Lunes, Septiembre 30

Colombia por tener una posición más basada en la ideología va a cometer costosísimos errores”, apunta Juan Ricardo Ortega, CEO del GEB, en esta entrevista.

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—¿Cuáles son los objetivos y prioridades de GEB en el Perú?

La decisión de la junta directiva es que el Perú tiene prioridad. Hoy en día tenemos US$4.500 millones invertidos en este país, casi más de lo que tenemos en Colombia.

—¿Invierten más en Perú que en Colombia?

Perú representa un 40% de los ingresos del grupo. Reconocemos con enorme admiración y envidia lo que ustedes han logrado, manteniendo un norte por todos estos años. El ejemplo más claro es Camisea, que sacaron adelante a pesar de la oposición de todos quienes decían que se iba a destruir la Amazonía, contaminar los ríos y morir la gente. Lo que uno ve ahora es todo lo contrario: personas con dignidad por contar con un energético barato, que mejora la vida a todo el mundo.

“Colombia ya es deficitario en gas”.

—Está claro que Camisea ha significado un antes y un después en la historia del Perú.

Uno ve clarísimo que tener energía a un precio económico hace toda la diferencia del mundo. Las familias se ahorran más de 50% y eso es plata para comer. Cálidda ya tiene a 8 millones de personas cubiertas con el servicio de gas natural y Colombia, que era el ejemplo de masificación del gas, se ha quedado sin gas.

—¿Tan pronto se ha quedado sin gas Colombia?

El próximo año Colombia ya es deficitario en gas, y hay diez millones de personas dependientes de este energético.

—Tenía entendido que en Colombia había reservas para 6 o 7 años. ¿Es menos que eso?

El próximo año tendremos necesidad de importar gas. El país tiene solamente 2,3 trillones de pies cúbicos (TCF) de reservas. Al ritmo actual de consumo, Colombia se quedará sin reservas en cuatro años. Se quedará con cero, sin gas alguno, y comenzará a importar desde el 2025.

“La visión de Colombia no está enfocada como en el Perú. Está enfrascada en una discusión que es emotiva, pero que no corresponde a la realidad del país”.

—¿Colombia no está importando gas regularmente desde la planta de regasificación en Cartagena?

Sí, pero desde el próximo año ya se vuelve un problema estructural porque se usará para satisfacer la demanda regular y no solamente para emergencias en la época del Fenómeno del Niño. Colombia ya es deficitario en gas.

—Es increíble.

Es torpeza más que increíble.

—¿Pero, Colombia no tenía la esperanza de hallar gas en el off-shore? ¿Cómo va eso?

Según el mapa geológico del Caribe, que desarrolló Occidental Petroleum (Oxy), Colombia tiene la prospectiva para albergar uno de los proyectos más importantes de gas en el mundo. Precisamente, por estos días debía llegar a Colombia uno de los barcos más importantes de exploración, pero parece que el Ministerio del Ambiente ha bloqueado la licencia. La visión de Colombia no está enfocada como en el Perú. Está enfrascada en una discusión que es emotiva, pero que no corresponde a la realidad del país.

—¿Se refiere a la decisión del gobierno colombiano de limitar la exploración y explotación de hidrocarburos?

Colombia es un país con muy poca huella de carbono, que no ha contaminado mucho y que tiene un problema de pobreza, el cual se resuelve teniendo precios de los energéticos muy competitivos.

“Nosotros somos una empresa pública, entonces, tenemos que tener cosas muy seguras y el Perú, de manera muy consistente, se ha mantenido con unas reglas estables”

—¿Eso deja fuera al hidrógeno verde porque aún es caro?

No es caro, es inviable. Multiplica la inversión por cinco o seis. Eso que lo paguen los países ricos que ni siquiera están de acuerdo en desarrollarlo. Pero nosotros hemos tomado una posición muy dura e inflexible. Colombia por tener una posición más basada en la ideología va a acometer costosísimos errores.

—Otro país que también se está quedando sin gas es Bolivia, que también va a empezar a importar muy pronto.

Bolivia también se quedó sin gas. Estos sectores requieren, como ustedes lo han logrado, reglas claras por 20 o 30 años porque son negocios de muy lenta maduración. Yo sí les digo con enorme envidia, que ustedes han logrado mantener una claridad en ciertas cosas básicas.

—Durante todos estos años Colombia era el modelo para Perú. ¿Ya no lo es?

Era. Pero la falta de claridad, de no tener un foco y de no entender que la transición energética no es la misma que la de Estados Unidos y de Europa, nos está costando caro. La transición energética no es montar paneles solares o plantas eólicas que están de moda, sino reducir las emisiones de carbono de una manera que sea competitiva y viable económicamente. Y es lo que ustedes, de manera muy inteligente, han hecho con el gas.

—Dentro de todo lo malo que ocurre en el Perú sí se entiende que el gas es la bisagra para la transición energética.

Por eso el compromiso del grupo de continuar acá. Porque tienen coherencia y la han tenido por muchos años.

—¿GEB también invierte en el sector eléctrico en el Perú?

Allí tenemos el 50% con ISA REP. Ese fue el inicio, cuando empezamos a invertir en el Perú, y ustedes han mantenido los contratos idénticos en los últimos 20 años. Eso es lo que nos da tranquilidad. Nosotros somos una empresa pública, entonces, tenemos que tener cosas muy seguras y el Perú, de manera muy consistente, se ha mantenido con unas reglas estables. Y eso se retribuye con la decisión de la Junta directiva de invertir US$500 millones en Yapay (Consorcio Eléctrico Yapay), que es la última línea de transmisión que ustedes sacaron bajo convocatoria el año pasado.

—¿Esas son las inversiones que tienen a la vista?

Y US$500 millones más en Cálidda para expandir la cobertura de gas en la sierra (proyecto Siete Regiones). Entonces, vamos a estar invirtiendo más de US$1.000 millones en los próximos años.

—¿Las restricciones para desarrollar la industria del gas en Colombia abren esta oportunidad para invertir más Perú?

Sí. En Perú y en Brasil, que es un país que también tiene mucha claridad regulatoria y que está desarrollando más de 15.000 km de líneas de transmisión.

—¿Ha hablado de esas inversiones con autoridades del Minem?

Sí, nos hemos reunido con la viceministra de hidrocarburos, Iris Cárdenas. Una profesional que tiene las cosas claras, y eso nos da mucha ilusión.

“Si el precio (la tarifa del gas) en Siete Regiones es muy superior al de Lima, será muy difícil, política y socialmente, que (la industria) se desarrolle”

—¿Para qué se reunieron específicamente?

Hay varios temas. Uno es el proyecto Siete Regiones (para masificar el gas natural en la sierra). En este momento tenemos el apoyo de la junta directiva y de muchas fuerzas en el Perú. Y en esto precisamos ser proactivos. He sido funcionario público toda la vida y sé cómo son estos avatares. Hemos visto los intentos de buena fe que hizo en su momento Proinversión para licitar el proyecto, pero es que los números no dan. Es imposible que los números den.

—La falta de industrias en la sierra desanimó a los postores.

Es como el problema del huevo y la gallina. Allí tiene que desarrollarse la infraestructura primero con el precio correcto, pero el precio no va a ser el correcto si no hay un cierto nivel de armonización con Lima. Si el precio (la tarifa del gas) en Siete Regiones es muy superior al de Lima, será muy difícil, política y socialmente, que se desarrolle. Entonces, es mejor encontrar una solución que sea justa y equilibrada y que empiece a dar señales para que estas regiones tengan precios competitivos para atraer esas industrias.

—Ustedes proponen una fuerte inversión para lograr eso.

Va a ser más difícil y costoso. Será mucho más difícil trabajar en Cusco que en Lima. Solamente la arqueología va a ser un reto de padre y señor nuestro, pero es mejor ser parte de la solución que después vivir los problemas. Por eso, la junta directiva apoyó el seguir apostando de manera tan contundente por el futuro del Perú.

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