Son dos historias las que componen “Quédate quieto”: la primera es la de Hilton, sepulturero de un cementerio clandestino en Pachacútec, Ventanilla. Su trabajo consiste en cavar las tumbas de los fallecidos que llegan a “poblar” el ilegal camposanto. La segunda historia es la de Hilda y Cristina, dos jóvenes que llegan a la misma zona para apoderarse de un pequeño lote, como parte de una masiva invasión. Aunque por razones distintas, él y ellas pelean por un terreno que asumen que les pertenece.
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La más reciente película de Joanna Lombardi Pollarolo (Lima, 1978) ha sido anunciada como la única representante peruana entre los 16 trabajos que conforman la competencia documental del Festival de Málaga, que irá del 1 al 10 de marzo. Y desde su inclusión, genera cierta intriga: ¿es realmente un documental? ¿O una ficción con actores y actriz naturales o no profesionales? La ambigüedad es la respuesta.
“Cuando decidí hacer la película, la postulé como un documental. Claramente es lo que buscaba hacer. En un primer momento, quería contar la historia de una mujer que invade un terreno y que no se podía mover de allí”, explica la cineasta. “Pero buscando a este personaje es que me encontré con Hilton, a quien empecé a entrevistar. Y mi vena de ficción todo el rato me llevaba a construir una historia. Yo misma tuve muchas dudas sobre la definición de ficción o documental”, agrega.
“Terminé decidiendo que la película era un documental por el hecho de que fui muy observadora –argumenta Lombardi–. Además, los personajes son ellos mismos, son sus conflictos y todo lo que les ha pasado. No es un documental clásico, claro. Pero siento que los documentales se toman cada vez más libertades. ‘El agente topo’, por ejemplo [N. del R.: se refiere a la película de la chilena Maite Alberdi]. Creo que eso le da una riqueza interesante”.
Otra frecuencia
“Quédate quieto” es un proyecto que surgió en el 2016 y que se ha ido gestando a fuego lento, como suele pasar con los proyectos independientes y de corte autoral en el Perú. De hecho, Lombardi lo ha ido desarrollando en estos ocho años a la par que trabajaba en otras producciones de mucha mayor envergadura: desde sus películas “Soltera codiciada” 1 y 2 hasta la serie “Los Prisioneros”, en la que fungió de ‘showrunner’.
“Es bien loco porque la posproducción de ‘Quédate quieto’ la hice un mes antes de la posproducción de ‘Soltera codiciada 2′. Entonces yo sentía como una esquizofrenia”, admite la cineasta en referencia a las radicales diferencias de tono, ritmo e incluso público al que se dirigen una cinta y la otra.
“Pero de todas maneras me gustan las dos cosas –advierte–. Por un lado, necesito hacer ‘Soltera codiciada’ para divertirme en el rodaje y tocar temas más cercanos a mis conflictos personales. Por otro, en ‘Quédate quieto’ he sido mucho más observadora. He tenido mucha suerte de poder hacer una película donde puedo tener total libertad, donde hay algo superhonesto”.