Michael Spitzer recuerda con precisión el momento en que entendió que Gaia ya no era solo una banda que sobrevivía a base de ensayo y escenario. No fue en un estadio ni frente a una multitud coreando canciones, sino en una mesa larga, durante una cena privada, cuando Mick Jagger sacó el celular para grabarlos mientras interpretaban “Cariño Malo”. Años después de ese episodio que los marcó, el grupo peruano presenta “La Vida Sin Final”, un disco que busca dejar constancia de que ser roquero después de los 30 es una fase de cambios.
“Nosotros no maqueteamos oficialmente las canciones si no las ensayamos. Es ahí donde se cuajan, donde movemos partes y vemos cuáles vibran con lo que queremos hacer”, explica Spitzer, actual vocalista de Gaia, sobre el proceso de selección junto a la banda que responde a una lógica interna: que el disco funcione como un todo y no como una suma dispersa de canciones.
La grabación de “La Vida Sin Final” se realizó el año pasado y combinó precisión técnica con una apuesta clara por el control artístico. Las baterías se registraron en Leopold Estudios junto a Tato del Campo, reciente ganador de un Grammy, mientras que guitarras y voces se trabajaron en el estudio de Said Saba, baterista de la banda, quien además asumió la mezcla y masterización del álbum. “Fue un proceso muy nuestro, muy cuidado, muy peruano”, señala el artista.
El disco marca, además, una reconfiguración interna. La incorporación de Claudio ‘Gallo’ Gómez-Sánchez en la guitarra amplió la formación y abrió nuevas posibilidades sonoras. “Del pasado creo que se mantiene la esencia. No hablaría de evolución, sino de transformación. Cambiamos con el tiempo, con la edad, pero la energía sigue ahí”, afirma Spitzer. Los primeros adelantos, “La Vida Sin Final” y “Salí a Buscarte”, confirman esa búsqueda, mientras que la inclusión de su versión de “Cariño Malo” aparece también como un homenaje a momentos especiales en la historia del grupo.
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Encuentros inesperados
La llamada llegó a mitad de semana y no dio espacio para demasiadas preguntas. Un miércoles del 2016, Gaia recibió la indicación de estar en alerta: dos días después debían presentarse en una cena privada organizada durante la visita de The Rolling Stones a Lima. No habría anuncios ni adelantos, tampoco margen para comentar lo ocurrido. El encargo venía acompañado de un acuerdo de confidencialidad que obligaba al silencio. “Nos dijeron que nos preparemos para tocar el viernes y nada más. No podíamos decir mucho”, recuerda Spitzer.
El lugar fue el restaurante Astrid & Gastón. No se trataba de un concierto ni de un encuentro público, sino de una aparición puntual, destinada a ocurrir lejos del ruido y las cámaras. La consigna era clara: interpretar una canción que representara a la música peruana durante el postre. La elección fue “Cariño Malo”, la reinterpretación del clásico de Augusto Polo Campos que Gaia ya tenía trabajada.

Spitzer recuerda esa noche como una sucesión de imágenes difíciles de procesar en tiempo real: Mick Jagger grabando con su celular, Ronnie Wood hablando de pintura y Charlie Watts —quien fallecería años después— acercándose primero, con una energía que desmentía cualquier idea de solemnidad. El artista lo resume con una sola frase: “Fuimos el postrecito de los Rolling Stones”.
Al volver a casa, recuerda, se echó en la cama convencido de que algo así no podía haber pasado de verdad. Lejos de ser un episodio aislado, aquel encuentro se inscribe en una trayectoria que ha llevado a Gaia a compartir escenario con artistas como Guns N’ Roses, Incubus, Placebo o Pixies, y a proyectarse internacionalmente en espacios como el festival SXSW en Austin, Texas.
“La Vida Sin Final” funciona como una celebración a todo lo vivido, el retrato de una banda que aprendió a asumir el paso del tiempo sin renunciar a su pulso inicial. En un recorrido hecho de transformaciones, silencios y encuentros improbables, Gaia sigue escribiendo su historia sin apuro, consciente de que lo importante no es alcanzar una meta, sino mantenerse en marcha.
Sobre el concierto de
Gaia
El 27 de diciembre en el Iwana Bar, a las 8:00 p.m. Entradas disponibles al 985432320.




