Hay historias que se escriben con papel y tinta, y otras que nacen de la memoria, de la voz de un hijo, del juego de una niña que un día modeló un coco de cerámica sin sospechar que, décadas después, ese pequeño muñeco inspiraría la historia de un libro. Así germinó “Sir Coco y la fiesta de la primavera”, el primer título de la saga literaria infantil de Regina Alcóver. “Mi hija Mía tenía ocho o nueve años cuando creó a ese muñequito pelado y chiquitito —recuerda—. ‘Es un coco, mamá. Se llama Sir Coco. Viene de otro planeta’. Y ese instante me marcó”.
Hoy, ese gesto infantil florece en un proyecto familiar que Regina define como un sueño cumplido… aunque reconoce que aún le quedan muchos por realizar, y otros que ya no podrán ser.
Regina quería narrar la esencia de ese personaje diminuto: un coco caballero que llega a la Tierra confundido con un huevo, pero que porta una misión valiosa. “Sir Coco trae sabiduría, enseña que todo tiene solución. Es un antihéroe pequeñito que busca devolver la pureza, la verdad, el amor”, explica la actriz.
El libro cuenta una aventura e invita a volver a lo esencial. A un planeta donde abejas, mariposas y gusanitos viven en armonía, guiados por un búho maestro que le recuerda a Sir Coco una frase que se volvió brújula: “Si tu corazón te trajo hasta aquí, tu corazón puede llegar a donde quiera llegar”.
Regina habla del proyecto como quien abraza a un hijo recién nacido: con emoción, orgullo y ternura. “Este libro está hecho de amor. Es volver a la pureza, algo tan necesario en un mundo convulsionado”, reflexiona.
Saga familiar
Sir Coco no llegó solo. Llegó con música y familia. Las canciones del libro son de Regina; los arreglos, de Gian Marco; y en la grabación aparece también su nieta Abril, que interpreta el tema “El árbol de Morera”.
“Crecí con música. Mi papá era cantante. Luego me casé con un músico (con Joe Danova). Mis hijos y mis nietos también lo son. La música está en todo lo que hago”, cuenta. Por eso el libro no podía quedarse solo en las páginas: necesitaba sonar. Incluye tres canciones, todas ya disponibles en Spotify.
Incluso rescató una canción de cuna que escribió para Gian Marco hace más de 55 años. “Chiquitito corazón” ahora arrulla a Sir Coco, a sus nietos y a los niños que descubren el libro.
El universo de Sir Coco terminó de cobrar vida gracias a la ilustradora Aldana, “que logró cosas maravillosas”, cuenta Regina. Y cuando por fin tuvo el libro entre las manos, la emoción la desbordó, pues era un sueño largamente esperado.
“Cuando lo terminé me puse a llorar. Y cuando la editorial, Urano, me dijo que sí, también. Que crean en tu trabajo no tiene precio. Solo deseo que llegue al corazón de la gente… y que nunca dejemos de escribir libros para los chicos”, dice.
Porque Sir Coco es más que un cuento infantil: es un puente entre generaciones, es un proyecto familiar y una historia que intenta devolver al niño y al adulto lector, la certeza de que la armonía es posible, incluso si a veces aparece una “nube chinchuda” que lo estropea todo. “Ese personaje no es malo, solo necesita aprender. Todos tenemos días de nube”, aclara.
Sueños pendientes
Alcóver ya sueña con ver los cinco libros de la saga de “Sir Coco” en circulación y no descarta más adelante escribir uno autobiográfico. Pero también tiene sueños que jamás podrá ver cumplidos.
“He tenido cuatro familias distintas y, claro, me hubiera gustado quedarme con una sola desde el principio”, confiesa. “Siempre soñé con llegar a viejecitos con Joe Danova, mi primer esposo. Pero la vida no siempre cumple esos sueños… te regala otros”.

La vida también le ha regalado a Regina momentos que guardará para siempre, especialmente aquellos vinculados a su hijo Gian Marco. Verlo triunfar, dice, sigue provocándole la misma emoción que cuando lo vio cantar por primera vez en el nido.
“El corazón te da vueltas… eso sientes”, confiesa. “Cuando tenía dos años y le compré una guitarra en Argentina, le pedí que me prometiera que algún día me dedicaría un show en el Gran Rex. Y cumplió. Ya de adulto me llamó para decirme que quería verme en primera fila en Buenos Aires. Fue precioso”, recuerda.
Hoy Regina escribe, canta, compone, trabaja en radio, crea proyectos. “Trabajaré hasta el último día de mi vida, no piensa dejar de aprender nunca”, dice.
Mientras tanto, Sir Coco ya camina solo. Porque a veces los sueños se cumplen. A veces cambian de forma. Y a veces —solo a veces— se convierten en un pequeño coco que viaja entre planetas para recordarnos que todo puede resolverse si el corazón está dispuesto.














