Viernes, Septiembre 20

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Basta un parpadeo para agitar la memoria y recordar los tiempos felices de Chemo y el Puma. Una dupla acaramelada de chispa y chapas, que se volvía un triunvirato cuando entraba a escena Roberto Martínez. Y que alcanzó su pico máximo de sentimentalismo allá por el año 1999, cuando De Solar deja el Beşiktas turco y luego de una década como embajador del fútbol peruano en el extranjero, decide volver a Universitario, su alma mater.

Allí, junto al Puma, alcanzarían el estatus de figuras mitológicas con los títulos de 1999 y 2000. De esa primera campaña existe una foto que bien podría ser una postal perfecta para describir la hazaña. Chemo y el Puma se abrazan, el primero canta y celebra agitando el brazo derecho y el segundo entre sonríe y balbucea partes de un cántico mientras con la mano izquierda sostiene la copa del campeonato. El marco de esa imagen es perfecto: festejan el título del bicampeonato en Matute. La sinfonía de alegría, como no podía ser de otra forma, la dirigía un maestro, Roberto Chale.

Al años siguiente, con 100 puntos en 44 partidos, José Luis Carranza, el líder del equipo, llegaba en la campaña del 2000 a disputar su clásico número cincuenta, y sumaba ocho títulos nacionales en su récord personal, superando así al mítico Lolo Fernández. Para celebrar cada uno de estos hitos estaba Chemo esperándolo a brazos abiertos en el centro del campo del estadio Monumental. También habían sido campeones en el 87.

A esta racha inverosímil de gestas que compartieron hay que sumarle una igual de significativa: el increíble título del Apertura del 2002. De esa tarde brutal en el Mansiche de Trujillo, ante Alianza Lima, hay muchas postales y recuerdos. Varios cuentan, de distinta manera, lo vivido por un Ángel Cappa que aquél día inmortalizaría su ya clásico grito “¡contra todo y contra todos”!, también está el rush final de seis victorias consecutivas que forzaron esa final en provincia. “Regreso a la ‘U’ y juego desde julio del 2001 hasta julio del 2002, en ese año no cobre ningún sol. Ni siquiera cobre el premio por salir campeón y ganarle a Alianza Lima, no quise cobrar”, contaría Chemo años después al periodista Pedro Ortiz Bisso.

Con el Puma cargado en hombros por el Cheta Domínguez y Cappa corriendo por toda la cancha con camisa blanca y corbata, los pasos del campeón se sentían en todo el país. “Ibáñez trepado en el arco norte, Chemo aplaudiendo a la trinchera, el ‘Puma’ haciendo gestos desafiantes al palco trujillano que los dirigentes íntimos tiñeron calculadamente de azul como color exclusivo”, describe el periodista Carlos Univazo para este Diario, en una crónica publicada el 10 de junio del 2002 en la edición impresa.

¿Con una vida así cómo era posible que se enemistasen?

Fue en el 2019 que saltó a la vista el distanciamiento, aunque ya desde el 2016 se apilaban los rumores sobre la ruptura. Los años pasaban y mientras que Chemo optaba por el silencio, el floro prolijo del Puma planteaba con claridad una amistad perdida.

Hasta el último jueves 19 de setiembre en que el administrador de Universitario, Jean Ferrari, publicó tal vez el tuit más feliz del Centenario. Un corto texto y dos imágenes demasiado grandes por su mensaje. “Esta es una de las cosas que más gusto me da, nuestra gente crema unida. Grande Puma – Grande Chemo!!! Y dale U!!!”, se lee.

Sí, los cinco años de distanciamiento público habían llegado a su fin.

“Fue un encuentro casual, natural, el Puma trabaja con nosotros, en el club y la selección de menores está alquilando parte de la Vidu para entrenar porque la Videna está en mantenimiento”, nos explica Jean Ferrari, visiblemente emocionado y bastante dispuesto a expresar su sentir por la escena que se viralizó en redes sociales.

“Y el abrazo surgió así, de manera improvisada, en un encuentro fortuito, Chemo va constantemente y siempre es importante dentro de la institución, que la relación de nuestras figuras esté bien. Yo he sido uno de los que he tratado de hacerle entender al hincha que Chemo es una figura del club, que si en algún momento tuvo un error o se equivocó, eso no borra todo lo que hizo por la institución”, añade el también exjugador de Universitario.

El administrador crema afianza su liderazgo y la visibilidad de un proyecto que también apuesta por fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia a través de sus principales figuras. “Es importante reforzar, fortalecer y mantener esa identidad del club y una forma es a través de sus figuras más representativas, por eso tenemos ahora en el club a gente muy identificada como Piero Alva, Eduardo Rey Muñoz, entre otros, gente que representa al club y trabaja hoy en día en la institución. Yo siempre he querido que las figuras representativas siempre estén dentro del club, Chemo es parte de la historia del club , y sé que la hinchada lo reconoce como uno de los ídolos nuestros. Ese abrazo entre el Puma y Chemo representa mucho el momento de la U, la unión que tenemos, demuestra lo que vivimos y cómo nos sentimos en este momento tan importante como es el Centenario”, sentencia Ferrari, quien no lo dice, pero seguramente disfruta del efecto de la imagen como un segundo triunfo de media semana.

Y no es para menos. Universitario acaba de golear a Sport Boys y, gracias a la derrota padecida por Alianza Lima en Sullana, los cremas recobraron el liderato del Clausura a seis fechas del final del torneo, lo que implica que las probabilidades de conquistar el anhelado bicampeonato en el año del Centenario son mayores.

Intentamos conversar con el Puma pero no hubo suerte. Miguel Villegas, periodista de este Diario tuvo más fortuna con Chemo, a quien luego de varios amagues le sacó una frase que bastante bien describe el epílogo de esta historia: “Yo lo quiero mucho al Puma. Siempre será mi ídolo”.

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