Las autoridades judiciales francesas han iniciado una investigación contra la red social X por la presunta manipulación de su algoritmo para favorecer la injerencia extranjera.
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La Fiscalía de París indica que el procedimiento se centrará en la alteración del “sistema de procesamiento automatizado de datos” por parte de un grupo extranjero y una “extracción fraudulenta” de información realizada por un colectivo de similares características.
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La investigación sigue el hilo conductor de dos informes que la unidad de ciberdelincuencia de la fiscalía parisina recibió en enero de este año, uno de ellos de parte de un parlamentario y el otro proveniente de un alto funcionario del Estado francés. En ambos casos se apuntaba a una supuesta “injerencia extranjera”.
Tras un proceso de recopilación de material y verificación se ha delegado a la Gendarmería continuar con las pesquisas.
No se trata del único caso reciente en Francia, pues esta semana X recibió una denuncia ante la Autoridad de Regulación de la Comunicación Audiovisual y Numérica de Francia por parte de dos congresistas. Estos últimos apuntaban a comentarios racistas y de corte antisemita emitidos por Grok, inteligencia artificial de la plataforma.
Quién decide lo que vemos
¿Cómo funciona el algoritmo de una red?
En términos simples, el algoritmo es una serie de reglas y procesos informáticos que establecen una jerarquía para personalizar la información que una plataforma de internet muestra a sus usuarios: qué ven, en qué orden y qué pueden considerar interesante.
Pese a que son cada más complejos, los algoritmos básicamente analizan las interacciones de sus usuarios con otras personas y cuentas, los intereses temáticos y los del entorno, el orden cronológico de los contenidos y las preferencias por tipos de contenido. Redes como YouTube o TikTok priorizan elementos como el tiempo de visualización del contenido audiovisual, por citar un ejemplo.
En el caso específico de X, tienen mucho valor la relevancia de las publicaciones (tuits), las interacciones y la predicción tomando como referencia el contenido (últimos 1.500 tuits) compartido por las cuentas que sigue el usuario y otras con un perfil similar. Las etiquetas (hashtags) todavía siguen teniendo mucha relevancia en esta red social como herencia de su pasado, cuando todavía se llamaba Twitter.
El riesgo que entrañan los algoritmos se centra en la creación de las llamadas “burbujas de información”. La personalización cada vez mayor que brindan estos sistemas puede contribuir a que los contenidos presentados al usuario sean cada vez menos diversos, reforzando sesgos e impidiendo el contraste de información con otras fuentes o posturas.
El aislamiento intelectual provocado por estas burbujas es considerado por los especialistas como terreno fértil para la difusión de noticias falsas y la radicalización.

Un historial complicado en Francia
Desde antes de su adquisición por parte de Elon Musk, X ha arrastrado polémicas dentro de Francia.
En julio del 2021, un tribunal de Francia ordenó a la red social (por entonces Twitter) que detallara los medios técnicos y humanos que usaba para combatir los mensajes de odio y el procedimiento que seguía para gestionar las denuncias ligadas a este tema. La medida tenía alcance internacional y su cumplimiento no estaba restringido al territorio francés.
La agencia France-Presse (AFP) presentó una demanda contra X en agosto del 2023. El recurso legal presentado ante el Tribunal de Justicia de París acusaba a la plataforma de Elon Musk de no tener voluntad de dialogar sobre la implementación de pagos potenciales por el uso material noticioso de la agencia.
“Esta medida tiene como objetivo obligar a Twitter, conforme a la ley, a proporcionar todos los elementos necesarios para evaluar la remuneración adeudada a AFP en virtud de la legislación sobre derechos conexos”, señalaba la agencia de noticias en un comunicado.
Los derechos conexos a los que se hacía referencia en dicha nota son parte de la legislación de derechos de autor vigente en Francia y fueron establecidos para que los medios periodísticos fueran remunerados por las plataformas de Internet, que eran señaladas como principales beneficiarias económicas de la distribución del contenido noticioso proveniente de agencias y editores.
Medios como Le Monde, Le Figaro y Le Parisien se sumaron a la demanda y en mayo del 2024 la justicia gala resolvió que X tenía dos meses para mostrar los datos comerciales que permitieran evaluar claramente qué ingresos se obtenían por el material noticioso.
En noviembre de ese mismo año AFP y los medios citados presentaron un nuevo recurso legal acusando a X de publicar sus contenidos sin brindarles ningún pago.
En enero del 2025 el diario Le Monde anunció que se marchaba de X, afirmando que la decisión se debía a la agresividad en la plataforma fomentada por Elon Musk, Donald Trump y otras personalidades del por entonces recién inaugurado gobierno estadounidense, así como el peligro para la prensa que esto suponía.
“La alianza entre Donald Trump y los jefes de las plataformas sociales, como Elon Musk y Mark Zuckerberg, representa una amenaza global para el libre acceso a una información fiable. Le Monde ha decidido por tanto dejar de compartir sus contenidos en X y redoblar su vigilancia en plataformas como TikTok y Meta”, publicaba el medio.
La cuenta de Le Monde se encuentra inactiva desde el 20 de enero, día en que Donald Trump asumió oficialmente la presidencia de Estados Unidos.
En cuanto al caso más reciente citado al inicio de esta nota, el informe proveniente del Poder Legislativo francés presentado a la fiscalía acusa a X de reducir la “diversidad de voces y opiniones”.
Éric Bothorel, diputado autor del documento señala que la intervención directa de Elon Musk y el riesgo de que sus opiniones personales condicionen el contenido de la plataforma “son un peligro para la democracia”.




