Domingo, Octubre 6

Por su parte, Rodrigo Suárez (RS), líder de Clima y Sostenibilidad LAC de Marsh Advisory, señaló que desde la firma vienen trabajando en la forma en la que los trabajadores puedan entender a cabalidad lo que viene sucediendo con la transición climática y qué efecto puede tener, por ejemplo, en la salud de las personas.

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Desde Marsh McLennan, ¿cómo ven que las compañías toman consciencia o acción frente al cambio climático?, ¿ven que se están preparando frente a los efectos del cambio climático?

AB: Casi todos nuestros clientes están pensando en la resiliencia ante el cambio climático, pero relativamente pocos se preocupan en cómo va a cambiar en el futuro. En la industria agrícola ya están pensando en las pérdidas de agua, en si hay demasiado calor o no, porque lo están sintiendo ahora. Hay una divergencia en entender el horizonte de preocupación, porque en el largo plazo, la mayor cantidad de riesgos que existen están relacionados a un cambio extremo de lo que ocurre hoy en día con el clima y con el daño potencial que puede generar.

Una de las áreas con mayor enfoque es el potencial de que el clima cause inundaciones, y en el un contexto peruano, por ejemplo, se den deslizamientos de tierra. Muchas personas viven en la costa y con la lluvia intensa tenemos más riesgos de pérdidas. Pero hay más riesgos que daños. Tenemos muchos riesgos en cuanto a la salud humana. ¿Las personas podrán trabajar de la misma manera? ¿Se va a poder trabajar de la misma forma por el calor intenso, frío [intenso] o muy húmedo? Si tu familia está afectada por un deslizamiento, si tu familia está enferma por el calor, entonces las personas no podrán estar disponibles para trabajar.

Además, la mayoría de empresas no están pensando lo suficiente en servicios ecosistémicos. Dependemos de polinizadores para polinizar las plantas. En California, nuestros clientes agricultores contratan abejas para polinizar las plantas. También dependemos del agua. En Ecuador, por ejemplo, se depende mucho de la hidroeléctrica y de la lluvia para la generación de energía, ustedes en Perú también. Entonces, ¿qué tanto se puede seguir confiando en los patrones de lluvia para que siga generando la misma cantidad de electricidad que se genera hoy?

También hay que pensar en los proveedores, cómo los bancos o aseguradores te garantizan un crédito o un seguro si tu vivienda está en un ecosistema donde puede haber algún tipo de afectación por cambio climático.

El Informe de Reisgos Globales 2024 de Marsh pone como uno de los grandes problemas al cambio climático, pero también a la desinformación. ¿Cómo termina siendo la desinformación un obstáculo en la lucha contra el cambio climático?

AB: La desinformación viene absolutamente de la nada. Para el desafío climático, la desinformación es realmente problemática. La gente es más selectiva con respecto a su fuente de noticias. Hay un ciclo de creencias reforzadas. Así, lo que debería ser una conversación sobre física, objetiva, se convierte en una conversación sobre un sistema de creencias y política. Eso hace que sea muy difícil abordar el tema (del cambio climático).

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¿La informalidad en distintas economías de América Latina también se vuelven otro obstáculo en la reversión del cambio climático?

AB: Mi respuesta no es específica para el Perú o para América Latina, sino que se refiere a la economía informal que existe en todas partes. Es más fácil [el cambio] en las economías más formales, donde el gobierno y el sector privado pueden generar cambios.

Con la agricultura hay un enorme número de estudios que muestran que la agricultura regenerativa es más sostenible y rentable, pero el cambio (pasar de la convencional a a regenerativa) tarda cinco años. ¿Cómo financiamos a los agricultores, especialmente en la economía informal, pasando del estado actual al estado futuro? Se puede hacer a través de filantropía, pero necesitamos suficientes instituciones confiables para que los agricultores tomen ese riesgo y crean que en cinco años serán mejores a través de la agricultura regenerativa, tener modelos para que las personas en la economía informal puedan ver un camino a seguir. Y luego necesitamos incentivos del gobierno, del sector público y potencialmente del sector privado para ayudarlos a ejecutar eso.

La minería es interesante, porque hay mucha presión en los mercados para demostrar que no hay abusos de derechos humanos en la cadena de suministro. Cuando ves a trabajadores informales en el sector, puedes ver condiciones de trabajo pobres y trabajo infantil. Así, vemos al sector privado interviniendo en economías cómo el de la minería informal. Un ejemplo sería en la República Democrática de Congo, donde el sector privado se unió para intentar erradicar el trabajo infantil en la industria minera. Eso tienen que hacerlo cuidadosamente, porque si solo dejan de comprarle a la comunidad informal lo que producen, [estos] van a terminar pasando hambre, así que intentan hacerlo de una manera responsable, tratando de mejorar la calidad de vida de las personas.

Podríamos ver cambios en la pesca, en el cambio de combustible a biodiésel y bioetano, así las personas pescan con combustibles más sostenibles y va de la mano con programas educativos para pescar de manera más sostenible.

RS: El ejemplo que se trae es muy importante en relación a la agricultura. Cuando uno mira el inventario de gases de efecto invernadero del Perú, cerca del 50% de emisiones se reconoce por agricultura y cambios en el suelo. El tema de la agricultura cobra relevancia, así como la ganadería y lo que pueda ser deforestación. Y en el tema de generación de energía, prácticamente el 50% de la generación energética está relacionada con el gas y eso es importante. La generación de energía con gas es un mecanismo para atender fenómenos de variabilidad climática como el Niño o la Niña.

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¿Qué rol tiene el sector público? En Europa se va a aplicar la regulación que permite el ingreso de determinados productos libres de deforestación a partir de diciembre del 2025.

AB: La señal de demanda corporativa es un agente de cambio muy poderoso y un bloque como la Unión Europea es capaz de enviar una señal de demanda muy fuerte de que se quiere comprar productos de bajo carbono, baja deforestación, con sostenibilidad y que no hayan afectado los derechos humanos. Eso es lo que queremos consumir. El sector público fue capaz de establecer un marco que da una señal de demanda muy clara al resto del mundo. También hay tarifas si no se cumple ese estándar.

Me gusta el hecho de que Europa esté estableciendo una señal de demanda, con un alto estándar ambiental. Reconozco que algunas de las consecuencias en otras partes del mundo serán bastante difíciles. Pero, en balance, creo que es algo positivo para la lucha contra el cambio climático.

RS: La Unión Europea hizo una apuesta al 2030 que se llama ‘Fit for 55′, que busca reducir las emisiones de efecto invernadero en un 55%. Pero ya se puso una tarea al 2040 que es [la reducción del] 90% y crearon un mecanismo de mercado para el que quiera importar o exportar al territorio de la Unión Europea tiene que cumplir con esas características.

¿Este alto estándar también lo deben de establecer otros gobiernos de América Latina? ¿Perú debería de establecerlos?

AB: No creo entender los desafíos locales suficientemente bien para poder responder eso, porque hay consecuencias y hay un tiempo. En Europa hemos trabajado en esto por un tiempo muy largo. Los retos de cada país son propios y particulares como para que la adoptación de una regulación para todos funcione y tenga efecto.

RS: Es lo que el Acuerdo de París ha venido diciendo: pones una meta que se llama la Contribución Nacionalmente Determinada y cada cinco años tienes una obligación de extraer una nueva meta que implica la no regresión. Es decir, debes tener una meta cada vez más ambiciosa para cumplir con el objetivo o la aspiración del Acuerdo de Paris, que es aumentar la temperatura como máximo en 1,5 grados promedio. Eso es lo que ha venido haciendo el gobierno del Perú: emitió su primera Contribución Nacionalmente Determinada, emitió la segunda contribución y se espera que entre este y el próximo año tenga una nueva Contribución Nacionalmente Determinada.

¿Ven que hay un desacoplamiento entre crecimiento económico y afectación medioambiental?

AB: Todavía no ponemos un precio a todos los factores externos, a la proveeduría del agua o al manejo del costo de la polución. El costo del medio ambiente no es algo que se incorpore en las ecuaciones económicas de los negocios privados o en las evaluaciones que un gobierno puede incorporar a estas variables.

Volvamos a Europa. Las bebidas venían embotelladas en recipientes de vidrio. El costo de limpiarlas y volver a utilizarlas recaía íntegramente en la empresa que comercializaba la bebida. Cuando se pasó a las botellas de plástico, se pasó al gobierno el costo de lidiar con el desastre. Siempre hemos empujado los costos ambientales fuera de nuestros modelos de negocio, y todavía no están completamente de vuelta.

En Reino Unido estamos empezando a valorar la biodiversidad y estamos diciendo que cada vez que construyes algo, debes mejorar la biodiversidad de tu medio ambiente por al menos un 10%, a veces es más que 30% o 40%. Estamos empezando a poner un valor económico en las externalidades, pero creo que hay un largo camino.

¿Los proyectos de energías renovables en la región son suficientes o se necesitan más?

AB: Generalmente tratamos de movernos de un mundo de generación de energía por moléculas a uno por electrones, es la electrificación de la red. Latinoamérica tiene un buen suministro de electrones. Sin embargo, su consumo de energía aumenta considerablemente a medida que crece la clase media. El tema es que sigue habiendo un déficit de energía. Tenemos que asegurarnos de tener suficientes electrones, pero también asegurarnos de mejorar la eficiencia en el aumento del uso de electrones.

“Tenemos que hacer que nuestros edificios sean más eficientes, especialmente en las partes del mundo que se están calentando más rápido”

Amy Barnes , líder global de sostenibilidad y estrategia de cambio climático de Marsh McLennan.

¿Cómo ven la situación en construcción?

AB: Cuando se trata de construcción, globalmente el 70% de edificios que están ahora todavía seguirán en 2050 y no son suficientes. Tenemos que hacer que nuestros edificios sean más eficientes, especialmente en las partes del mundo que se están calentando más rápido, donde el uso del aire (acondicionado) va a aumentar. No solo se trata del confort, también de salvar vidas. Necesitamos mejorar la eficiencia de los edificios existentes y tenemos que asegurarnos de que los nuevos edificios que se construyen sean buenos, inteligentes, eficientes, pero también necesitan ser resilientes al cambio climático. Esos edificios necesitan ser capaces de resistir los peligros climáticos que van a ser afectados.

Y en la mayor parte del mundo, los códigos de construcción no son suficientes para contemplar el clima del futuro. Como Marsh McLennan, estamos haciendo un montón de trabajo sobre eso.

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RS: Adiciono un tema. Como países en vía de desarrollo, uno de los sectores que más crece es el transporte y es difícil pasarlo de moléculas a electrones. Eso se mantiene muy bien, especialmente cuando tenemos los Andes y no existe la tecnología que sea capaz de llevar la carga para cruzar los Andes con electrones. Es importante tenerlo en cuenta. Podemos conseguir vehículos eléctricos híbridos para la urbe, pero no de esa otra manera.

En temas de construcción, tenemos una aproximación muy cercana a entender las estructuras de los edificios y somos capaces de identificar esas ineficiencias de las que nos está hablando. Eso es parte fundamental del ejercicio que nosotros hacemos desde el punto de vista del acompañamiento al aseguramiento, y vemos esas oportunidades para efectos de lo que significa el financiamiento del riesgo. Eso es entre lo existente.

Hacemos todo el acompañamiento desde una mirada estratégica de dónde se va a ubicar un negocio, por ejemplo, y cómo el día de mañana el tema del clima lo va a afectar, si van a haber inundaciones, sequías y demás. Y acompañamos con una la mirada estratégica.

¿Qué otros proyectos se vienen realizando desde Marsh para mitigar los efectos del cambio climático?

AB: Venimos con este proceso de descarbonizar la economía. Hay muchos proyectos para financiar y para que se pueda volver viable un aseguramiento asociado, como en la adopción de nuevas tecnologías y demás. Buscamos que un banco, un fondo de capital privado o un inversionista en general, pueda tomar el proyecto de inversión como parte de una estrategia de financiar ese tipo de iniciativas.

¿Cuánto es el monto financiado?

AB: Globalmente, la inversión necesaria para la descarbonización de la economía debería estar en el orden de los US$5 a US8 trillones de dólares para llegar a donde se quiere llegar, y el gasto que se tiene hoy día anual es US1,3 trillones.

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¿Aún estamos a tiempo para generar una reversión del cambio?

AB: Necesitamos mantenernos optimistas, pero la ventana se está cerrando muy rápido.

Aún en el escenario más optimista, ¿habrán efectos permanentes?

AB: Hay una verdadera preocupación. No queremos que la gente desista. Todavía tenemos que intentar. Mientras que estamos muy tarde nuestra ventana se cierra muy rápido.

RS: Hay un trabajo muy fuerte que hace Marsh McLennan en términos de personas, entender la transición, cómo es que las personas, las organizaciones, los trabajadores tienen que entender esa transición, cuáles serán los efectos del clima y cómo podemos ofrecer soluciones que permitan hacer esa transición.

¿Cómo es este trabajo de enfoque a las personas desde la compañía?

RS: Hay necesidades de transición de empresas, donde hay una cantidad de profesionales que deben atravesar el cambio. Geólogos, geotecnistas, ingenieros de petróleo, por empleo. El acompañamiento de esas organizaciones lo estamos haciendo.

Dos, desde el punto de vista de salud, entender qué van a significar esos temas de variabilidad climática cuando se tienen mayores precipitaciones. Hay más enfermedades respiratorias agudas y eso tiene efectos. Empezamos a construir unos indicadores y unos planes de gestión frente a ese tema. En algunas ciudades, no necesariamente en Perú pasa, pero en Sao Paulo, Santiago de Chile, Bogotá entre otras, tienen problemas de contaminación del aire. También miramos el tema de salud, cómo se pueden gestionar los temas de salud desde las organizaciones.

Entonces empezamos a generar eso y cómo eso le afectaría a su póliza de vida en un futuro, porque puede tener afectaciones de enfermedad respiratorias agudas, entre otros temas.

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