Por primera vez en mucho tiempo, Attilia Boschetti se para sola en el escenario. No para interpretar a otro, sino para revelarse a sí misma. Su unipersonal “Después de ti, azul infinito” es una travesía emocional, una conversación con la memoria, una carta abierta al amor, a la pérdida y al teatro.
Desde niña, le dijeron que sería actriz. Y lo fue, sin cuestionárselo. Desde entonces, el escenario fue su casa y su refugio. Hoy, tras más de 50 años de trayectoria, presenta el proyecto más personal de su carrera.
En esta nueva puesta en escena, una mujer mayor irrumpe agitada, perseguida por algo invisible, hasta que comprende que son sus propios miedos, culpas y recuerdos los que no la dejan avanzar. Es ficción, sí. Pero también es autobiografía emocional.
“Actuar es para mí como la savia para el árbol”, afirma Boschetti. Y en esta obra, esa savia fluye desde lo más profundo. No es casual que la haya escrito después de una pérdida que partió su vida en dos: la muerte de su esposo, el director Carlos Tolentino, con quien compartió 42 años de amor, arte y creación.
“Cuando él traspasó hace ya cinco años, me quedé atónita, muda, partida a la mitad… hasta que se afianzó en mí un proceso interior de búsqueda y conocimiento, que ya veníamos compartiendo juntos en la misma creación teatral, y seguí a ese llamado interior de trasladar esa experiencia a una representación”, comenta.
El resultado es un montaje que ha ido escribiendo y moldeando a lo largo del tiempo, en diálogo con la poeta Marcela Robles, con el director Francisco Cabrera, con Carmen Aida Febres, con Edgard Arocena, con Jorge Villanueva… con ella misma.
“Esta obra es el resultado, aún no acabado… nunca acabado… de este mi andar de actriz y ser humano”, describe.
Ya había hecho un unipersonal antes, “Mujer, modelo para armar”, también escrito por Robles y dirigido por Tolentino en 1988. Fue una pieza adelantada a su tiempo. Casi cuatro décadas después, su nieto, Mateo, la ve una y otra vez en video. “Se la sabe de memoria”, cuenta, entre risas.
Pero esta nueva obra nace desde un lugar más hondo, más vulnerable. “Siento que los personajes habitan en mí, me llegan de quién sabe qué lugar o experiencia lejana… y que yo misma soy un personaje en esta ficción que es la vida misma”, cita, con una frase que también aparece en escena.
El montaje se presenta en el Teatro de Lucía, ese espacio que, como en la obra, también cobija y amenaza. “En este momento de mi vida, me entrego a eso, con confianza”, dice. Y se refiere a la intuición, esa brújula que —asegura— la ha guiado siempre más que la lógica.

La televisión
Aunque el teatro es su hogar, la televisión le ha dado otras formas de expresión. Hoy, gracias a la serie “Al fondo hay sitio”, su rostro es reconocido por una nueva generación que la aplaude y le pide selfies.
“No tengo real conciencia de la popularidad que pude y puedo tener ahora. Tanto así que siempre termino sorprendiéndome cuando alguien me reconoce”, dice.
Interpretar a Antonia Beltrán, la madre de Diego Montalbán (Giovanni Ciccia), ha sido, más que un desafío, una fuente de disfrute. “Me divierte interpretar a un personaje tan lejano a mí, y poder trabajar en un ambiente considerado y respetuoso, de compañerismo y profesionalidad”, destaca.
“Soy un transmisor”
Attilia Boschetti no actúa solo para entretener. Ella observa, estudia, conecta, transmite. En su juventud incluso exploró la psicología y la astrología, buscando entender lo que no siempre se ve. “Mi ser actriz cumple una función de transmisor… de instrumento de comunicación”.
Por eso asegura que esta obra es una confesión poética, un ritual de despedida y reencuentro y un acto de fe en el arte. Y como toda creación honesta, nace para conmover y quedarse. Porque después del amor, después del dolor, después de todo… queda el azul infinito.
Además…
“Después de ti, azul infinito” va los martes y miércoles hasta el 27 de agosto en el Teatro Lucía. Las entradas están a la venta en Joinnus.














