La medida contra la capital de la franja de Gaza generó el rechazo inmediato de numerosos países árabes y europeos. Alemania dio un giro a su política con respecto de Israel al decidir suspender las exportaciones de armas que este país podría utilizar en enclave, mientras que Francia advirtió que una operación de esa escala podría suponer el “bloqueo total” del territorio y haría más “grave” la situación de los rehenes israelíes que siguen cautivos.
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Por su parte, el presidente de EE.UU., Donald Trump, indicó que respetaba la “decisión” de Israel de emprender la operación militar.
1. ¿Qué significa ocupar totalmente la ciudad de Gaza y qué se sabe del plan?
Netanyahu llevaba tiempo defendiendo la necesidad de endurecer la intervención sobre Gaza. En la víspera del anuncio del operativo, el gobernante afirmó en una entrevista con Fox News que su objetivo era “expulsar a Hamás” de la región, pero que Israel no tenía intención de “quedársela”. Tras la confirmación del plan, el mandatario israelí mantuvo la misma tónica.
“No vamos a ocupar Gaza; vamos a liberar Gaza de Hamás. Gaza será desmilitarizada y se establecerá una administración civil pacífica, que no será la Autoridad Palestina, ni Hamás, ni ninguna otra organización terrorista. Esto ayudará a liberar a nuestros rehenes y garantizará que Gaza no represente una amenaza para Israel en el futuro”, escribió en X este viernes.
El programa israelí establece que los palestinos tienen hasta el 7 de octubre para evacuar la Ciudad de Gaza, principal foco urbano de la franja y foco de la operación. Tras la retirada de los civiles se producirá el asedio por parte de las fuerzas armadas israelíes.
La fecha señalada tendría un significado particular, pues coincide con los dos años del ataque del grupo terrorista a Israel.
Según el portal de noticias local “Ynet”, se espera que el Estado hebreo dé un ultimátum a Hamás y si la respuesta de la milicia islámica no es positiva, tendrá inicio la ofensiva militar, que se detendría en caso de que surja un acuerdo en medio del ataque.
El mismo medio detalla que el gabinete israelí decidió evitar emplear la palabra “ocupación” en sus comunicaciones oficiales y se refirió a la operación como una “toma de control”, por motivos relacionados a la responsabilidad legal sobre la población civil de Gaza.

Reportes previos indicaban que la decisión de tomar control total de Gaza era un punto de desencuentro mayúsculo entre Netanyahu y Eyal Zamir, jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, que sostenía que las operaciones pondrían en peligro las vidas de los rehenes israelíes que mantiene Hamás. Dicho foco de tensión persistió durante la reunión previa a la toma de la decisión.
Ynet sostiene que el debate en torno a la medida durante la noche del jueves fue “dramático” y se prolongó por horas.
“El plan que usted presentó no servirá para el regreso de los secuestrados y el que hemos aprobado ahora permitirá alcanzar con mayor eficacia los objetivos de la guerra”, habría dicho Netanyahu a Zamir, según una fuente consultada por el portal israelí.
La decisión sigue siendo controvertida dentro de Israel y el diario «The New York Times“ reportó que los militares del país consideran que una “ocupación total de Gaza necesitaría hasta cinco años de combate sostenido”. Como resultado de la intervención, casi la mitad de los dos millones de civiles palestinos que residen en la franja se verían obligados a desplazarse.
2. ¿Cómo quedan los rehenes israelíes en esta nueva ofensiva?
Poco después de que se conociera el plan israelí, Hamás calificó la toma de la Ciudad de Gaza como un “crimen de guerra”, indicando que “le costará caro” al gobierno de Netanyahu y que el hecho supondrá el “sacrificio” de los rehenes.
“Entienden que expandir la agresión significa sacrificarlos, revelando su imprudencia hacia la vida de los prisioneros con objetivos políticos que ya han fracasado”, declaró el grupo paramilitar islamista.
Hamás tomó 251 rehenes en total durante su ataque a Israel en el 2023 y se estima que actualmente 49 israelíes son mantenidos en cautiverio por la organización islamista, de los cuales se cree que 27 han fallecido.

El Foro de las Familias, colectivo que agrupa a los parientes de los israelíes retenidos por la grupo extremista, ha condenado la decisión y señala que el Estado israelí está dejando a los cautivos a su suerte.
“Significa abandonar a los rehenes, ignorando totalmente las reiteradas advertencias de la dirección militar y la voluntad clara de la mayoría de la población israelí”, declaró la organización.
Días atrás, Hamás y sus aliados de la Yihad Islámica Palestina publicaron videos que mostraban rehenes sumamente delgados y en estado preocupante. Uno de ellos, Evyatar David, aparecía cavando lo que él mismo decía que era su tumba.

El material audiovisual generó la condena de varios países y la Cruz Roja pidió que se le permita atender a los prisioneros. Los islamistas respondieron que permitirían el acceso de los voluntarios para que entreguen alimentos y medicinas a los cautivos si se abrían los corredores de ayuda humanitaria en Gaza. Hamás aseguró que los rehenes reciben “la misma alimentación” que sus combatientes.
3. ¿Qué cambia en la guerra en Gaza con el nuevo plan israelí?
Para Roberto Heimovits, especialista en relaciones internacionales, los dos objetivos principales de Israel en el actual conflicto son liberar a los rehenes que permanecen con vida y destruir la capacidad militar de Hamás para que no tengan lugar ataques como el del 7 de octubre del 2023. No obstante, el avance del Estado hebreo en Gaza estaría llegando a un límite, lo que habría llevado a Netanyahu a optar por la intervención total.
“Israel ha tenido muchos éxitos tácticos en la guerra pues logró dar muerte a unos 20.000 terroristas de Hamás y ha ocupado un 75% de la franja, pero sigue habiendo 20 rehenes cautivos y Hamás, ya no como un ejército, sino como una guerrilla”, comenta el internacionalista.
“Ha llegado el momento en el plano estratégico en el que Israel está en un punto muerto y está tratando de ver cómo conseguir sus dos objetivos principales y un posible curso de acción es el que ha aprobado el gabinete, que es la ocupación militar en la ocupación militar de la franja de Gaza”, agrega.

En opinión del especialista, el problema que tiene Israel es que los objetivos antes citados pueden estar en conflicto.
“La verdad es que hay una contradicción entre los dos objetivos: si se trata de derrotar completamente a Hamás, probablemente maten a los rehenes israelíes restantes, pero si se aceptan las condiciones (de los terroristas) para liberarlos —que no serían todos, sino solamente una parte— esto implicaría dejar que Hamás siga existiendo como una fuerza militar en Gaza que se puede reconstruir y volver a lanzar una nueva invasión asesina como la que lanzó hace casi dos años. La preocupación de las familias (de los rehenes) es sumamente comprensible, pero si Israel cede tendría que abandonar la franja sin haber derrotado militarmente a Hamás”, explica Heimovits.
El internacionalista indica que Israel ya ha tenido una experiencia previa de ocupación exitosa en Rafah, que puede ser un precedente importante para el plan que aprobó su consejo de seguridad.
“En ese caso era necesario (intervenir) para cortar los abastecimientos militares que llegaban desde Egipto para Hamás. Inicialmente hubo mucha oposición con los mismos argumentos que se usan ahora: gran cantidad de bajas civiles palestinas, población desplazada y muchas bajas militares israelíes, pero finalmente Israel logró hacerlo con un costo muy bajo. Se podría hacer lo mismo a escala mayor en la Franja de Gaza, pero teniendo mucho cuidado de evacuar a la población a lugares apropiados y donde pueda recibir suficiente asistencia”, argumenta el internacionalista.

Según Heimovits, sin la ocupación de Gaza la victoria de Israel no está garantizada. “Si cede ante las demandas de Hamás tendría que abandonar la franja sin haber derrotado militarmente a Hamás, que podría reconstruir su fuerza de nuevo”, comenta.
Menos optimista es la visión de Román Ortiz, profesor de geopolítica de la Universidad de las Hespérides, quien considera que para entender lo que podría pasar con Gaza es necesario tener en cuenta que la guerra de Israel contra Hamás ha adquirido nuevas características. El especialista, que también labora como investigador del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria, indica que las fuerzas israelíes están ante un desafío diametralmente distinto al que han enfrentado hasta el momento.
“El problema es que lo que está combatiendo Israel ahora es algo distinto de lo que empezó enfrentando. Evidentemente, las fuerzas armadas israelíes han desgastado de una manera extremadamente grande la capacidad militar de Hamás, que inició la guerra con Israel con una fuerza semiconvencional que tenía estructuras visibles, posiciones fortificadas, etc.”, comenta.
“El ejército israelí ha ido destruyendo todo esto progresivamente, pero lo que todavía le queda Hamás es una estructura clandestina de combatientes ocultos entre la población y una estructura de gobierno paralelo entre una parte sustantiva de la población palestina en Gaza. Ese es un típico problema de contrainsurgencia y en estos casos el factor clave para derrotar a un grupo clandestino es el respaldo de la población”, añade Ortiz.

Este último factor es un condicionante crucial desde la visión del experto en seguridad internacional, debido a que, si bien existe un claro rechazo a Hamás por parte de un sector importante de la población palestina, “el tipo de campaña tan indiscriminado” de Israel en Gaza también ha provocado que los civiles se opongan frontalmente al Estado hebreo y sus fuerzas militares.
“Eso hace que los planes de acabar militarmente con Hamás sean extremadamente difíciles de alcanzar”, apunta Román Ortiz.
El docente de la Universidad de las Hespérides sostiene que recurrir a la fuerza militar como única vía para la resolución del conflicto ha sido una decisión contraproducente para la gestión de Benjamin Netanyahu, que ha evitado desarrollar una estrategia política para combatir a los terroristas palestinos.
“Hay una dimensión política que no se ha contemplado y es cómo resolver el problema de gobierno de la Franja de Gaza. El esfuerzo militar israelí ha destruido una parte sustantiva de la capacidad militar de Hamás, pero la medida en que no ha creado las condiciones para una alternativa de política de gobierno sobre la población palestina de Gaza ha dejado un vacío que permite a Hamás seguir sobreviviendo”, argumenta Ortiz.
4. ¿Cómo la toma de Gaza complica aún más a Netanyahu?
En la perspectiva de Roberto Heimovits, Netanyahu no la logrado convencer a un grupo importante de naciones occidentales sobre la necesidad que tiene su país de ocupar por completo Gaza y necesita mostrar a la opinión pública internacional cuáles son los argumentos que sostienen su decisión.
“Hamás quiere precisamente que en una nueva ofensiva israelí mueran civiles palestinos para que aumente la presión internacional sobre Israel”, indica.
“Netanyahu tiene que hacer una pausa y ver bien qué está pasando con la posición de Israel en Europa e incluso en Estados Unidos y actuar acordemente. Él piensa obviamente que Israel tiene la razón, pero no basta con tener la razón, sino también hay que saber explicarlo y no sé si está teniendo éxito en hacerlo con Inglaterra, Francia, Alemania y otros países”, profundiza el analista internacional.

Para Román Ortiz, las prioridades del mandatario israelí apuntan hacia otra dirección, pues la política interna israelí y las alianzas de Netanyahu habrían sido los motivos reales detrás de que haya recurrido únicamente a las armas para resolver el conflicto.
“Benjamin Netanyahu está capturado por un grupo de pequeño de partidos ultranacionalistas israelíes. La presión política de esos grupos ha impedido al gobierno israelí desarrollar una estrategia política que complete su estrategia militar”, indica el docente universitario.

Estas agrupaciones serían un respaldo del primer ministro israelí para poder sortear las denuncias de corrupción que salpican a su administración. La agenda que reclama mayor intervención militar en Gaza proviene de estos partidos, que son un sector minoritario de la política de Israel, según Ortiz.
“Netanyahu trata de llevar adelante la ocupación porque su supervivencia política depende de ello. La oposición a la ocupación de Gaza no es solamente de la sociedad civil, sino también proviene de la inmensa mayoría de las fuerzas armadas porque salieron de allí en el año 2005 para ahorrarse un montón de gasto militar”, finaliza Ortiz.













