Era el 24 de junio de 1930, cuando los españoles Genaro Ortiz y Marcelino Domínguez se alojaban en la habitación 89 del Hotel Comercio, construido en los años cuarenta del siglo XIX. Ambos se dedicaban a la estafa y el robo en nuestro continente y habían discutido en la mañana por el botín de unas joyas robadas en Bolivia. Domínguez decidió ir al Estadio Nacional para relajarse viendo un partido de fútbol. Entretanto, Ortiz adquirió un martillo y un cuchillo.
Aquella noche, cuando Domínguez dormía, Ortiz lo atacó a martillazos en la cabeza hasta matarlo. El asesino decidió deshacerse de cualquier prueba y —tras limpiar la habitación con sábanas y toallas— descuartizó el cuerpo inerte para colocarlo en dos maletas.
Al día siguiente, Ortiz alquiló un cuarto en la pensión de la familia Buendía, en la antigua calle Concha (actual Jr. Ica), donde dejó ambas valijas. Abandonó el inmueble y prometió a la dueña del negocio que volvería en unas horas. Sin embargo, partió hacia el Callao y se embarcó hacia Panamá, utilizando un falso pasaporte chileno con el nombre de Juan Bautista Araya Guerrero.
El cuerpo no fue encontrado sino hasta el 30 de junio. Un día después, apareció la primera nota sobre el caso en El Comercio. “¡Qué cosa tan horrible! ¡Qué espectáculo tan macabro!”, fueron algunos comentarios de los primeros testigos. La cobertura de la noticia ocupó las páginas de todos los diarios en los días siguientes. El 6 de julio, el Decano publicó la fotografía de Ortiz y el pasaporte falso que utilizó.
El historiador Juan Luis Orrego indicó a este Diario que el asesinato del hotel Comercio fue el primer crimen moderno del Perú. “Asesinatos de este tipo ya ocurrían en otras ciudades del mundo, porque con la modernidad, llega tanto lo bueno como lo malo del exterior”, precisa Orrego.
¿En qué estado se encuentra el hotel Comercio?
Con tres pisos, una superficie de 4.600 metros cuadrados y 131 habitaciones, el edificio del antiguo hotel Comercio representa un valioso patrimonio arquitectónico. Alcanzó una de sus etapas más prósperas en 1912, cuando al frente del inmueble se inauguró un nuevo edificio para la estación del ferrocarril Lima– Callao–Matucana (actual sede de la Casa de la Literatura Peruana). Esto incrementó las visitas de viajeros nacionales y extranjeros.
En su primera planta, todavía alberga dos locales tradicionales limeños: el bar Cordano y la zapatería Vallejo.
Lamentablemente, esta edificación se encuentra en mal estado. Además de la falta de mantenimiento, Luis Martin Bogdanovich, gerente de Prolima —gerencia de la Municipalidad de Lima (MML) que recupera el centro de la capital— reveló a El Comercio sobre daños en su estructura.
“Los muros de quincha se estructuraron sin tener en consideración los muros de adobe del primer piso, lo cual ha generado una sobrecarga. Esto plantea un gran reto para su recuperación”, explicó.
A principios de setiembre, la propiedad del inmueble fue transferida del Ministerio de Cultura a la MML. Por ello, Prolima lidera la restauración y puesta en valor del edificio, que se realizará en convenio con el Getty Conservation Institute, una organización internacional dedicada a la conservación y comprensión del patrimonio artístico y cultural. La labor de esta prestigiosa institución permitirá desarrollar el componente de arquitectura y estructura del expediente técnico de la obra.
Las primeras acciones se iniciaron el año pasado y consistieron en apuntalar la estructura para evitar el riesgo de derrumbe del inmueble. “Esto nos permitió hacer los estudios preliminares y la investigación arqueológica. La inscripción en registros públicos del edificio a nombre de la MML se realizará en octubre, con lo cual podremos declarar viable el proyecto de restauración y realizar el expediente técnico en noviembre”, detalló Bogdanovich.
La ejecución de la restauración iniciará en la segunda mitad del 2025 y la culminación de las obras tomaría 24 meses. Cabe mencionar que el bar Cordano y la zapatería Vallejo continuarán funcionando.
Un nuevo museo
Una vez recuperado, el edificio del antiguo Hotel Comercio se convertirá en el Centro Cultural de Investigación y Exposición del patrimonio arqueológico del Centro Histórico de Lima. De esta forma, será el museo de los bienes arqueológicos encontrados en esta parte de la ciudad.
Prolima cuenta con un Gabinete de Arqueología, cuyo objetivo es la limpieza, análisis, organización y custodia de los hallazgos arqueológicos en el corazón de la capital. A la fecha, los especialistas del Gabinete de Arqueología han analizado más de 80 mil objetos. Entre ellos, cerámica prehispánica, mayólicas de azulejos de los siglos XVII y XVIII, porcelana china del siglo XVII, monedas provisionales utilizadas durante 1879, botellas de vidrio de finales del siglo XIX, entre otros.
Los profesionales del gabinete también trabajan en la conservación y restauración del material cultural procedente de las excavaciones. Hasta el momento se cuenta con más de 40 vasijas restauradas —a partir de sus fragmentos— y más de un centenar de distintos objetos de metal, azulejos, entre otros.
Los especialistas en arqueología de Prolima trabajan en el antiguo Hospital Real de San Andrés en Barrios Altos. Cuando culmine la restauración del edificio del hotel Comercio, en él se realizará todo el proceso arqueológico: recepción del material encontrado, limpieza, investigación, conservación y exposición en el museo.
“El edificio del antiguo hotel Comercio se sumará al abanico cultural que ofrece el centro histórico de Lima. Será un espacio de visita obligatoria por su oferta gastronómica, gracias al bar Cordano, y porque nos permitirá entender el centro de Lima desde una perspectiva arqueológica”, afirma Bogdanovich.