Ese suceso serviría como base para la creación de la popular serie. Aunque parezca un episodio aislado, el protagonista tiene un vínculo con el Perú mucho más cercano del que cualquiera imaginaría.
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Martínez Gómez, conocido como “El Rubio”, cumplió una condena de 30 años de prisión por liderar el asalto al Banco Central de Barcelona. Sin embargo, aún tiene una cuenta pendiente: la que lo vincula directamente con nuestro país. A sus 69 años, llegó a Lima bajo estrictas medidas de seguridad, trasladado por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), debido a que la justicia peruana lo procesará por el presunto delito de tráfico ilícito de drogas.

El atraco español: la historia en los archivos de El Comercio
Gracias al equipo de Archivo Histórico de El Comercio, fue posible reconstruir la cronología del asalto tal como este Diario lo cubrió desde el 23 de mayo de 1981, día en que se produjo el atentado.
El nombre de José Juan Martínez Gómez alcanzó notoriedad cuando encabezó uno de los atracos más recordados de España. Ese día, alrededor de 27 hombres encapuchados irrumpieron en la sede del Banco Central de Barcelona, en plena Plaza de Cataluña, armados con fusiles y granadas. Tomaron como rehenes a 300 personas durante 35 horas que paralizaron al país.

El domingo 24 de mayo de 1981, El Comercio titulaba: “Extremistas capturan banco con 200 rehenes en España”, pues en un inicio solo se tenía conocimiento de esa cifra. Los asaltantes amenazaban con matarlos si no se liberaba a cuatro militares procesados por un fallido golpe de Estado. En ese momento nadie imaginaba que Martínez Gómez era la mente detrás de la operación. La prensa calificó el hecho como un “acto terrorista”.
Treinta y cinco horas después, con los rehenes finalmente liberados, El Comercio informaba el lunes 25 de mayo que un comando militar había tomado el banco “que venía siendo ocupado por un grupo de terroristas con decenas de rehenes”.
Fue entonces cuando se descubrió la precisión del plan. Unos 30 rehenes habían sido obligados a colocarse frente a la entrada para impedir un ataque policial. “¡Agáchense, agáchense!”, gritaban las tropas al abrir fuego. Poco después, desde algunas ventanas se asomaron pañuelos blancos en señal de rendición. “Entreguen las armas y ríndanse”, ordenó uno de los oficiales. Ese día, este Diario actualizó la cifra: eran 300 las personas retenidas durante aquellas horas de terror.
Uno de los últimos reportes de El Comercio, el 27 de mayo de 1981, recogió la declaración del entonces presidente del gobierno español Leopoldo Calvo Sotelo, quien sostuvo que “la captura de los 300 rehenes en el Banco Central de Barcelona buscó provocar a las Fuerzas Armadas”, apenas tres meses después del intento de golpe militar.
También se informó de la preocupación del gobierno por conocer quién había entrenado al grupo, cómo habían obtenido el arsenal y, sobre todo, quién era el cerebro del plan.
La respuesta llegó: entre los llamados “extremistas rendidos” se encontraba José Juan Martínez Gómez. Al inicio negó haber ideado el atraco y culpó a los servicios secretos españoles, pero finalmente fue identificado como el líder y condenado a 30 años de cárcel.
Durante su reclusión intentó varias fugas —incluidas las de las cárceles de Ocaña y Castellón—, aunque siempre fue recapturado y terminó cumpliendo su sentencia completa.
La conexión con el Perú
Durante los años en que entraba y salía de prisión por sus intentos de fuga, Martínez Gómez habría cometido otro acto delictivo en territorio peruano.
El Poder Judicial del Perú lo procesará por un presunto intento de tráfico de drogas ocurrido el 15 de junio de 2008, cuando agentes de la Dirección Antidrogas (Dirandro) hallaron en el aeropuerto Jorge Chávez una maleta a su nombre que contenía tres paquetes con 10,5 kilos de cocaína.
Aunque el hecho pasó prácticamente desapercibido en ese momento, en 2009 se emitió una orden de captura internacional. El Ministerio Público sostiene que el español viajó a Lima con el objetivo de transportar drogas al extranjero; su defensa, en cambio, afirma que la maleta no le pertenecía.

El Archivo Histórico de El Comercio constató que entre 2008 y 2009 hubo una tendencia marcada: numerosos extranjeros, sobre todo españoles, utilizaban el Jorge Chávez como punto de salida para traficar droga hacia otros destinos.
No siempre se detenía a los responsables. Una nota del 30 de julio de 2009 revelaba que la policía revisaba apenas al 10% de los viajeros que abandonaban el país, lo que evidencia la vulnerabilidad del aeropuerto en aquella época y ofrece contexto sobre por qué Martínez no fue atrapado entonces.
Hoy, el “Profesor” tiene 69 años y recién fue capturado el año pasado. Su extradición estuvo condicionada por su delicado estado de salud, debido a problemas cardíacos recurrentes. Aun así, finalmente llegó al Perú gracias a la Interpol.
Martínez no ha ofrecido declaraciones públicas; sin embargo, no ha pasado inadvertido. En 2017, con el éxito global de «La Casa de Papel», su nombre reapareció en los medios internacionales. Jamás imaginó que terminaría convirtiéndose en la inspiración de una de las series más icónicas del mundo.
Ahora vuelve a ser tema de conversación, esta vez en el Perú, donde muchos observan el caso con fascinación: están frente al “verdadero Profesor”, el cabecilla de uno de los mayores atracos de España. Y lo sorprendente es que su historia, y de alguna manera también la exitosa serie, está ligada a nuestro país.
¿Qué sigue luego de la extradición?
Ante la llegada y detención de este personaje, curioso para muchos peruanos, surge la duda de qué ocurrirá a continuación. En una conversación con El Comercio, el comandante César Becerra, jefe encargado de la Oficina Central Nacional (OCN) de Interpol en Lima, aclaró que aún se trata de un presunto delito. Es decir, todavía no cumplirá ninguna sentencia, sino que será procesado.

“Al final de la investigación se determinará si es culpable o no. Cabe resaltar que esta es la tercera vez que intentamos extraditarlo este año, ya que en las dos ocasiones anteriores el señor se resistió e impedía su traslado. Era violento, insultaba y golpeaba, además de alegar problemas de salud. Pero en la tercera ocasión finalmente se logró”, explicó.
Informó que actualmente se encuentra en el establecimiento penitenciario Miguel Castro Castro. “Quien está a cargo de la investigación es la Cuarta Sala Penal de Apelaciones. Será procesado de acuerdo con nuestras leyes penales”, añadió.
Respecto al debido proceso, Gustavo Arévalo, catedrático de derecho internacional, explicó a este Diario que la extradición es un mecanismo de cooperación judicial internacional que se rige por tratados internacionales, siendo en este caso el “Tratado de Extradición entre Perú y España de 1989″. “El hombre permanecerá en el establecimiento penitenciario hasta que concluya el proceso judicial en su contra”, indicó.

Sobre los plazos, Virginia Naval Linares, abogada especialista en derecho penal y derechos humanos, y directora de la firma Caro & Asociados, explicó a El Comercio que la investigación preliminar por tráfico ilícito de drogas puede durar hasta tres años. Luego se ingresa a una etapa intermedia, en la que el juez supervisa que se hayan cumplido todos los requisitos; esta fase podría durar un año más. Finalmente, vendría el juicio oral, que podría extenderse de seis meses a un año, dependiendo de la complejidad del caso.
“Podría recibir una pena privativa de libertad de 15 a 25 años por el delito de tráfico ilícito de drogas en forma agravada, estipulado en el Artículo 297 del Código Penal peruano”, concluyó.













