
Pietro Sibille Eslava (Lima, 1977) transitó por la cima y el abismo. Debutó en el cine con “Proof of Life” (2000), una película de Hollywood junto a Russell Crowe y Meg Ryan. Poco después, su actuación en “Días de Santiago” (2004) lo consagró en festivales cinematográficos internacionales. Se convirtió en un ícono con personajes como Misterio y Mandril en “La gran sangre”, marcando a toda una generación. Pero mientras el público aplaudía su talento, él libraba su batalla más cruel y silenciosa: la adicción. Primero a la cocaína, luego al alcohol.
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Después de un proceso largo y duro de rehabilitación, el actor resurge de las sombras con la misma intensidad que llevó a sus personajes a la pantalla. Recuperado y dueño de su propia historia, vuelve al escenario que lo mantiene vivo: la actuación. Esta vez asume el rol antagónico en “La habitación negra”, el primer largometraje de AMU (Agencia de Mentes Únicas), dirigido por Pedro Flores Maldonado y producido y protagonizado por Yiddá Eslava.

“En este thriller, interpreto a un presentador de un programa de televisión donde los influencers más exitosos se enfrentan en diversas competencias. Es extrovertido y excéntrico, tanto en su forma de vestir como en su peinado —de ahí el color de cabello que llevo ahora (rubio platinado)—,y a lo largo de la historia se va desvelando su lado oscuro”, explica.

“Interpretarlo fue un desafío total. Aunque el papel era muy diferente a lo que había hecho antes, me sentí increíblemente cómodo durante el proceso. Pedro es un director talentoso, minucioso y extremadamente cuidadoso con sus actores y su equipo. Trabajar con él fue una experiencia enriquecedora, y volver a colaborar con mi prima Yiddá, un regalo maravilloso”, enfatiza. Luego añade: “Nanya Eslava, la hermana de Yiddá, también forma de este proyecto”.
Entre arte y excesos
El mundo de Pietro Sibille siempre estuvo vinculado al arte. De niño, jugaba a ser un empresario circense y organizaba su propio circo con sus primos, de manera austera y sencilla. Era tímido, introvertido y se sentía aislado. “Era un niño triste”, asiente. “Creo que había una depresión agazapada. No me gustaba el colegio; lo detestaba, era horrible, ni siquiera disfrutaba el recreo”, confiesa.
Sin embargo, cuando la actuación llegó a su vida, se le abrieron puertas desconocidas. Descubrió no solo su pasión por el arte, sino también por las chicas y sustancias adictivas.
“Pisé el acelerador a fondo; en un momento, se me fue de las manos y se volvió incontrolable, creo que quise vivir todo lo que no experimenté en mi adolescencia”, reflexiona. “Mi vida ha sido una montaña rusa de excesos, desenfrenos, delirio y sufrimiento. Pasé por un largo y difícil proceso de rehabilitación”, confiesa.
Durante años, la fama y el éxito se entrelazaron con noches interminables y decisiones autodestructivas. “Estuve dos años internado en un centro de rehabilitación, enfrentando un grave problema con el alcohol, una enfermedad que me esclavizaba”, reconoce.
Aunque algún tiempo atrás había superado la adicción a la cocaína, este nuevo desafío resultó ser mucho más difícil y lo llevó a reconocer que, en esta ocasión, el primer paso era aceptar su problema.
“Antes estuve enganchado a la coca, pero poco a poco logré dejarla, aunque me costó bastante. No sé cómo lo hice, porque es una droga muy difícil de superar. Sin embargo, el verdadero problema era el alcohol. Es muy difícil entender a un alcohólico si no lo has vivido. En el centro aprendes que nadie puede comprender esa lucha a menos que la haya enfrentado. Los responsables son exalcohólicos que han recorrido ese mismo camino, y esa cercanía me ayudó a ver la realidad de otra forma”, relata.

Año de libertad
A pesar de las caídas iniciales, la determinación de Pietro Sibille prevaleció, y hoy, al celebrar un año sin consumir alcohol, se siente verdaderamente libre por primera vez en mucho tiempo. “Llegué a un punto en el que no podía mantenerme sobrio. El alcohol, como cualquier adicción, te convierte en un esclavo. Pero ahora estoy recuperado”, asegura.
“No ha sido fácil, pero finalmente lo he logrado y me siento orgulloso. Este camino apenas comienza y probablemente será más difícil, ya que no cuento con la muleta de la sustancia. Es una lucha constante y diaria, donde debo ser consciente de cada acción, trabajar en mis defectos de carácter y asistir a terapia. Actualmente, estoy en terapia psicológica con un especialista en adicciones y tengo un psiquiatra. He explorado la meditación y la neuroplasticidad, que me ayuda a cambiar la configuración de mi cerebro y a combatir la depresión. Estoy en una nueva etapa y puedo decir con orgullo: soy libre al fin”, subraya con profunda emoción.
Crisis, ruptura y renacer
El detonante que llevó a Pietro Sibille a pedir ayuda fue una crisis personal, agravada por la tumultuosa separación de la actriz Andrea Luna tras siete años de relación. Esta situación se intensificó cuando las cámaras de “Magaly TV, La firme” captaron a Andrea besándose con Andrés Wiese en una discoteca de Miami. Posteriormente, ella describió su relación con Pietro como tóxica y lo acusó de maltrato físico y psicológico.
“Era imposible asimilar cualquier realidad dura cuando estaba tan perdido en el alcohol. Perdí trabajo, dinero y mi pareja. Fue en ese momento cuando decidí desintoxicarme por completo”, reconoce.
“No quisiera reavivar algo que ocurrió hace cuatro años”, afirma. “Lo único que puedo decir honestamente es que nunca hubo maltrato físico; jamás le toqué un pelo. En cuanto al maltrato psicológico, seguro que sí, porque estaba enfermo. Entiendo su reacción y lamento muchísimo el daño que le causé”, admite.
La fuerza del amor
Finalmente, Pietro reconoce que en su proceso de recuperación hubo una persona fundamental: una amiga actriz que, con el tiempo, se convirtió en su pareja.
“Su apoyo ha sido crucial, me ayudó enormemente en este camino. Es una chica maravillosa, llevamos un buen tiempo juntos, ahora es mi novia”, , iluminando su rostro con una sonrisa de satisfacción y un brillo especial en los ojos.
Además…
“La habitación negra” se estrena en agosto en los cines a nivel nacional”.
Detrás de sus roles más memorables
“Proof of Life”
“Llegué a esta película dirigida por Taylor Hackford, conocido por ‘El abogado del diablo’, gracias a Alonso Alegría, quien se encargó del casting en Perú. En total, participamos 14 actores peruanos, más que de cualquier otro país. La filmación tuvo lugar en Quito y en la selva ecuatoriana”.
“Días se Santiago”
“Fue una de las películas más importantes, realizada con un presupuesto muy limitado y de manera completamente independiente. Recientemente, escuché a un crítico español comparar esta película con ‘Taxi Driver ‘. En un análisis interesante, mencionó que lo único que realmente le sorprendió fue el cambio de color a blanco y negro. Aunque entendía la decisión, sentía que el uso del blanco y negro parecía arbitrario; supuso que podría tener un significado, pero en realidad se debió a que se agotó el rollo a color. Así de independiente era: se hizo con el corazón”.
“Misterio”
“Fue una experiencia muy divertida porque trabajábamos entre amigos y haciendo lo que nos apasiona. Fue la serie que me dio mayor popularidad, seguida de ‘La Gran Sangre’. ara prepararme, investigué a fondo y conviví con la gente de la Trinchera Norte en El Kubil, como le llamaban a su centro de operaciones, para ver a la gente como hablaba, cómo se movían, qué hablaban. Imagínate, con esa batería brava fue bastante intensa. No puedes hacer tu trabajo mirando desde afuera, a veces tienes que meterte de lleno, y yo lo hice. Aldo nos llevó porque conocía al líder de ese entonces. Le tengo simpatía a Universitario, pero no me considero hincha de ningún equipo”.