Jueves, Octubre 24

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Bajo el nombre de ciudad perdida, la prestigiosa revista “Science” divulgó hace unos días un estudio liderado por Rostain que muestra al mundo el descubrimiento de una urbe que fue habitada hace 2.500 años por una sociedad desarrollada en la alta Amazonía ecuatoriana.

El hallazgo no es del todo nuevo, pero los detalles publicados en “Science” han puesto la atención en la selva del vecino del norte. Los arqueólogos llevan décadas investigando el valle de Upano, ubicado en la provincia de Morona Santiago, a 380 km al sureste de Quito. En 1987, el arqueólogo y sacerdote Pedro Porras describía que el complejo Sangay –llamado así por estar en las faldas de tal volcán– estaba compuesto “por 1.260 pirámides truncas”, recuerda el diario ecuatoriano “El Universo”.

La directora del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) de Ecuador, Catalina Tello, dijo a la agencia Efe que desde los años 80 se sabía de estructuras en la alta Amazonía ecuatoriana que “posibilitaban la existencia de una ciudad”, y en los 90, el Instituto Francés de Estudios Andinos dio cuenta de “un gran asentamiento urbano”.

Rostain, arqueólogo del Centro Nacional Francés de Investigación Científica, fue uno de los que más tiempo y esfuerzo dedicaron a estudiar la zona, aunque durante la mayoría de su investigación solo encontró montículos y cerámicas pintadas. Su trabajo dio un salto en los últimos años, cuando él y su equipo observaron la zona usando tecnología Lidar (Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging), que genera imágenes de estructuras arquitectónicas incluso si están tapadas por la vegetación.

“He explorado el sitio muchas veces, pero el Lidar me dio otra vista de la tierra”, dijo Rostain a Live Science.

Más por explorar

La ciudad que se esconde bajo la frondosa selva amazónica no tiene nombre, pero evidencia un desarrollo importante en el ámbito político, social y económico.

Las imágenes Lidar muestran una urbe que se extiende por 300 km y conformada por más de 6.000 plataformas de tierra distribuidas en un patrón geométrico. Las estructuras, entre montículos, plazas y una extensa red de caminos que abarcan entre 10 y 20 km, estaban rodeadas de campos agrícolas con canales de drenaje. La ciudad podría ser incluso más grande, pues aún quedan 300 km por analizar.

“Los esfuerzos anteriores han descrito montículos y grandes monumentos en la Amazonía, pero la complejidad y el alcance de este desarrollo superan con creces a estos sitios anteriores”, dice el resumen del estudio.

Según los hallazgos, se trata de la sociedad amazónica compleja más antigua conocida hasta ahora.

1

La colonia que resistió a la caída del Imperio Romano

Investigadores de la Universidad de Cambridge revelaron a fines del 2023 la existencia de Interamna Lirenas, ciudad perdida entre Roma y Nápoles cuyo desarrollo desafía las narrativas históricas sobre la caída del Imperio Romano. 

2

Un importante asentamiento en el desierto egipcio

Una misión descubrió en el 2021 una antigua ciudad perdida en el desierto de Luxor llamada el Ascenso de Atón. La urbe, que según los expertos es la más grande hallada en Egipto, desapareció bajo las arenas del desierto hace 3.000 años. 

¿Quiénes vivieron ahí? Antoine Dorison, arqueólogo coautor del estudio, afirma que los asentamientos fueron habitados por más de 10.000 personas de la cultura Kilamope y Upano, entre el 500 a.C. y el 300-600 d.C. Posteriormente, la ciudad fue habitada por grupos de la cultura Huapula, entre los 800 y 1.200 d.C. Ahora es el hogar de los shuar y achuar.

Según los científicos, los principales núcleos ceremoniales de la ciudad son comparables en tamaño a los de otras grandes culturas del pasado, como la mexicana Teotihuacán o la egipcia de la meseta de Guiza.

Tecnología crucial

Los investigadores han destacado la importancia de la tecnología en el hallazgo.

En el 2015, una compañía privada rusa fue contratada por el INPC para realizar imágenes Lidar en áreas del valle de Upano, a las que Rostain tuvo acceso en los últimos años. “Esta tecnología funciona como un sonar, excepto que la señal no es sonora, sino luminosa. El rayo láser es tan fino que atraviesa el dosel hasta el suelo, que se desnuda de su cubierta vegetal. Todo es reconstruido por modelos informáticos. Entonces pudimos comprender la estructura del terreno y detectar con gran precisión los cambios que sufrió”, explicó.

El arqueólogo espera más hallazgos. Aún hay más preguntas que respuestas sobre quienes vivieron en la ciudad perdida. Una de ellas es qué pasó con ese pueblo. Rostain cree que pudo haber desaparecido porque sus habitantes se fueron de allí debido a la actividad del volcán o por una crisis climática. Incluso cree que pudieron haber llegado al Perú. “Tal vez esta civilización implosionó en favor de un regreso a una organización tribal y forestal. No tenemos aún una explicación firme que ofrecer. Pero la búsqueda continúa”.

PUNTO DE VISTA

“La selva siempre ha sido un espacio poco explorado”

Nils Sulca

Catedrático de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga

En el Perú, las investigaciones arqueológicas se dan más en la costa y la sierra, la selva siempre ha sido un espacio poco explorado. Para la década de 1930 Julio C. Tello plantea que el origen de la humanidad dentro de los Andes centrales tenía un origen amazónico. Lo dijo a partir de los hallazgos de Chavín de Huántar, donde observó iconografía que no calzaba de todo con lo que se ve en la sierra, como animales con rasgos felínicos.

Los Estados tienen mucha responsabilidad en el apoyo a la investigación en espacios altamente desconocidos. Hay que darle más importancia a la selva, que ha podido dar origen a civilizaciones costeñas y serranas. Eso se ha demostrado con los hallazgos. 

Lo que se descubrió en la Amazonía cambia muchas hipótesis. La arqueología que hemos manejado hasta hace pocas décadas dice que la costa y la sierra eran los focos de la domesticación de plantas y camélidos, respectivamente. Pero ahora podemos creer que en la selva ya se podría haber generado para los años 5.000 a.C. la domesticación de plantas y animales. Estos hallazgos dan un giro tremendo en la forma en que entendemos la arqueología y de dónde venimos.

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