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Esta historia comienza cuando, a la 1:50 a.m., un vehículo, apenas salió de un inmueble ubicado en la calle José Abelardo Quiñones para transportar una barra de oro a un almacén aduanero, fue interceptado por una banda de ocho delincuentes armados, quienes llegaron al lugar a bordo de una minivan con placa adulterada y de un automóvil que había sido reportado como robado. Los sujetos se encontraban apostados en los alrededores del parque La Quilla, a la espera de actuar.
La incursión de los hampones fue rápida y no dio tiempo a que los agentes que custodiaban el oro reaccionen. Tras una breve balacera, los integrantes de la banda huyeron con el botín. Sin embargo, ellos no se esperaban que dos agentes de seguridad, que son miembros en actividad de la Marina de Guerra del Perú y que pertenecen al arma de Infantería, salieran del local y repelieran el ataque, lo que desató una balacera.
Las imágenes de las cámaras de seguridad muestran que los malhechores comenzaron a correr por la calle 4 ante la imposibilidad de poder abordar las unidades vehiculares en las que llegaron. Los disparos de los militares impactaron en los sujetos, quienes comenzaron a caer en medio del pavimento de la calle Crisantemos, incluso algunos saltaban en un solo pie y se arrastraron para intentar escapar.
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En medio de todo, un detalle que llamó la atención es que los delincuentes portaban chalecos que tenían el distintivo de la Policía, los cuales arrojaron en plena huida. Este detalle ya era un indicio de quiénes eran los integrantes de la banda delincuencial.
Tras cinco minutos de intercambios de disparos, el silencio de madrugada se apoderó de la urbanización Las Fresas. En la calle solo retumbaba los gritos de auxilio de un hombre. Los vecinos comenzaron a salir de sus casas para ver lo que había sucedido. En la vereda de la calle Crisantemos estaba tendido el suboficial de tercera Edgar Máximo Morales García (27), quien portaba su carné de identificación policial (CIP) y su documento de identidad. Él fue de los últimos en escapar y recibió varios impactos de bala en el tórax. Pidió auxilio por unos minutos, incluso un hombre en moto pasó cerca, pero no le hizo caso, y murió desangrado.

Otro de los heridos es el agente Aldair Rojas Wong, de 24 años, quien recibió impactos de bala en la pierna. A él es a quien se le ve caminando en un solo pie y arrastrándose para escapar. Él fue trasladado al hospital Arzobispo Loayza, en el Cercado de Lima, para ser atendido. Un familiar lo acompañó y señaló a las autoridades que, supuestamente, Rojas Wong había sido baleado por dos sujetos en moto que intentaron asaltarlo en San Juan de Lurigancho. Dicha versión fue desbaratada horas después y el sujeto cumple siete días de detención preliminar. Otros tres delincuentes resultaron heridos y fueron llevados a los hospitales Arzobispo Loayza e Hipólito Unanue.
Los peritos de la Policía hallaron en el lugar gorros y chalecos de la PNP, un arma de fuego y una réplica de arma, pero no encontraron el lingote de oro. El caso es investigado por la Depincri de Bellavista. Fuentes del Ministerio Público indicaron que los miembros de Marina que se enfrentaron a los delincuentes fueron llevados, en un primer momento, a la comisaría de Juan Ingunza, en el Callao, y se les incautó sus armas de marca Glock, pero luego fueron liberados y se les entregó sus pertenencias. Actualmente, tienen la condición de testigos y no de investigados en el caso. Ellos contaron cómo ocurrieron los hechos.
“Sacaron sus armas y quisieron abatirme apuntándome con sus armas, pero mi reacción fue más rápida y abrí fuego contra ellos”, fue lo que señaló el técnico de La Marina
“Gritaban abre la puerta, somos policías, te vamos a matar. Uno de los delincuentes corría con una bolsa blanca en la mano que, al parecer, era la mercancía”, agregó.
La comisaría de Pamplona I en la mira
Los agentes Edgar Máximo Morales García y Edu Aldair Rojas Wong prestaban servicio en la comisaría de Pamplona I, en San Juan de Miraflores. Ellos cumplían labores administrativas, ya que se dedicaban a notificar las resoluciones sobre medidas de protección otorgadas en casos de acoso y de violencia.
El coronel PNP Carlos Morales, jefe de la División de Investigación de Homicidios, detalló que hay dos integrantes de la banda delincuencial que están heridos y que uno de ellos es policía, en referencia a Rojas Wong. El otro hampón identificado es Roberth Ríos Magallanes, quien recibió un balazo en el abdomen y adujo que, supuestamente, resultó herido durante un asalto en el cruce de la avenida Argentina y el jirón Cárcamo.

“Se ha logrado la intervención de dos personas que también son parte (de la banda), uno es policía y de la misma comisaría (de Pamplona I), y un ciudadano civil. Hay otras personas que están identificadas y los equipos de investigación están en plena búsqueda”, expresó el oficial PNP.
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Una fuente policial indicó que la banda de criminales está integrada por agentes PNP en actividad y por personal en situación de retiro. Se supo que Inspectoría de la Policía llegó a la comisaría de Pamplona I para recoger información respecto a los dos agentes en mención y sobre otros suboficiales que también son sospechosos de pertenecer a la banda delincuencial.
El misterio del lingote de oro de seis kilos
En las imágenes de la huida de los delincuentes, tras perpetrar el atraco, se ve que uno de ellos lleva una mochila, donde estaría el lingote de oro de seis kilos, el cual está valorizado en 600 mil dólares, es decir, más de dos millones de soles.
La vecina ‘María’ indicó que los hampones dejaron encima de un grupo de palos de madera, en los exteriores de una casa de la calle 4, una bolsa que contenía en su interior una especie de caja fuerte de metal. Incluso, ella pateó dicha bolsa y comprobó que se trataba de un objeto de un considerable peso.
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Ella avisó al Serenazgo del Callao del hallazgo, pero un agente le informó que se debía recoger con presencia de la Policía. Sin embargo, eso no ocurrió y la bolsa desapareció de manera misteriosa.
Fuentes policiales indicaron que ya se ha llamado a declarar a un grupo de agentes PNP que participaron en el recojo de pruebas, así como a los serenos que llegaron al lugar tras la balacera.
Precisamente, Jorge Ríos Moscoso, supervisor del Serenazgo del Callao, indicó ante las autoridades que los vecinos le informaron sobre el hallazgo de una bolsa de color blanco y que unos sujetos se lo querían llevar, por lo que acudió al lugar y tomó fotos. En ese momento llegó una unidad del Serenazgo, el cual era conducido por William López. “Estaba precintada, tenía una abertura y, al interior, tenía la forma de caja”, expresó ante la Policía y el Ministerio Público.
Además, aseguró que, al levantarla, la bolsa tenía un peso entre 3 a 4 kilos y que lo dejó bajo custodia del chofer William López, detrás del asiento del piloto, durante cinco minutos mientras coordinaba entregarla a un policía. “Le entregué en su mano al policía y, al sacudirlo, indicó que no había nada”, expresó.
El caso sigue en investigación.