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Aunque los expertos no se ponen de acuerdo sobre su origen exacto, se cree que los llamados juegos gladiadores empezaron como ritos funerarios y evolucionaron hasta convertirse en espectáculos con reglas y vestimentas detalladas. Su apogeo fue desde el siglo I a.C. hasta el siglo II d.C. En ese lapso se enmarca la historia de los legendarios luchadores Lucio (Paul Mescal) o Marco Acacio (Pedro Pascal), protagonistas de “Gladiador II”, película con la que el director británico Ridley Scott ha traído este mundo de vuelta al cine.
Pero esta vez no solo serán Lucio o Marco Acacio los que pelearán en el mayor anfiteatro del mundo romano. Aprovechando el revuelo por el filme, la plataforma de alquileres Airbnb y el Parque Arqueológico del Coliseo anunciaron un acuerdo para llevar de regreso los combates al coliseo por primera vez en 2.000 años. Los ‘luchadores’ serán ocho usuarios de la plataforma elegidos por sorteo que podrán participar en combates ficticios el 7 y 8 de mayo del 2025. Los interesados pueden solicitar ser parte de la experiencia desde el miércoles 27 de noviembre sin costo alguno.
Como era de esperarse, la iniciativa ha avivado la histórica fascinación por el coliseo, el sitio turístico más visitado de Italia. No todos están contentos. Vecinos y algunas autoridades de Roma consideran que el evento mercantiliza el patrimonio arqueológico, convierte a Roma en un parque de diversiones y altera la vida de los residentes. Los organizadores se han defendido afirmando que el acuerdo –valorizado en 1,5 millones de dólares– cubrirá la renovación de un programa educativo dentro del antiguo anfiteatro romano y promoverá “un turismo más consciente”.
Valor histórico
El internacionalista italiano Francesco Tucci señala que los juegos gladiadores son parte del legado histórico y anecdótico de la cultura de Roma, sobre todo en el período del imperio. Cuenta que, si bien toda Italia comparte la herencia que dejó ese tiempo, es en la capital donde pervive cierto orgullo por el valor cultural de los gladiadores.
“Es un legado sangriento que es parte de nuestra cultura. Pero hay que entender el contexto de la época. El Imperio Romano se basaba en la fuerza. Los juegos gladiadores eran el fútbol de la época, el entretenimiento violento de la época, sangriento y brutal. Pero hay también una serie de prejuicios y mitos que se han alimentado a través de las películas”, dice a El Comercio.
“Esta iniciativa es un intento de espectacularizar la historia, hay que ver si se entiende el mensaje”.
Al hablar sobre los mitos, el experto apunta que no todos los gladiadores eran esclavos, sino que también había prisioneros de guerra y algunos se ofrecían a ir a la arena voluntariamente. Los luchadores estudiaban el arte del combate en el Lourdes Magnus. Había academias para prepararse. Además, no siempre se acababa con el deceso de los participantes.
“No hay que fomentar la violencia; hay que explicar la historia”, resalta Tucci, quien considera que, si se da el contexto a los turistas, iniciativas como la que invita a vivir la experiencia de un gladiador en el coliseo puede resultar positiva.
“El anzuelo puede ser el tema de los gladiadores y estos juegos terribles, pero después se puede suscitar en el turista el interés para ver otras partes arqueológicas de Roma, como el Panteón, los foros imperiales, ver cómo era el mercado en la capital del Imperio Romano. Si se transforma simplemente en una estigmatización de los juegos no lo veo muy provechoso, yo espero que no sea así, sino que se organice de manera que el turista pueda entender más la cultura romana”, agrega Tucci.
En el mundo de hoy
Si bien películas como Gladiador II no son documentales y sus directores se toman licencias creativas, hay elementos que permiten ver la historia de ese entonces y la importancia de sus protagonistas reflejada en el mundo actual.
Para el historiador y politólogo peruano afincado en Francia Rodrigo Murillo, los combates de los gladiadores podrían vincularse a las formas en las que hasta hoy el Estado ejerce el control social y la propaganda en Europa y más allá.
Este espectáculo, según el experto, fue una herramienta que idearon los emperadores romanos, el primero de ellos Augusto, para congraciarse con el pueblo entregándoles un evento absolutamente exclusivo que realzaba varios valores positivos de la civilización romana, tales como el poder, la conquista violenta, la diversidad social y la grandeza de la arquitectura.
“Todos estos elementos que se empezaron a utilizar en esa época son replicados hasta el día de hoy por numerosos gobernantes que se valen de los espectáculos y de conseguir el beneplácito popular para introducir agendas ocultas en beneficio del gobierno. Quienes acudían a este espectáculo en la antigua Roma salían de él impregnados de un absoluto respeto, de una absoluta admiración hacia el poder de Roma. Los gladiadores en sí mismos y su legado forman parte del corazón de la forma de gobernar que existe en Occidente”, señala Murillo.
Además, destaca que el furor por la película y la cultura de los gladiadores tiene mucho sentido en estos tiempos. “Hay un cierto ánimo romántico o nostálgico en muchos de los europeos que encuentran en esta antigua y espectacular civilización el origen de su grandeza perdida, de una grandeza que hoy día pareciera estar decayendo”, concluye.
PUNTO DE VISTA
“Un pasado que vuelve a ser idealizado”
RODRIGO MURILLO
Historiador y politólogo peruano afincado en Francia
El retorno de los gladiadores a la agenda actual nos confronta con la realidad política que vive Europa. Tradicionalmente, la identidad de Italia, uno de los países más importantes del mundo en el plano cultural occidental, no se nutrió de ese extremo compuesto por los espectáculos de gladiadores para exaltar sus valores nacionales porque eran actos de una violencia brutal.
A cuenta de la influencia que la Iglesia Católica ha ejercido sobre la cultura de esta parte del mundo, había una lectura muy negativa sobre lo que los gladiadores representaban en el legado de la gran civilización romana. Eso hoy está cambiando porque Europa se ve confrontada ante un nuevo tipo de debate. La multiplicidad de razas que conviven en este continente y la llegada de migrantes que para muchos europeos es desenfrenada hacen que, en el afán de volver a poner en vigor el origen de la civilización occidental en contraposición de valores foráneos, se quiera revitalizar la figura de Roma, pero más aún la figura de los gladiadores y de cómo el Imperio Romano conquistó el mundo.
En todos estos países mediterráneos hay personas que consideran que existe –en la escuela, en los museos y en un montón de lugares donde conviven diferentes culturas– un cierto menosprecio a la cultura occidental, por lo que intentan rescatar el legado romano. Es una suerte de fijación romántica de un pasado que vuelve a ser idealizado, a pesar de su horrible violencia, porque pareciera ser que la realidad requiere que esto se vuelva a poner en valor.