Miércoles, Enero 1

En el 2024, más de 1.470 vehículos pesados (buses, camiones y tractos) se sumaron al parque automotor de Gas Natural Vehicular (GNV) en Lima y Callao, cifra con la que este segmento ha superado las 8.000 unidades operativas que ya se benefician de los importantes ahorros de un recurso menos contaminante, y que aún tiene mucho potencial de desarrollo.

Solo este año, más del 15% de las unidades nuevas vendidas en los segmentos de tractos y buses, fueron a gas natural, un importante salto respecto al 2% de penetración de hace dos años.

Dicho resultado se explica principalmente por las ventajas que ofrece, como el buen desempeño que les da a los vehículos en condiciones extremas, su impacto en la sostenibilidad (el GNV reduce en más de 30% las emisiones de CO2 y en más de 99% el material particulado versus el Diésel) y la generación de ahorro gracias a su precio estable y regulado.

Respecto a lo último, el GNV brinda un ahorro de más de 50% en costos de combustible a las operaciones de transporte. En términos simples, una empresa con ruta Lima–Huancayo–Lima con carga full, recorriendo 755 km., puede ahorrar hasta US$ 200 por vuelta, por cada vehículo.

En solo un año, esta cifra puede significar un ahorro acumulado de aproximadamente US$ 12.000 por vehículo. Es decir, en una flota de 10 unidades, solo con el ahorro del GNV en un año, un transportista puede comprar un vehículo adicional y hacer crecer su operación. Sin embargo, y a pesar del importante crecimiento del GNV, todavía no se alcanzan los niveles que permitirían aprovecharlo en su real dimensión.

Actualmente, el mercado supera los 65,000 vehículos pesados en el que sigue predominando el Diésel, el cual, además de ser altamente contaminante, es importado y depende de la fluctuación de los precios internacionales. No obstante, la cantidad de vehículos que aún no optan por el GNV confirma que existe potencial para su crecimiento, y ello es alentador.

Pero ¿qué pasos se debe seguir para que aumente su demanda? Todo pasa–entre otros factores– por apostar con firmeza por una real masificación del gas natural en el sector transporte, lo que permitiría reducir la dependencia de combustibles altamente contaminantes e importados.

Ampliar el alcance del GNV ha implicado la generación de diversos programas de incentivos y financiamiento, los que han permitido que más vehículos se sumen al consumo de esta energía. Por ejemplo, destacan los generados a través del FISE y los desarrollados por el sector privado, en conjunto entre el distribuidor y el Consorcio Camisea, quienes han puesto a disposición del mercado iniciativas como el Bono GNV, Fraccionamiento GNV y recientemente el Bono Dealer.

Estos incentivos son importantes, pero aún se requiere de un mayor esfuerzo, tanto del sector público como del sector privado. Junto con ello, se requiere aun de más estaciones de servicio en zonas estratégicas donde principalmente circulan los vehículos pesados, incluyendo las provincias.

Además, es trascendental la ampliación de la oferta de vehículos pesados a GNV, principalmente los de menor capacidad. En ambos frentes, en los últimos meses hemos escuchado noticias alentadoras, principalmente desde el sector privado, las cuales esperamos se hagan realidad próximamente.

Seguir elevando la demanda de GNV en nuestro país, generará un impacto positivo en la economía del sector transporte, la mitigación del cambio climático, la calidad del aire y la salud pública de todos los peruanos. Está en nuestras manos seguir avanzando.

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