En la política peruana no se vota, se descarta. En esa línea, los “anti” se posicionan con mucha rapidez a lo largo de las campañas, pero en el actual proceso electoral esta corriente se viene orientando hacia el Congreso, específicamente a los actuales miembros que postulan a la reelección. El problema, como siempre, es que se mete a todos en el mismo saco, y se busca extender la campaña hacia períodos anteriores sin balancear la necesidad de experiencia que se requiere en la nueva etapa bicameral.
En las redes sociales ha surgido la campaña #PorEstosNo, apuntando a los miembros que buscan la reelección. En algunos casos, se usan votaciones o antecedentes para justificar la postura en contra de algún congresista en particular o de su bancada; sin embargo, la corriente se ha extendido para cancelar a todo aquel congresista que no es de su simpatía o que no piensa en su misma línea.
Con base en esto último, vemos que se critica a congresistas por el simple hecho de postular a la reelección, pero a su vez se justifica que los que antes la criticaron –incluso quienes votaron en contra– ahora están inscritos como candidatos.
En general, todo el debate sobre por quién no se debería votar se reduce a simpatías o afinidades políticas, dejando de lado uno de los criterios más importantes a tener en cuenta a la hora de votar: la experiencia. Y no hablo de una experiencia cualquiera, sino de la experiencia específica en el trabajo parlamentario.
Las tasas de reelección nunca han sido altas, pero la camada de legisladores que había construido una trayectoria y carrera servía como base para no tener un período tan caótico como el que vemos actualmente. Muchos parecen no darse cuenta de que el resultado de la representación actual responde a la eliminación de la figura de reelección que hoy pretenden bloquear.
Son 88 actuales congresistas que postulan a la reelección, a lo que se suman los 132 exparlamentarios que buscan retornar a una curul. En la lista hay nombres que vale la pena rescatar, así como hay figuras con antecedentes que no deberían volver a pisar el recinto parlamentario. Meter a todos los exparlamentarios en el mismo saco y hacer campaña contra la reelección solo perjudica y limita la capacidad de tener un nuevo Congreso con una camada de representantes con experiencia que pueda ser el hilo conductor en la nueva era bicameral.
Los que intentan apostar por la idea de que con rostros “nuevos” tendremos un mejor Congreso cometen el mismo error de los que apoyaron a Martín Vizcarra pensando que eliminar la reelección nos daría mejores representantes. Dejar de lado la experiencia es un error que no se debe volver a cometer si se aspira a tener un mejor Parlamento.












