
En el dinámico mundo de los negocios, crecer a veces no es suficiente. El verdadero desafío radica en cómo hacerlo. Las compañías que lideran la industria con visión de largo plazo entienden que el crecimiento sostenible y resiliente no es producto del azar, sino el resultado de una estrategia bien articulada de integración vertical y horizontal. El objetivo de la estrategia del negocio será lograr un modelo de crecimiento sostenido, enfocado en el largo plazo.
La integración vertical, al darle a las empresas un mayor control sobre cada etapa de su cadena de valor -desde la adquisición de materias primas hasta la distribución al consumidor final-, asegura la calidad y trazabilidad de los productos, y les permite capturar eficiencias operativas, reduciendo costos para ofrecer una mejor propuesta de valor (‘value for money’) al mercado. De esta forma, contribuye ofreciendo a los consumidores productos de alta calidad a precios accesibles, una mayor agilidad para innovar y responder a las tendencias emergentes, además de fortalecer las capacidades logísticas en mercados emergentes, por ejemplo, donde los desafíos de infraestructura aún son significativos.
Por otro lado, la integración horizontal, mediante la expansión en nuevas categorías de producto, unidades de negocio y en nuevas geografías, permite diversificar los riesgos y equilibrar la contribución, tanto en facturación como en rentabilidad, reduciendo el peso relativo de una categoría o un país en específico sobre el negocio en su totalidad.
Es sumamente relevante un sistema riguroso para la gestión y el seguimiento de las iniciativas de expansión. Asimismo, es importante el factor de variabilidad para lograr que las inversiones sean flexibles, permitiendo hacer los ajustes necesarios para minimizar los riesgos en corto tiempo.
En Grupo Aje, la integración vertical nos ha permitido democratizar el consumo, ofreciendo productos de calidad a precios accesibles; y la integración horizontal, nos ha dado una capacidad de expansión internacional que hoy nos concede estar presentes en más de 22 países, llevando nuestros valores y propósito a nuevas comunidades en todo el mundo.
La combinación de ambas estrategias nos ha permitido avanzar hacia una visión de crecimiento que no solamente se enfoca en ser más grandes, sino también en crecer de forma inteligente y consciente. En un entorno global marcado por la volatilidad, la exigencia social y el desafío climático, las compañías que sepan integrar de manera armoniosa eficiencia operativa, innovación y propósito serán las que lideren el futuro.
El crecimiento basado en la integración vertical y horizontal no es únicamente una estrategia comercial. Es una filosofía de gestión que nos reta a pensar de manera sistémica, a actuar con responsabilidad y a liderar con propósito.
Integrar no significa solo crecer, sino también construir. Construir cadenas de valor más justas, construir alianzas sólidas con productores locales, construir alternativas de consumo más saludables, sostenibles y una oportunidad de generar crecimiento y bienestar en todo el ecosistema de nuestro entorno: comunidades, proveedores, colaboradores y la sociedad en su conjunto. En definitiva, construir un legado positivo que trascienda generaciones.