Sábado, Julio 6

MIRA: Cinco preguntas que siguen rondando sobre la candidatura de Biden tras su desastroso debate

No es un respaldo menor. El papel de la familia de Biden es crucial para el mandatario en momentos en que su desastrosa actuación en el debate aumentó la ansiedad de los demócratas por el estado físico y mental del presidente de 81 años y avivó la polémica sobre si debería retirarse de la batalla por la Casa Blanca.

Jill Biden ha respondido a los temores poniéndose en la primera línea de defensa de su esposo. “Seguiremos luchando”, afirmó en una entrevista con Vogue realizada el último fin de semana y publicada el lunes. La primera dama aparece vestida de blanco en la portada del mes de agosto, como si no hubiera quedado claro el peso que ha ganado en la escena política y social de su país.

En la publicación, la profesora de 73 años se mostró convencida de la candidatura de su esposo. “No permitiremos que esos 90 minutos definan los cuatro años que ha sido presidente”, zanjó.

Desde el debate, la primera dama ha redoblado su respaldo al presidente demócrata y es, según los medios estadounidenses, la persona que más lo ha animado en los últimos días a continuar con su campaña por la reelección. El viernes apareció luciendo un vestido estampado con la palabra “Vota” durante un mitin en Carolina del Norte en el que acompañó a su esposo.

En las redes sociales, la primera dama que por años evitó grandes controversias se ha convertido desde el debate en el blanco favorito de algunos partidarios de Donald Trump, que la tachan de “manipuladora” y de querer ocultar el verdadero estado de salud de Biden para seguir en el poder.

Jill Biden ha compartido casi medio siglo de vida con el presidente y es su confidente y su ancla, algo que, para la politóloga María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en el Valencia College de Orlando, ni significa que la primera dama maneje la campaña de su esposo o controle sus decisiones políticas.

“En este momento lo que estamos viendo, sobre todo en los medios políticos, es mucha especulación y, aun cuando hay filtraciones, esa información es muy poco confiable. Por la historia personal de esa familia sabemos que ellos son muy unidos, que han pasado por mucho dolor y que acostumbran a darse soporte. Y uno lo que puede interpretar es que en una situación como esta ella, al igual que su hijo y su hija y sus nietos, está allí para apoyar al presidente. Ahora, de ahí a que uno pueda presumir que ella es la que mueve los hilos -porque esa es la insinuación que hacen los expertos en el chisme político- me parece exagerado”, dice a El Comercio.

Gran influencia

Más allá de las especulaciones, Jill Biden es el mayor soporte familiar del presidente de Estados Unidos. Ambos se casaron en 1977. Él había quedado viudo tras la muerte de su mujer y de una hija en un accidente de coche. Sobrevivieron dos hijos: Beau y Hunter.

Nevena Trajkov, presidenta del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Jacksonville (Florida), señala que es fundamental comprender que el presidente siente un profundo respeto por su esposa, una mujer que eligió ser madre de dos niños que perdieron trágicamente a su madre biológica y a su hermana.

“Ella fue fundamental para reconstruir y mantener su sólida familia, y desde entonces ha asesorado a Joe Biden en todas las decisiones importantes que ha tomado desde que se casaron en 1977″, dice a este Diario la experta, quien considera que Jill Biden es una gran influencia en la decisión de su esposo de seguir en campaña a pesar de las críticas y dudas surgidas tras el debate. “Francamente, que el presidente decidiera el futuro de su campaña sin su consejo estaría fuera de lugar”, añade.

“The New York Times” va en la misma línea al señalar que si Biden considerara seriamente abandonar la carrera y permitir que un candidato más joven lo reemplace, la primera dama sería la figura más importante -además del propio presidente- para tomar esa decisión.

Joe Biden y la primera dama Jill Biden caminan por el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC, el 30 de mayo del 2022. (Foto: AFP)

Un detalle importante es que la vehemencia de la primera dama al apoyar a su esposo no surgió después del debate. Si nos fijamos en su actividad antes del cara a cara entre Joe Biden y Donald Trump, veremos que la primera dama ha tenido una agenda repleta, en la que viaja por el país haciendo campaña por su marido.

“Es importante recordar que, en 2020, las mujeres desempeñaron un papel importante en la elección del presidente Biden, y la doctora Biden es una defensora muy eficaz de su marido y de su postura sobre los derechos de la mujer. Después de que el Tribunal Supremo anulara el caso Roe contra Wade en junio de 2022, la Dra. Biden ha trabajado diligentemente para la administración, en términos de mensajes a favor de los derechos de la mujer y animando a las mujeres a votar”, explica Trajkov.

Tampoco podemos olvidar que Jill Biden sigue siendo una profesora universitaria y ha abogado por los derechos de los estudiantes y sus maestros desde que comenzó a desempeñar su actual cargo en el 2009.

“La Dra. Biden ha sido coherente. Solo ahora -después del debate- los medios de comunicación han empezado a prestar atención quirúrgica a su actividad de campaña, mientras los republicanos intentan dar forma a una narrativa oportunista que cuestiona quién dirige realmente el país”, añade Trajkov.

“Estilo tradicional”

Desde que llegó a la Casa Blanca quedó claro que el estilo de Jill Biden como primera dama estaría más cerca del de Michelle Obama que del de Melania Trump, lo que se traduce en un involucramiento mayor en las actividades que implica el cargo.

“La Dra. Biden quizás es mucho más cercana al perfil tradicional de la primera dama. Activa, con algunas causas que ha hecho suyas. Generalmente las primeras damas adoptan una causa”, dice María Puerta, que recuerda, por ejemplo, que Michelle Obama era muy activa en el tema de los niños y la salud, así como la buena alimentación y el ejercicio. Laura Bush, en tanto, era una defensora de las librerías, de la educación.

En el caso de la actual primera dama, la educación es el tema más notorio. De hecho, continuó enseñando inglés en una universidad cerca de Washington después de que su esposo se convirtiera en presidente. La primera dama también tiene otras dos causas que son muy notables. Una es la de las familias militares y la otra es la del cáncer, dos temas que tocaron directamente a su familia.

Puerta destaca que Jill Biden ha estado con el presidente por tantos años que ya conoce el medio político, conocen el estilo, sabe cómo es hacer campaña. “Entonces, es mucho más fácil apoyar a su esposo con ese entrenamiento. Además, ella viene de ser la esposa del vicepresidente. Está acostumbrada a eso. Por supuesto que esta es una circunstancia muy difícil porque el presidente está pasando por un mal momento político y ellos también están en una situación muy delicada desde el punto de vista familiar con el caso criminal del hijo”, señala.

La experta se refiere a Hunter Biden, hijo del presidente que fue declarado culpable en junio por un jurado federal en Delaware por haber mentido al comprar un arma en el 2018, asegurando que no estaba consumiendo drogas en ese momento.

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