
A raíz de películas como La Sustancia, donde vemos a actrices de más de 60 años como Demi Moore—quien protagonizó Ghost hace más de 20 años—con una piel fresca y luminosa, es inevitable preguntarse cómo logran mantenerse así. Sus imágenes muestran una edad biológica distinta a la cronológica, con una textura de piel impecable, buena luminosidad, firmeza y sin arrugas dinámicas o finas. Esto nos recuerda a personalidades como Jennifer Lopez o Cher, que marcan una diferencia evidente con otras personas de su misma edad.
Es natural que nos preguntemos cuál es el secreto, si hay magia detrás o si, como en la película, existe alguna sustancia milagrosa que inyectan para rejuvenecer de inmediato. Si bien ese escenario parece utópico, no estamos tan lejos de que suceda, probablemente a partir del 2030. Mientras tanto, en la actualidad, sí existen tratamientos que ralentizan el envejecimiento o mejoran su progresión. Estos pueden aplicarse de manera sistémica a través de inyecciones subcutáneas, intramusculares o endovenosas para lograr distintos efectos en el cuerpo humano.
Pero hay algo aún más interesante: la bioestimulación facial autóloga, un proceso en el que usamos nuestro propio plasma para nutrir y regenerar la piel. Esta técnica ayuda a mantener la firmeza en las zonas clave del rostro, promoviendo la regeneración celular en la epidermis, la dermis y la grasa subcutánea del tercio superior, medio e inferior de la cara. El objetivo es claro: mejorar la edad biológica de la piel y darle ese aspecto saludable y rejuvenecido que todos buscamos.
Además de la sangre como herramienta de regeneración, la médula ósea y la grasa amarilla en los huesos albergan células madre (Stem Cells), que pueden trasladarse a otras partes del cuerpo para reparar tejidos. Y aquí es donde entran los bioestimuladores faciales sintéticos, productos que, aunque no son idénticos a nuestras propias células, se inyectan para mejorar la calidad de la piel. Algunos de los más conocidos en el mundo de la estética son Sculptra y Radiesse, que actúan como rellenos faciales y estimulan la producción de colágeno.
Finalmente, ningún tratamiento será suficiente si no cuidamos nuestra piel a diario. Lo más importante es evitar el daño solar usando un buen bloqueador y complementarlo con cremas o sueros humectantes. Y como siempre menciono, una alimentación libre de elementos tóxicos o inflamatorios—grasas saturadas, harinas refinadas, azúcares y procesados—será clave para mantener una piel sana y radiante.