La tensión internacional quedó en evidencia en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU realizada el martes 23.
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“China se opone a todos los actos de unilateralismo e intimidación y apoya a todos los países en la defensa de su soberanía y dignidad nacional”, afirmó el representante del gigante asiático, Sun Lei.
Por su parte, el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, afirmó que los actos cometidos por Estados Unidos van en contra de todas las normas fundamentales del derecho internacional». El funcionario calificó el bloqueo estadounidense a petroleros como “ilegal” y aseguró que “esta intervención en curso puede convertirse en un modelo para futuros actos de fuerza contra países latinoamericanos”.
Ya un día antes el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, informó que su país ha transmitido a Estados Unidos su preocupación por su ofensiva contra Venezuela y afirmó que la escalada “no inspira confianza en que el próximo año sea más estable y tranquilo que el anterior”.
La ofensiva de Washington ha crecido considerablemente desde finales de agosto. Desde entonces EE.UU. ha atacado más de 20 lanchas de presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico. Estas acciones ya se han saldado con la vida de más de 100 personas.
Washington asegura que su objetivo es frenar la entrada de drogas en EE.UU. y acusa a Caracas de utilizar la venta de petróleo para financiar “el narcoterrorismo” y otros crímenes como trata de personas y asesinatos. “Maduro es un fugitivo buscado por la justicia estadounidense y el jefe de la organización terrorista extranjera ‘Cartel de los Soles’”, dijo el embajador de Washington en la ONU, Mike Waltz.
El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó esta semana que sería “inteligente” si Maduro dejara el poder.
“El apoyo es más que nada declarativo”
Pese a que la situación no ha escalado, el despliegue estadounidense en el Caribe aumenta la preocupación por una eventual intervención militar en la región. En medio de la tensión también crecen las interrogantes sobre si China o Rusia podrían tomar un rol más activo si Estados Unidos lanza acciones más directas sobre Venezuela.
El régimen venezolano destaca públicamente cada pronunciamiento o comunicación con Beijing o Moscú. El lunes Caracas agradeció la “firme defensa del derecho internacional” por parte de China, luego de que el gigante asiático denunciara “una incautación arbitraria de los buques de otro país”, en referencia a la confiscación de un segundo buque que transportaba petróleo venezolano.

“China y Rusia apoyan a Venezuela por varias razones. En el caso de China, en primer lugar ellos tienen como fundamento de su política exterior la no intervención en los asuntos de los otros países. China no quiere presentar un precedente que permita que otro país intervenga en el tema de Taiwán. Con Rusia pasa lo mismo”, dice a El Comercio Carlos Aquino, coordinador del Centro de Estudios Asiáticos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
La segunda razón por la que Beijing y Moscú respaldan a Venezuela, señala el experto, tiene que ver más con afinidad política e ideológica, pues Venezuela es un país contestatario de Estados Unidos, al igual que Rusia y China también lo son. El tercer motivo es que tanto Beijing como Moscú están en contra del uso de las sanciones económicas por parte de Washington.
“Es claro que hay un apoyo político e ideológico, pero más allá de eso no creo que puedan hacer mucho en este tema”, considera Aquino.
El experto explica que en el supuesto de que Estados Unidos intervenga militarmente Venezuela, China no va a hacer nada porque no puede ni quiere hacerlo. Ni tampoco Rusia.
“China está muy lejos, no tiene la fuerza como para entrar a un conflicto, aunque lo quisiera. Rusia tampoco. Si bien es cierto, Rusia tiene armamento y gran parte del armamento que tiene Venezuela es ruso, se trata de armamento que se vendió hace 10, 15 años. Rusia está preocupada por su propia guerra en Ucrania, no tiene la capacidad para enfrentarse a Estados Unidos. Entonces el apoyo a Venezuela es más que nada declarativo”, señala.
Un mensaje político
El respaldo discursivo de China y Rusia quedó claro cuando apoyaron el pedido que hizo Caracas de una reunión urgente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Una solicitud impulsada por el bloqueo de Trump contra los buques petroleros sancionados que salgan y entren del país sudamericano.
Esta postura va en línea también con el enfoque de apertura hacia Latinoamérica que China y Rusia han impulsado en los últimos años.
Aquino apunta que estamos en un momento en que se habla mucho de que el mundo puede pasar de ser unipolar a multipolar y de que están surgiendo grupos contestatarios al poder dominante de Estados Unidos o de Occidente.
“Se habla de los BRICS, donde se supone que China y Rusia son dos de los principales países. Se habla del famoso sur global. Y se supone que, por ejemplo, China quiere representar la voz del sur global. Entonces, una de las cosas que muchos países del sur global tienen en mente es que no debería haber intervención. En ese aspecto es un tema más de principios, más del lado de China”, señala.




