Se compara ella misma con Alicia en el País de las Maravillas. Y de hecho viene de un país como Finlandia, paraíso del modelo educativo, el sistema de salud y otras maravillas. Elina Brotherus (Helsinki, 1972) es una fotógrafa que lleva casi 30 años trabajando en el autorretrato con un ánimo aventurero y lúdico —como Alicia— que ha ido evolucionando con el tiempo. “Era mucho más seria de joven”, dice la artista de amplia sonrisa y encendido pelo azul. “Pero mientras mayor soy, más juguetona me vuelvo”.
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¿Qué piensa una experta en retratarse a sí misma sobre el fenómeno del selfie? Brotherus dice que, curiosamente, cuando empezó a explorar el autorretrato a fines de los años 90, mucha gente la cuestionaba, le preguntaban si era una narcisista. “Pero desde que apareció el selfie, ya no me preguntan más acerca del tema. Está totalmente normalizado y eso me hace la vida más fácil”, asegura Brotherus, quien no es ajena a las redes sociales, pero no comparte su superficialidad. Lo suyo no son los filtros, el prototipo del cuerpo perfecto, la seducción por los ‘likes’.
En ese sentido, Brotherus explica que sus autorretratos no buscan necesariamente revelar aspectos de su vida o contar alguna historia en particular. Se considera más bien una modelo de su propia obra, una creadora de imágenes más cercana a la pintura que a la fotografía documental. De allí que algunos de sus trabajos tomen inspiración de artistas como Pierre Bonnard, Édouard Vuillard o John Baldessari.
DISPARAR Y ESPERAR
Brotherus trabaja sola. Coge su cámara, se pone un trípode al hombro, y sale a caminar por territorios de preferencia desconocidos. Cuando el ojo le avisa de una locación que pueda funcionar como escenario, comienza un proceso largo y lento: ella misma encuadra la toma y posa para el disparo. Se mueve delante y detrás de la cámara cuantas veces sea necesario. En un par de ocasiones intentó trabajar con un asistente, pero el resultado no la satisfizo. Prefiere apretar ella misma el botón. “Así no tengo que preocuparme de que la otra persona se canse, le dé frío o hambre”, dice. La paciencia es clave en su obra.
Y si no está sola, va acompañada de su perro Marcello (llamado así por Marcello Mastroianni), un salchicha de 12 años que se deja fotografiar con admirable elegancia. En una de las más llamativas de la exposición, Brotherus carga con una mano al pequeño Marcello y con la otra le muestra el dedo medio a la cámara. “Mi perro es más lindo que tu feo bebé”, es el título de la obra. Atrevida respuesta a quienes, en algún momento, la cuestionaron por no pisar el terreno de la maternidad.
Otras secciones de la muestra incluyen pares de fotos que dialogan entre sí, como aquellas tomadas en un mismo lugar, pero con años de diferencia (“para mí la fotografía funciona también como una máquina del tiempo”, dice Brotherus); otras en las que la arquitectura juega un papel protagónico (desde una mansión de lujo hasta un sanatorio para tuberculosos); e incluso una pieza de videoarte en la que explora su particular sentido del humor. Uno muy nórdico, pero nunca demasiado frío.
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Sobre la exposición
“Reglas de juego” de Elina Brotherus, bajo la curaduría de Juan Curto, Minna Luoma y Ana Osorio, se presenta en la galería del CCPUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro) hasta el 31 de enero de 2025. El ingreso es gratuito.