Martes, Julio 2

La situación política-institucional en el Perú es un desastre y de hecho es el principal factor detrás del fuerte deterioro de nuestra productividad desde el 2012. El retorno al progreso económico requiere, sin duda, encontrar las salida al caos actual donde el Congreso se ha convertido en una máquina capaz de producir pésimas Leyes de forma acelerada, hecho que se ve facilitado por la debilidad de un Poder Ejecutivo sin bancada. ¿Pero todo está perdido? Si bien, nuestras cuitas institucionales tardarán muchos años en resolverse, el país tiene hoy algunos ases bajo la manga que pueden ser útiles para mejorar nuestro perfil, al menos en el corto plazo.

Por un lado, contamos como artífice clave en las proyecciones de crecimiento al cobre, sobre el que se espera una cotización que se mantenga en niveles altos por un buen tiempo debido a la demanda global sostenida y problemas de oferta. En junio de 2024, el precio del cobre alcanzó los US$ 4,36 por libra, ¡un 13,6% más que el año anterior! Incluso hay proyecciones que piensan que los precios seguirán con tendencia alcista.

En otro tanto, este gobierno tiene todo el espacio de gatillar varios proyectos mineros y de infraestructura que están en la agenda donde destaca la Reposición Antamina y la III Etapa del proyecto Chavimochic. Y si las estrellas terminan de alinearse perfectamente, es altamente probable que Tía María entre pronto en construcción, con lo que el impulso al crecimiento estaría muy bien solventado.

Estos proyectos, una vez en marcha, proporcionarán un impulso significativo al crecimiento del PBI. Se espera que la inversión en infraestructura y minería contribuya con entre 0,5 y 0,9 puntos porcentuales al crecimiento del PIB entre 2024 y 2028

A la par de las inversiones en minería e infraestructura, la recuperación del consumo y la inversión privada juegan un rol crucial en el panorama económico del Perú. La mejora en la confianza del consumidor y las perspectivas empresariales positivas están impulsando un mayor dinamismo en el mercado interno. El consumo privado está mostrando signos de recuperación, respaldado por una mejora en el empleo y el aumento de los ingresos disponibles. En una semana conoceremos la Encuesta de Expectativas del Banco Central del mes de junio, y todo indica que seguirá revelando progresos.

A pesar del terrible escenario político, que muchas veces nos lleva al pesimismo, los principales centros de análisis económico están ya proyectando crecimientos por encima del 3,0% para este año, algunos acercándose al 3,5%. ¿Se seguirán sumando más noticias positivas? ¿Será posible acercarnos a un crecimiento del 4.0% a final de año? La diosa fortuna parece sonreírnos, por ahora.

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