La primera aparición de Chabuca en TV fue en 1994, en “Buenos Días Perú”. Cuenta Pimentel Yesquén que el entonces director periodístico, Miguel Ángel Calderón, luego de ver su stand up en un espacio llamado La casa de cartón, en Barranco, le ofreció una secuencia en el noticiero matutino de Panamericana TV.
“Cuando terminé mi rutina se me acercó Calderón junto a los presentadores Roxana Canedo y Ángel Tacchino para preguntarme quién me escribía los guiones. Les dije que yo. Entonces, me ofreció un espacio, pero como no había presupuesto, solo estuve como invitado, luego seguí esperando la oportunidad. Finalmente, me llamaron del programa de Gisela. Después vino ‘Sinvergüenza’. Hacía varios personajes, pero la Chola tenía más pegada”, recuerda el artista nacional.
El divertido personaje no pasó desapercibido. Rápidamente acaparó la atención del público y de productores, como de Guillermo Guille, quien le dio un segmento en el icónico programa de humor “Risas y salsa”. Una de las transmisiones más sintonizadas de aquel espacio fue el día en que Eusebio ‘Chato’ Grados y la Chola Chabuca sellaron su amor televisivo por todo lo alto con invitados de lujo, como el exfutbolista Héctor Chumpitaz, el compositor Augusto Polo Campos, el cantante criollo Pepe Vásquez, entre otros.
“Cuando escuché a Guille decirle al gerente de Panamericana TV que me quería contratar, no lo podía creer. Así empecé con ‘Aló Chabuca’, una especie de Susana Jiménez con Gisela Valcárcel. Mi primer invitado fue Roberto Blades, quien hasta hoy es mi amigo. Hemos viajado juntos por el mundo. Gracias a nuestra amistad conocí a Gloria Estefan y a otras grandes estrellas. Y Chabuca nunca paró. Continuó con ’Chola de miércoles’, ‘Más chola que nunca’, ‘Hola, Chola’, ‘Más Chola Latina’, ‘Recargados de Chola’…. Y gracias a la generosidad del público, en ‘El Reventonazo de la Chola´ (América TV) llevamos como once años”, asiente.
Ernesto evita dar detalles del nacimiento de Chabuca, pues asegura que contará los pormenores de esta en su película biográfica, que se estrenará en abril de este año. Sin embargo, aclara que no creó un personaje. Lo que hizo -explica- fue darle vida a algo que le impactó.
“Le di voz con sentido. Tras los vestuarios hay el hecho de que nunca se rían de la Chola Chabuca, sino con ella. Creo que si de verdad hubiese sido chola o mujer, no hubiese tenido un espacio. Hace 30 años decir ‘chola’ era un insulto, pero para mí siempre fue motivo de orgullo. Por eso mi empresa se llama Cholo Éxito. Mi historia de éxito la sostienen la creatividad y la generosidad del público, que estuvieron conmigo conociendo el forro, viendo mi pantalón roto, porque sabían que mis intenciones siempre fueron buenas”, destaca.
Detrás de las imponentes polleras de la Chola Chabuca hay años de historias, cientos de aplausos, miles de risas, teatros y carpas de circos recorridos. Ernesto asegura que es su mejor versión: su lado más bueno y divertido.
“Es alguien que me salvó de la tristeza. Me sacó de la pena. Me ayudó a no decaer en los momentos complicados, cuando enfrenté problemas de salud, de mi cadera, etc. Es una heroína. Tiene su propia forma de resolver las cosas. Siento que muestra lo mejor de mí: mis mejores habilidades, sentimientos, y mi total admiración a la mujer del Ande. No es mi alter ego. Lo que tenemos es una coexistencia creativa. Es como la obra y el autor, ambos tienen cosas que decir”, aclara.
Sus imponentes trajes, inspirados en la mujer de los Andes, inicialmente no tenían el glamour que hoy ostentan. Su primera pollera la compró usada y sus zapatos los consiguió en un puesto de productos reciclados en Dos de Mayo.
“Mi primera blusita la adapté de otra ropa. Mi primer cinturón fue de elástico, y mi peluca era una trenza de otra peluca, de dos colores distintos. Usaba un gorrito para que no se note. Y todo lo conseguí con gran esfuerzo”, asegura.
¿Cuántos vestuarios tiene? ¿Cuál es el más costoso? A lo largo de estas 3 décadas Ernesto acumuló cientos de trajes, los cuales conserva en un ambiente especial en su domicilio en Santiago de Surco. Perdió la cifra exacta, pero tranquilamente -sostiene- alcanzan los cuatro dígitos. El de mayor valor supera los 10 mil soles.
“Mis vestuario los diseño yo. Cuando fui a Moquegua, descubrí que la ropa era increíblemente bella, y me averigüé quién era el bordador. Lo mismo hice en el Cuzco, en Puno. Me mando a hacer telas. También trabajo con diseñadores. En una época, trabajé con Aquilino Flores y con Julio Cajas. En cada lugar encontré algo que me motiva. Toño Márquez me hizo el traje de novia y me ayudará a hacer el traje para este 14 de febrero. Dávid Dávila, profesor del Centro de Altos Estudios de la Moda también me ayuda con la interpretación del color. De igual forma, Beto Pinedo, diseñador que le hizo el traje típico a Janick Maceta. Y tengo ganas de diseñar mis propias joyas porque no encuentro el tamaño ni el modelo que transmita todo lo que quiero decir. Lo mismo pasa con los zapatos”, detalla.
La Chola Chabuca evolucionó en el tiempo. Viró más hacia la música, que al humor. “Si bien busco el humor, lo busco de una manera que todos salgamos ganando, que no apele a espacios que ya conocemos, sino a jugar contigo mismo o con tus compañeros”, aclara Ernesto.
Y se enorgullece de impulsar desde su plataforma la carrera de artistas, como la de la ganadora de una gaviota de plata en Viña del Mar, Milena Warthon, a quien -señala- tuvo en su programa, mucho antes de que la cantante se presentara en “La Voz Perú”. Con Lita Pezo le ocurrió algo similar.
Nuevos proyectos
Al cumplir tres décadas de la Chola Chabuca, Ernesto espera retomar los stand up comedy, hacer música, escribir canciones y cantar. Quiere seguir “construyendo su historia”.
“Estoy componiendo. Me junté con otras personas que me están ayudando. Estoy en clases de canto, yendo al gimnasio y al nutricionista, bajando de peso. No quiero quedarme en lo que fui. Acabo de cantar con la señora Amanda Portales. Grabé con Marisol y con Azucena Calvay. Voy a sacar un disco nuevo. ¿Por qué me expongo? Porque tengo la certeza de que estoy haciendo una propuesta que me gusta. No me estoy subiendo a un carro que no conozco, no me estoy metiendo a una combi que no sé a dónde va. Hice un disco completo con Armonía 10, que sigue sonando en Spotify, También hice una canción con Rossy War (’Perdona mi error’) que quiero volver a grabar”, comenta entusiasmado. “Me siento como un niño”, asiente.
Ernesto Pimentel celebrará los 30 años de la Chola Chabuca, con un espectáculo en el Parque de la Exposición, con artistas nacionales e internacionales que forman parte fundamental de su historia de éxito.
“Recordaré la tecnocumbia. Si me permite Dios tendré a Rossy War, Ruth Karina y Ada Chura. Hablé con algunas personalidades que formaron parte de mi historia. Desde una Olga Tañón hasta un Segundo Rosero. No sé cómo van a participar, pero me gustaría que formen parte de estos de 30 años. También me acompañarán mis amigos de la televisión. Estará Maricarmen Marín con su ‘Súper Ada’, alguien de ‘Luz de Luna. Puede ser el León de la cumbia (André Silva), de ‘Al fondo hay sitio’ y mucho otros más. Será un espectáculo de calidad, que los que vayan no olvidarán. Tendré cinco cambios de vestuario. Vestida de novia, reviviré la boda con el ‘Chato’ Grados. Todos los que compren su entrada tiene que poner sus datos autorizando formar parte de mi película, que se estrena en abril, porque algunas tomas serán utilizadas”, aclara tras recordar la estrecha amistad que mantuvo con Pedro Suárez Vértiz a quien espera homenajear con un show del Cirque du Soleil que recree sus icónicas canciones, tal como pasó con “Sép7imo día”, en el que se rindió tributo a Soda Stereo.
“A Pedro lo adoraba y admiraba. Trabajamos juntos para una marca de telefonía. Recorrimos el Perú haciendo presentaciones. Hemos tenido tertulias sobre cosas muy graciosas y sencillas. Siempre fue un niño travieso de sonrisa fácil”.
El principal objetivo en la vida del artista de 53 años es ser feliz, y trabaja en ello todos los días. “Y nada me da más alegría que ponerme estas polleras, maquillar mi rostro y dejar descubierto y desnudo mi corazón y mis ganas de hacer reír a la gente. Quiero hacer muchas cosas. No quiero perder el tiempo. Y esto no tiene nada que ver con la muerte, pero el día que llegue quiero que me agarre trabajando, siendo feliz”, subraya.