No es un tema menor. El sector turismo aporta el 5% de las emisiones globales de CO₂, y los hoteles representan cerca del 2% de ese total, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Esta realidad obliga a la industria a acelerar su transición hacia modelos más responsables y eficientes.
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En esa línea, Santiago Attwell, gerente de Distrito & Cuentas Corporativas de Ecolab para la región Sur, señala que los hoteles ya no ven la sostenibilidad como un costo, sino como un motor de eficiencia operativa. “El cliente está yendo para donde va la sociedad, y la sociedad está pidiendo ser más sostenible, cuidar el medio ambiente y evitar impactos negativos en el entorno”, afirma.
Ecolab —empresa dedicada a estrategias de conservación de agua, soluciones y servicios de higiene— ha visto crecer su división Institucional a doble dígito durante los últimos tres años, impulsada por hoteles que buscan reducir su huella de carbono a partir de mejoras en ‘housekeeping’, cocina y lavandería. A través de este segmento, ofrecen programas integrales que [en algunos casos] pueden generar un retorno del 100% del valor contratado, gracias al ahorro de energía, agua y horas hombre. Ese ahorro permite a los hoteles reinvertir en más mejoras sostenibles.

Attwell destaca que, gracias a la tecnología, han desarrollado productos químicos más eficientes y cada vez más demandados. Por ejemplo, los que permiten lavar sin enjuagar —la etapa que consume cerca del 50% del agua y más de la mitad de las horas hombre— reducen los ciclos de lavado y prolongan la vida útil de toallas y sábanas.
Estas soluciones también se aplican en ‘housekeeping’, donde cuentan con “un limpiador multiuso que reduce el portafolio y un desinfectante de baño que disminuye el tiempo de limpieza y la exigencia física del personal”, indica.
Inkaterra: un modelo de negocio que nace desde la sostenibilidad
La sostenibilidad dejó de ser un costo para convertirse en un componente central del negocio hotelero: genera eficiencia operativa, extiende la vida útil de activos y, en modelos más avanzados como el de Inkaterra, impulsa conservación y desarrollo comunitario. “La sostenibilidad no es un proyecto: es el modelo de negocio sobre el cual crecimos”, sostiene Gabriel Meseth, gerente de Proyectos de esta cadena hotelera.
En 2021, la compañía recibió el sello climate positive de la certificadora Green Initiative, que la reconoció como “la primera marca hotelera con este sello”, distinción que también fue destacada por Naciones Unidas.
El logro responde a una estrategia integral aplicada en sus sedes en Madre de Dios, Machu Picchu, el Valle Sagrado, Cusco y ahora Cabo Blanco. Sus proyectos incluyen conservación de bosques, monitoreo de biodiversidad, investigación científica y gestión de residuos.

“Tenemos un laboratorio de análisis genético que es el primer laboratorio de análisis de ADN en la cuenca amazónica y opera con energía solar. Además, invertimos en el programa —junto a otras empresas y la municipalidad de Machu Picchu— para conseguir el sello carbono neutro en esta maravilla mundial, que vino acompañado de una estrategia de manejo de residuos”, detalla.
Asimismo, el diseño de sus hoteles aprovecha al máximo la luz natural, la ventilación y la eficiencia en agua y energía, acompañado de la eliminación progresiva de plásticos de un solo uso.
“Los viajeros que llegan a Inkaterra ya tienen una preferencia por operaciones sostenibles. Hay una conciencia ambiental y una necesidad de contribuir con el entorno desde su visita”, explica Meseth. Los huéspedes valoran especialmente el trabajo con comunidades locales, el acceso a la biodiversidad y las experiencias en destinos naturales, agrega.














