Lunes, Julio 1

Es crucial un mejor entendimiento de los incentivos que mueven a alrededor de 500.000 peruanos que dependen de la minería no formal. En un estudio reciente identificamos cinco espacios de minería aurífera no formal en función de la intersección en el territorio de dos características: alta cantidad de derechos mineros registrados en el Registro Integral de Formalización Minera, y zonas con minería ilegal con alto nivel de inseguridad. Estos espacios tienen como núcleo 13 distritos repartidos en los departamentos de Piura, La Libertad, Arequipa, Puno y Madre de Dios.

Con el objetivo de entender la dinámica socioeconómica en estas jurisdicciones, analizamos patrones migratorios entre 2018 y 2023, y la generación de encadenamientos productivos en los distritos aledaños a la extracción minera.

A lo largo de los años, el patrón de urbanización se ha acentuado en el país ante la falta de oportunidades en las zonas rurales, y hay más población que vive en las ciudades. Sin embargo, la presencia de minería no formal podría revertir parcialmente este patrón.

Dado que no contamos con información actualizada de la población residente por distrito, analizamos los cambios en la matrícula de educación primaria como proxy de patrones migratorios. La hipótesis es que la tasa de matrícula en primaría aumentaría más en los ámbitos de minería aurífera no formal que en la capital provincial de la región.

En Arequipa y Madre de Dios encontramos que la matrícula en primaria ha crecido más que en la capital provincial entre 2018 y 2023. Por ejemplo, los distritos mineros no formales arequipeños de Huanuhuanu, Chaparra y Mariano Nicolás Valcárcel registraron variaciones de la tasa de matrícula primaria de 50%, 38% y 23%, respectivamente, en comparación con una tasa de variación de solo 9% en la provincia de Arequipa.

Esto evidencia que familias enteras se habrían trasladado a estas jurisdicciones atraídas por los ingresos de la minería no formal. En el caso de los distritos mineros de Pataz y Puno se evidencia una disminución relativa de la matrícula en primaria respecto de la provincia capital de la región, lo que reflejaría la presencia de zonas ya consolidadas o la expulsión de personas producto de la violencia.

En Pataz se registra un incremento de 140 delitos denunciados por 10.000 habitantes entre 2018 y 2022; en el caso de Ananea alcanza una variación de 260, según Datacrim.

Identificamos también una dinámica distinta de los determinantes de los encadenamientos productivos entre las zonas con presencia de minería formal y aquellas donde prevalece la minería aurífera no formal. A diferencia de la minería formal, en los distritos de minería no formal factores como la tasa de ocupación, acceso a electricidad y cobertura de vías asfaltadas no aparecen como determinantes del multiplicador del valor agregado de la actividad minera. De igual forma, el nivel de escolaridad o el acceso a electricidad no aparecen como determinantes del multiplicador del empleo en las zonas de minería no formal.

Estos ejercicios demuestran que la realidad de la minería no formal es mucho más compleja que lo que el diagnóstico oficial cree. No solo se trata de combatir a los extractores, sino que esta actividad se ha enraizado en la economía peruana y tiene muchos eslabones.

Combatir a los ilegales no solo debe incluir una estrategia de interdicción, sino que demanda un abordaje integral para los informales. Esto debe combinar cambios en el proceso de formalización de la minería artesanal y de pequeña escala para asegurar una actividad que respete el medio ambiente y asegure condiciones de trabajo adecuadas. Para ello, se requiere una dosis precisa de “garrote” contra el ilegal y “zanahoria” para formalizar al pequeño.

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