
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Las chicas fueron las encargadas de mostrar en el césped sus trofeos. Primero las del equipo femenino y después las del vóley. Las últimas fueron las más aplaudidas al levantar, frente a la tribuna sur, la copa de la Liga Nacional Superior de Vóley que volvió a La Victoria después de tres décadas. Esa hazaña fue retribuida por el hincha, no solo con sus aplausos, también en la previa, cuando familias enteras les pedían fotos en el Hall del estadio, ubicado en la zona occidente.
El aplausómetro, eso sí, se rompió con el ingreso de cada uno de los 31 futbolistas que conforman el primer equipo. Si hay que hacer un ranking, el top 3 estaría conformado de la siguiente manera: Hernán Barcos, Zambrano y -para sorpresa de muchos- Miguel Trauco. Pese a haber confesado hace poco su hinchaje por la ‘U’, el lateral mundialista fue bien recibido. “Ahora que demuestre”, se escuchaba decir a más de uno en las gradas.
El momento emotivo se vivió cuando Hernán Barcos ingresó. Cuatro temporadas sobre sus espaldas, máximo goleador extranjero, el ‘Pirata’ vivió su última presentación con la camiseta aliancista: ya dijo que se retirará a fin de año. El público lo sabe, por eso cuando lo presentaron, todos se pusieron de pie. ¿Se le puede llamar ídolo? Solo el tiempo dimensionará su legado.
Fue una tarde emotiva. Por el reencuentro, por Barcos, por Paolo también que vivió su primera Tarde Blanquiazul -y quizá la última- y porque Matute entero recordó al Cholo Sotil. Con la familia del ídolo del fútbol peruano en la mitad del campo y las cuatro tribunas cantando “Olé, olé, olé, Cholo, Cholo”, Alianza Lima rindió homenaje a uno de los mejores jugadores de su historia, y la del Perú también.
La emotividad, los aplausos y hasta los juramentos quedaron atrás una vez que el juez del partido pitó el inicio del amistoso ante Emelec. En el campo, la versión 2025 del equipo del ‘Pipo’ Gorosito. Fue, como todo amistoso de presentación, un partido de experimentos, con muchos cambios, pero en el que se pueden sacar conclusiones.
La primera: Guillermo Enrique puede ser un gran jale. Llegó con dudas por su poca trayectoria (solo jugó en Gimnasia y Banfield en la primera división de su país), pero el lateral derecho argentino fue el mejor de la tarde. Es un tanque que pasa y pasa por la banda a pura potencia. Y no tiene miedo de llegar a línea de fondo.
El gol, al minuto de juego, convertido por un Ricardo Lagos que se asienta como volante, ahuyentó los fantasmas, pero adormeció a un Alianza que solo por ratos se mostró como un equipo feroz a la hora de presionar en campo rival.
El primer once seguramente no será el titular al cien por ciento: Viscarra; Enrique, Zambrano, Garcés, Huamán; Noriega, Archimbaud, Lagos; Quevedo, D’Arrigo, Paolo. De ellos, solo los cuatro primeros parten como los titulares. Paolo continúa en deuda y el hincha se lo hizo saber en cada fallo.
Para el segundo tiempo Gorosito hizo ingresar a los refuerzos: Trauco, Lavandeira, el argentino Alan Cantero y el ecuatoriano Eryc Castillo. Con Miguel en la banda, Alianza ganó profundidad. La visión y el buen pase largo del lateral generó muchas jugadas de peligro. Y su conexión con Paolo se dio desde que entró: cada vez que la tenía, levantaba la mirada para buscar al ‘9′.
Cantero asustó a todos cuando chocó su cabeza con la de un defensor de Emelec. Sin embargo, todo quedó en eso, un susto. El argentino es un ‘9′ que tranquilamente puede jugar de ‘10′, tiene técnica para aguantar de espaldas y pasar el balón, además del esfuerzo que pone a la hora de marcar. De hecho, generó el gol de Eryc Castillo. El ecuatoriano puso el 2-0 final como su presentación. Y no solo eso: cada vez que tenía el balón, el hincha se levantaba de su asiento. Es como un D’Arrigo pero con mejor biotipo: velocidad más fuerza, suficiente para hacer daño a cualquier defensa.
La cara que mostró Alianza en su tarde fue una que ilusiona al hincha. Y aún falta ver a Pablo Ceppelini, su fichaje de más jerarquía, el ‘10′ que deberá encargarse de hacer jugar a un equipo que, a comparación del año pasado, tiene dinamismo y sabe qué hacer con el balón en ataque.