Jueves, Enero 16

-En términos de inversión, el 205 va a ser mejor que el 2024? ¿Va a ser un año para arriesgar? Hablemos, sobre todo, de América Latina.

La respuesta comparativa de si va a ser mejor o peor que el 2024 es complicada. La respuesta más puntual a si estamos viendo un escenario económico que favorezca a los activos de riesgo es sí. Pero, con varios matices y varios puntos importantes. En primer lugar, el 2024 cierra con una caída que no fue acompañada por una desaceleración económica marcada. Eso nos habla de que no estamos viviendo un entorno de ciclos económicos tradicional y hay unas fuerzas estructurales que están explicando ese entorno económico diferente. En el 2024 se vieron unos retornos interesantes en el mundo de las inversiones en activos de riesgo, pero a diferencia de lo que sucedió en la crisis del “puntocom” (rápido aumento en las valoraciones de las acciones de empresas tecnológicas estadounidenses por inversiones en empresas basadas en Internet a finales de la década de 1990), esos crecimientos en los precios en aquella época no habían sido acompañados por crecimientos reales en las ganancias empresariales. En esta oportunidad, cuando ves la evolución de las ganancias empresariales en los Estados Unidos desde el 2010 a la fecha, se ha multiplicado casi que por cuatro veces, mientras que las ganancias empresariales en el resto del mundo se habrán multiplicado por poco menos de dos veces. Es decir, ese retorno adicional que han recibido los mercados accionarios en los Estados Unidos ha estado respaldado por unas ganancias empresariales que se han comportado mucho mejor en los Estados Unidos que en el resto de las regiones en el mundo. De cara al 2025 estamos con una sobreponderación a acciones, en particular con una sobreponderación a acciones en los Estados Unidos. Y, vemos una ampliación de todo este impacto que ha tenido el tema de inteligencia artificial, que si bien en términos generales ha impactado positivamente al mercado, ha estado bastante concentrado en un grupo pequeño de compañías. Esperamos que se amplíe ese impacto cada vez más. También, vemos oportunidades en acciones en Japón en el corto plazo y de manera más estructural, vemos con buenos ojos a los mercados emergentes que se van a beneficiar a largo plazo de algunas de estas fuerzas estructurales.

-¿Cuando menciona de activos de riesgo, se refiere principalmente a renta variable?

Sí, renta variable.

-El Global Outlook 2025 habla del mix entre inteligencia artificial, el tema geopolítico y la inmigración, que está cambiando grandes tendencias económicas. ¿En qué medida las está cambiando? Y, ¿es este cambio irreversible?

Ese es el centro de nuestro Outlook para 2025 y en adelante […] Insisto, no estamos ante un ciclo económico tradicional y hay una serie de fuerzas –que nosotros la llamamos “mega fuerzas”– que están cambiando la economía y los mercados de una manera tan dramática que el número de alternativas de escenarios se ha ampliado significativamente. Nosotros estamos viendo un escenario positivo para renta variable, en particular en el corto y en el mediano plazo. Pero, reconocemos que hay una serie de incertidumbres importantes y por eso es vital mantenerse ágil en cuanto a la construcción de los portafolios. Una de las “mega fuerzas” es el tema de la inteligencia artificial y hemos visto cómo algunas compañías en los mercados públicos han visto valoraciones importantísimas. ¿Por qué? Porque han sido los constructores de chips y estamos en la fase inicial de la inteligencia artificial, que es la fase de la construcción de la infraestructura. Posterior a esa etapa, se van a comenzar a ver los usos de la infraestructura para después ver ganancias en productividad.

-Increíble que la inteligencia artificial todavía no genere rentabilidad.

(Asiente) Todavía estamos en una fase de construcción para ver usos y avances de productividad. Ahí está un poco lo que preguntabas: ¿qué va a pasar? Depende mucho de si se generan todas esas ganancias en productividad que se esperan, pero además es importante saber solamente se va a restringir a temas de ganancias en productividad o se ampliará a generación de ideas y descubrimientos. Es decir, el impacto de la inteligencia artificial puede ser realmente dramático.

-¿En el tiempo? ¿Estamos hablando de 5 a 10 años más?

Claro, exactamente, pero el mercado anticipa. La fragmentación geopolítica ya no es más noticia, es algo que está afectando tanto los flujos de comercio como las cadenas productivas. Y, dentro de los muchos efectos e impactos de mercado que esto tiene, uno muy tangible es la inflación. La fragmentación de las cadenas productivas y eventualmente el impacto de flujos de comercio van a tener impacto inflacionario. Esa es una de las razones por las cuales nosotros considerados, a pesar de que la Reserva Federal sí ha venido recortando tasas y el mercado sigue esperando que recorte tasas, que no estamos ante un ciclo económico tradicional. Estamos en una situación en la que hay fuerzas subyacentes que van a hacer que la inflación se mantenga tercamente más alta de lo que la Reserva Federal está esperando. Te menciono tres: fragmentación geopolítica, todo el gasto para la construcción de la inteligencia artificial y de transición energética, y tercero, la menor inmigración. Si hay menos inmigración, eso implica inflación de salarios.

-¿Va a haber menos inmigración a nivel global?

Esa es una de las incertidumbres que hay. Si se da una disminución en los flujos migratorios, principalmente en países desarrollados, esto podría ser una fuerza inflacionaria. Entonces, al no estar en un ciclo económico normal, ¿cómo construimos portafolios? Esto pide de nosotros ajustes diferentes en la construcción del portafolio, la frecuencia de los rebalanceos y en os activos con los cuales podemos eventualmente adquirir algo de diversificación.

-¿La periodicidad de actualización de los portafolios será más dinámica?

Más dinámica, definitivamente. Dos temas. El primero, anteriormente tú podías hablar de la sobreponderación de mercados desarrollados o mercados emergentes. Ahora cada vez más vas a estar haciendo el doble ‘clic’. Estamos viendo una sobreponderación en acciones en Estados Unidos y en Japón en el corto plazo, y en el largo plazo vemos oportunidades en mercados emergentes, como por ejemplo India, que se favorece por varias de estas ‘mega fuerzas’ de las que hablé. Entonces, mayor especificidad, mayor granularidad, y mayor frecuencia en los ajustes.

-¿Trimestralmente, semestralmente?

Periódicamente […] No hay una periodicidad fija, pero reconocemos que estamos ante un mundo de mayores incertidumbres que requiere ajustes más ágiles en los portafolios.

-Y, ¿en cuanto a activos?

Tradicionalmente, los portafolios se construían dependiendo del perfil de riesgo del inversionista, pero es muy conocido el portafolio compuesto por un 60% de renta variable y un 40% de renta fija, que te permitía tener crecimiento de capital a largo plazo, pero con una renta fija que te brindaba ingresos y diversificación. Hoy en día, por diversas razones, ese portafolio está volviéndose obsoleto y está cambiando. ¿Cómo? Diría que de dos maneras principales. Primero, incorporando mercados privados. En la conversación sobre el portafolio 60%- 40% no se hablaba de mercados privados, pues las acciones y la renta fija se ubican en mercados públicos. Los mercados privados estaban pensados mucho más para los inversionistas institucionales como los fondos de pensiones o compañías aseguradoras que pueden tener entre el 30% y el 50% de su portafolio en activos privados tanto de crecimiento –’private equity’ o infraestructura en ‘equity’– como de ‘income’ –crédito privado primordialmente–. Cada vez más se ven oportunidades para añadirle crecimiento y diversificación a los portafolios a través de mercados privados y cada vez más hay también mecanismos de acceso para todo tipo de inversionistas.

-¿Es una atomización de las inversiones?

Es una evolución tanto de los vehículos como de la tecnología. Antes, los grandes gestores de ‘private equity’ aceptaban compromisos de inversión de US$10 millones, tenías que tener un portafolio de cientos de millones de dólares, y lo mismo para el crédito privado, pero ahora han surgido mecanismos de inversión que permiten la entrada de inversionistas tanto a ‘private equity’, infraestructura y crédito privado con tiquetes bastante más pequeños y avances tecnológicos que permiten que los compromisos de inversión y los procesos de ‘onboarding’ de los inversionistas sean más eficientes.

-Por eso mencionada la atomización, los montos son más chicos.

Exactamente. Vemos inversiones en activos alternativos, en particular en BlackRock, a largo plazo en ‘equity’ de infraestructura y en crédito privado. Hablando solamente del tema energético, se prevé que hay una necesidad de US$3,5 billones de dólares para financiar las necesidades de energía a nivel mundial. Piensa en paneles solares, en baterías que almacenan energía eólica mientras el viento sopla o el sol alumbra, y en la transmisión de esa energía. Saliendo del tema energético, en general hay necesidades en temas carreteros, portuarios, en infraestructura para aeropuertos en un momento en el que los presupuestos nacionales públicos están cada vez más apretados. En los mercados emergentes estamos acostumbrados a que no hay plata, pero hoy tampoco vemos mucha holgura en mercados desarrollados […] Además, hay dos activos en particular [que llaman la atención en esta coyuntura]. Uno es el oro y el otro es el Bitcoin.

-¿El Bitcoin es, efectivamente, un activo de diversificación?

Sí, pero echemos un paso atrás para hablar sobre qué resuelve el Bitcoin.

Resuelve tres grandes temas que explican el por qué ha tenido tanta adopción, reconociendo que estamos en los primeros pasos de esa adopción y la evolución del precio del Bitcoin va a depender de cómo realmente continúe evolucionando esa adopción. El primer tema que resuelve es el de las transacciones entre las jurisdicciones. El sistema financiero ha tenido grandes evoluciones, tal vez menos en cuanto a las transferencias entre países. En esa parte el mercado sigue teniendo fricciones, costos y tardanzas. El Bitcoin permite de una manera muy eficiente, 24/7, transferir casi de una manera instantánea recursos de un país a otro. Lo segundo, da un acceso abierto al sistema financiero, está disponible básicamente para cualquier persona con un teléfono con Internet. Y lo tercero, es que tiene una oferta fija y esto evita que haya preocupaciones por inflación. Los gobiernos –lo hemos visto desafortunadamente en algunos países de la región– pueden afectar la oferta de la moneda. Hemos visto periodos de hiperinflación en todos nuestros países. La oferta de Bitcoin está limitada con 21 millones de unidades, y el 97% de esas 21 millones de unidades ya está en circulación. No hay un gobierno que emita más Bitcoins que eventualmente termine en inflación para la moneda. De esta manera, desde BlackRock vemos al Bitcoin como una alternativa monetaria. Al ser una alternativa monetaria y al tener una oferta fija, la evolución del precio va a depender de cómo continúe evolucionando su adopción.

-¿A pesar de su volatilidad?

Claro, eso es innegable. Si bien la volatilidad (del Bitcoin) se ha reducido en más o menos la mitad en los últimos cuatro o cinco años, sigue siendo el doble de volátil que las acciones. En órdenes de magnitud, hoy en día la volatilidad del Bitcoin puede estar en alrededor del 50%, pero la volatilidad del Bitcoin hace tres años era del 100%.

-¿Ve algún cambio en su desempeño con el desarrollo de las CDBC (moneda digital de un banco central)?

Sí hemos visto la reducción de su volatilidad en la medida en que hay mayor entrada de inversionistas y un mejor entorno regulatorio.

-Es un trabajo en progreso.

Es un trabajo en progreso, sí, y de nuevo, sigue siendo volátil. Te doy otra estadística: en siete de los últimos diez años el Bitcoin ha sido el activo que más retorno ha tenido. Y de los otros tres años, ha sido el activo que peor retorno ha tenido. Siempre está en los extremos. Un ejercicio interesante que hicimos es cómo incorporar esto en un portafolio.

-Ustedes lanzaron el IBIT (ETF que sigue e invierte en Bitcoin).

Claro, el IBIT, que es un ETF –está invertido en Bitcoin–. Pero, más allá del vehículo, hemos pensando en cómo conceptualmente meter este activo en un portafolio. Haciendo algunos ejercicios de optimización, encontramos que si bien al incorporarlo estás incluyendo un activo que tiene mayor volatilidad, el hecho de que ese comportamiento del activo tenga una correlación tan baja versus los activos tradicionales sí crea un beneficio de diversificación en el portafolio y mejora el Sharpe Ratio (mide la relación Rentabilidad / Volatilidad Histórica de un fondo de inversión) de los portafolios. En el Outlook 2025 se habla de ‘allocations’ (estrategia a través de la cual el inversor decide cómo distribuir sus inversiones) que pueden ser de entre el 1% y 3%. Esto va a depender mucho del perfil de cada inversionista, pero incorporar activos como el oro o el Bitcoin para complementar –esto no significa que vas a reemplazar tus posiciones en renta fija por oro y Bitcoin– con activos en el portafolio que te aumenten la resiliencia del mismo y que te permitan controlar escenarios de altas volatilidades vía diversificación es importante. Ese puede ser un rol que está jugando este instrumento.

EL DATO

Blackrock gestiona alrededor de US$11,5 billones de dólares en activos.

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