martes, diciembre 23

Durante años, Aldo Miyashiro y Jorge Carmona se repitieron la misma idea —“hay que volver a hacer ‘La gran sangre’”— como un mantra que siempre chocaba con agendas imposibles, proyectos cruzados y momentos que no terminaban de alinearse. Cuando por fin lograron coincidir, la pandemia volvió a postergarlo todo. Hasta que, casi sin buscarlo, uno de los personajes dio la señal.

Justo cuando empezamos a conversar otra vez sobre la posibilidad de volver, hice una publicidad y regresé a Tony Blades después de años. Y explotó en redes”, cuenta Miyashiro. La reacción del público fue inmediata y contundente. “Eso nos llevó a decidir hacerlo. ‘La gran sangre’ no se puede hacer si no está Jorge, si no estoy yo. La idea salió de los dos. Y había que sumar a Cachín, Pietro y Lucho. Y se dio”.

El teaser fue escrito, producido y rodado en tiempo récord. “Fue ultra rápido”, recuerda Carmona. “Dos días después de escribir las escenas, las empezamos a producir, y rodamos prácticamente una semana después. En dos semanas hicimos todo. Se decidió y le dimos duro. Y fue loquísimo, era como si nunca hubiéramos dejado de grabar entre nosotros”.

Estábamos encapuchados para grabar la escena saliendo de la cárcel y veo a Cachín moviéndose sin parar”, recuerda Aldo. “Le digo: ‘¿qué te pasa?’ y me dice: ‘estoy muy emocionado, no puedo controlar la emoción’. Tuvimos que calmarnos para grabar. El humor, la camaradería, todo seguía ahí”.

Han pasado casi veinte años desde que se estrenó la serie, pero el vínculo permanece. “Hemos hecho carreras distintas, a cada uno le ha ido bien, y ahora nos reencontramos siendo otros. Conservamos las mismas ganas y el mismo rollo, pero han pasado 20 años y cada uno ha vivido sus propios procesos. Volver a juntarnos en un proyecto que nos dio tanta felicidad fue brutal, y reencontrarnos con el cariño de la gente lo hizo todavía más especial”, reflexiona Miyashiro.

Detrás de cámaras del teaser de "La gran sangre".

Ese cariño no se evaporó con los años fuera de pantalla. Por el contrario, se volvió más fuerte y más nostálgico. La gente no solo los recordó, los extrañó. Y en ese vacío, “La gran sangre” fue creciendo como un recuerdo compartido que se transmitió de generación en generación.

Son antihéroes que puedes ver en la calle. Son del barrio, compran en el kiosco, en el mercado. Esa cercanía genera identificación. Son como tu alter ego, lo que tú también quisieras ser. Hay chibolos de 10 años que saben quiénes son Tony, Dragón y Mandril. Los padres les enseñan la serie y se genera una unión bien linda entre generaciones”, dice Carmona. Para Aldo, la clave está en que nunca fueron perfectos: “Son falibles. No son dechados de virtud. Tienen problemas y miedos”.

Más allá de la ficción

Esa conexión con el público dejó momentos difíciles de borrar. Aldo recuerda una presentación en MegaPlaza, cuando anunciaban la segunda temporada.

A Jorge se le ocurrió que no fuéramos como Aldo, Pietro y Cachín, sino como Mandril, Tony Blades y Cobra. Yo no quería, pero me convencieron (ríe). Afuera, más de 15 mil personas nos esperaban con carteles. Parecíamos Servando y Florentino”, dice entre risas.

Hubo también episodios insólitos relacionados a expresidentes peruanos que confirmaron hasta dónde había llegado el fenómeno.

Alejandro Toledo quería aparecer en la serie, saludándonos o de alguna otra forma. No aceptamos. Y en el gobierno de Alan García, nos invitaron formalmente a marchar en la Parada militar junto a las Fuerzas armadas. Pudo ser una foto histórica, pero también peligrosa. Preferimos decir que no porque ‘La gran sangre’ siempre fue independiente, justicieros del pueblo, no de un poder político”, asevera Aldo.

La nueva película no esquiva el paso del tiempo: lo asume y lo convierte en una herramienta narrativa clave, permitiendo mostrar a los personajes en su versión más vulnerable, humana y real.

La gente nos dice que el Dragón ya no podrá levantar la pierna”, comenta el director. “Y claro, el tiempo pasa y estamos conscientes de ello. La historia se trata así, tal cual. No ocultamos nada. Somos más viejos, pero tenemos las mismas ganas, los mismos hue… e intenciones de solucionar las cosas que se solucionaban, pero adaptándolas a la realidad”.

Después de la caída

Esa realidad pesa sobre los personajes. Salen de prisión tras veinte años de condena injusta, cargando rabia y pérdidas.

Veinte años es toda una vida. Dejaron familia, amigos, no tienen nada. Y eso cambia la forma en la que resuelven los casos. El Dragón, que era sereno, probablemente ya no lo sea. Tony está amargado, molesto con la vida. Mandril dejó a un hijo afuera. Son otras emociones”, cuenta Miyashiro.

Carmona lo resume como una búsqueda consciente: “Queremos personajes multidimensionales. Que cambien, que tengan otro propósito, otro móvil. Son seres humanos, como todos”.

Vínculo intacto

El pacto de sangre —ese símbolo que marcó a toda una generación— también vuelve resignificado. “Conmovió tanto que algunos chicos se hicieron cortes para decir que se habían hecho el pacto de sangre. Tuve que ir a varios colegios a decirles que no lo hagan. Pero más allá de eso, el pacto era unión, cercanía, respeto”, detalla Miyashiro.

Este regreso al cine también dialoga con una historia pendiente. «La gran sangre» ya tuvo una primera película, estrenada el 2 de agosto del 2007, en pleno auge de la serie. Sin embargo, el resultado no fue el esperado. “Trece días después del estreno ocurrió el terremoto de Pisco”, recuerda el realizador. “La gente dejó de ir a lugares públicos por temor a las réplicas. Las salas de cine estaban vacías. El resultado no fue el que esperábamos”.

Casi dos décadas después, esta nueva película aparece también como una revancha: una oportunidad de cerrar ese capítulo desde otro momento del país y desde otra madurez creativa.

Se filmará en el primer semestre del 2026 y llegará a los cines en la segunda mitad del año. Sobre lo que venga después —una posible nueva serie— prefieren no adelantarse y concentrarse, por ahora, en que esta historia vuelva con la fuerza que merece.

Primero hay que meter el primer gol”, dice Miyashiro. Pero el pacto ya está activo otra vez. Y, como antes, promete incomodar, emocionar y volver a poner a estos antihéroes frente al espejo del país.

Una coproducción

La nueva película de «La gran sangre» se realizará en coproducción con Tondero, una alianza que, según Aldo Miyashiro, se dio de manera natural. “Micky Valladares estuvo en el rodaje de la primera película cuando recién comenzaba, como asistente de producción. Ahí lo conocimos”, recuerda. Con el proyecto tomando forma, las conversaciones fluyeron rápidamente entre Miyashiro, Jorge Carmona y Valladares. “Capitán Pérez y Tondero son las empresas que van a producir la película. Es una muy buena alianza para lanzar este proyecto”, señala Aldo.

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